AGRESORES TENÍAN LA DIRECCIÓN DEL FUNCIONARIO, NOMBRES DE SUS FAMILIARES Y TELÉFONOS DE CONTACTO
Crimen organizado en cárcel Santiago 1: información personal de gendarme amenazado con disparos en su casa fue facilitada por sus colegas
07.08.2025
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AGRESORES TENÍAN LA DIRECCIÓN DEL FUNCIONARIO, NOMBRES DE SUS FAMILIARES Y TELÉFONOS DE CONTACTO
07.08.2025
La investigación sobre la inédita amenaza contra un comandante de Gendarmería —con disparos, una carta y una corona fúnebre— destapó una preocupante filtración de datos internos: la información personal del funcionario, que trabajaba en Santiago 1, fue entregada a los atacantes por colegas del mismo recinto penitenciario. El caso suma una nueva alerta sobre la creciente infiltración del crimen organizado en Gendarmería, que ya enfrenta múltiples denuncias por vínculos entre sus empleados y grupos como el Tren de Aragua.
Créditos imagen de portada: Víctor Huenante / Agencia Uno
En abril pasado, tres sujetos se movilizaron hasta la casa de un comandante de Gendarmería, ubicada en Cauquenes (Maule). Allí dejaron una corona de flores, una carta y descargaron un arma de fuego contra la puerta del domicilio. “Descansa en paz (iniciales tarjadas). Se despide tu familia, pronta muerta. Así como estás muerto tú, vamos por tus amigos SAPOS. Tenemos todas las ubicaciones de todos. Atte: Los Contra del Abuso”, decía la misiva.
El caso se difundió rápidamente por la prensa. Hasta la fecha, no se habían registrado amenazas de ese calibre en contra de personal de Gendarmería u otra institución pública. Lo que no se conocía hasta ahora, es que la información personal del funcionario amenazado fue proporcionada por un grupo de colegas, quienes desempeñan funciones en la cárcel Santiago 1, al igual que el afectado.
CIPER confirmó que el antecedente surgió en la investigación que se inició a partir de las amenazas y que asestó su primer golpe el 15 de abril pasado, cuando los presuntos atacantes fueron detenidos en Estación Central, luego de un operativo conjunto de la Policía de Investigaciones (PDI) y la Fiscalía Metropolitana Occidente. Los sujetos fueron identificados como ciudadanos venezolanos en situación irregular, de 18, 21 y 30 años y se les vinculó al Tren de Aragua. Fueron formalizados por homicidio frustrado, porte ilegal de armas de fuego, amenazas y asociación delictiva.
La filtración de la información del comandante desde dentro de Gendarmería es otra señal de la vulnerabilidad de la institución ante la infiltración del crimen organizado. En el último tiempo, han surgido varios casos que muestran cómo esta fuerza de seguridad es permeable a organizaciones criminales, que buscan su apoyo para realizar actividades ilegales dentro o fuera de los recintos penales.
En junio de este año, CIPER reveló que al menos 11 miembros del Tren de Aragua, detenidos en diversas cárceles del país, tenían teléfonos celulares con los que eventualmente pueden dirigir delitos en el exterior. Esto devela una evidente falla de control de parte de Gendarmería que hace inútiles los esfuerzos del Ministerio Público y de las policías para neutralizar el crimen organizado con el encarcelamiento de sus miembros, ya que siguen activos desde la prisión (vea el reportaje).
Imagen referencial (Créditos: Hans Scott / Agencia Uno)
Y en julio pasado, tres gendarmes de la cárcel de Arica fueron formalizados por haber “facilitado” y “permitido” el homicidio de un interno a manos de otro recluso. Hasta ahora, la evidencia reunida en el caso, apunta a que los involucrados obligaron a empujones a la víctima a salir al lugar donde lo esperaba su atacante, entre otras irregularidades (vea el artículo).
Frente a estos hechos, el exdirector nacional de Gendarmería, Christian Alveal, señala que “a medida que el crimen organizado se consolida, aumenta su capacidad para cooptar a funcionarios públicos de diversas instituciones. Los sistemas penitenciarios no son la excepción. Por el contrario, suelen ser la primera señal de cuánto ha avanzado esta infiltración. La corrupción dentro de Gendarmería es una manifestación clara de esta dinámica. Es un fenómeno creciente, y cuando se detecta su presencia en el sistema penitenciario, generalmente ya ha alcanzado cierto grado de madurez y control sobre espacios clave dentro de las cárceles”.
Alveal, que además es asesor de seguridad en la campaña presidencial de Evelyn Matthei, afirma que la presencia de bandas transnacionales –como el Tren de Aragua—ha cambiado profundamente la dinámica carcelaria y las amenazas a la que se exponen los gendarmes, ya que su objetivo es “controlar las cárceles del mismo modo que han logrado ejercer dominio sobre territorios completos fuera de ellas”, y para lograrlo “no tienen reparo alguno en atacar a funcionarios o incluso a sus familias si los perciben como obstáculos”.
Para combatir la corrupción interna, el exdirector de Gendarmería apunta a que es necesario “desterrar cualquier lógica de defensa corporativa” e identificar y apartar a los funcionarios “que han cruzado la línea ética y legal”. “La institución debe utilizar todas sus capacidades internas para coordinarse con el Ministerio Público, de manera que estos funcionarios no solo sean destituidos, sino también condenados penalmente, sin acceso a atenuantes. Solo así se podrá salvaguardar la integridad de quienes sí cumplen con su labor, y restaurar la confianza en el sistema penitenciario”, concluye.
CIPER envió a Gendarmería consultas específicas sobre la amenaza que afectó el funcionario en abril de este año y el origen de la información que obtuvieron sus atacantes. Hasta el cierre de este artículo, no hubo respuesta.
De acuerdo con los datos expuestos en la audiencia de formalización de los sujetos que amenazaron al comandante de Gendarmería en su domicilio, el origen del ataque se remonta a marzo de este año, cuando un grupo de internos de Santiago 1, autodenominado “Los contra el Abuso”, se coordinaron para obtener información personal del comandante. Su objetivo era conocer la dirección particular del funcionario, nombres de familiares y teléfonos de contactos.
Según información preliminar, en el cumplimiento de sus funciones habituales, el gendarme objeto de las amenazas había allanado galerías, celdas y módulos del recinto penal, incautando elementos prohibidos como celulares, droga, equipos de humidificación, proyectores de luz nocturnos o conexiones eléctricas independientes.
Los antecedentes ventilados en la formalización indican que, una vez que obtuvieron los datos que necesitaban, los internos se contactaron con los tres sujetos que finalmente acudieron hasta la casa del gendarme.
De acuerdo con la misma información, los presuntos atacantes arribaron a las ocho de la mañana del 4 de abril a Cauquenes, en un auto gris, marca Chery, modelo Fulwin, que arrendaron pocos días antes. Circularon por la ciudad hasta que, cerca de las 22.30, se dirigieron a la casa del comandante para dejar la corona de flores, la carta y disparar diez veces un arma de fuego calibre 9 mm. contra la puerta de madera del domicilio. Luego, escaparon de vuelta a Santiago.
Pocos días después del ataque, el 8 de abril, las amenazas continuaron. Una de las hermanas del comandante recibió un mensaje en su teléfono: “Parece que no entiendes los mensajes, (iniciales tarjadas del funcionario de Gendarmería) sigue paqueando los módulos 14 y 19, que ahora sí te mataremos”. El texto incluía amenazas dirigidas a otros funcionarios -identificados por sus iniciales- y cerraba con una advertencia directa: “Mándale este mensaje a la mierda de tu hermano, si no serás la primera en morir”.