Señor director: Una Constitución es la base fundamental del funcionamiento orgánico de una sociedad y, sobre todo, debe garantizar derechos sociales ciudadanos. Sin embargo, en este proceso constitucional preocupa la ausencia de mecanismos de participación ciudadana, y que el dogmatismo conservador sea el regidor del Consejo. Más que evolución, existe retroceso en derechos fundamentales ciudadanos.
El artículo 1 de la actual Constitución señala: «Todos los ciudadanos son iguales en dignidad y derechos». Pero esta igualdad sustantitiva, ¿acaso no es justa también con el otorgamiento de derechos a que las mujeres opten por el ejercicio sobre su cuerpo (y, especialmente, en caso de abuso sexual). Un abuso genera traumas psicoemocionales, y no puede ser normalizado que un violador ejerza una relación sexual forzada y violenta. Por eso es momento de que el debate en desarrollo abandone toda clase de prejuicio y mentalidad conservadora.
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Pero..... ¿cómo es la cosa? ¿No es éste un consejo constitucional estrictamente paritario? ¿Cómo es que, estando compuesto exactamente por la misma cantidad de hombres que de mujeres, están siendo eliminados los principales derechos de las mujeres? Parece que la bandera de la paridad estaba plantada en premisas falsas: lo que importa no es el sexo, sino el seso. Ojalá que los seguidores y las seguidoras de lo (supuestamente) políticamente correcto, hayan aprendido la lección.
