Wendi, la mujer del magnate
20.07.2011
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20.07.2011
En un discreto segundo plano, Wendi Murdoch (42 años) permaneció circunspecta y tiesa, como si no respirara, acompañando a su marido en la comparecencia ante la Comisión de Cultura del Parlamento Británico. Rupert Murdoch y su hijo James rendían cuenta por el escándalo de las escuchas ilegales que afectan a los medios británicos de su propiedad.
La figura de Wendi pudo haber pasado casi inadvertida de no ser porque en plena sesión, el magnate fue agredido por un hombre que se acercó a lanzarle espuma de afeitar. Entonces, a la velocidad del rayo, Wendi se levantó de su asiento y contuvo eficientemente al agresor. Más rápido que el propio hijo del magnate. Más rápido que la policía. Wendi se comportó como una celosa guardiana y, de paso, aprovechó de cobrarse venganza lanzándole una certera y contundente cachetada al agresor.
La imagen dio la vuelta al mundo y situó a Wendi en un lugar donde su esposo ha empeñado todo su poder para sacarla de ahí.
Deng Wenge (nombre de soltera) tiene 37 años menos que Murdoch, suma 12 de casada con el magnate y ambos se conocieron en 1997, cuando ella era empleada de News Corporation Hong Kong. Murdoch, que estuvo casado en segundas nupcias por tres décadas, se divorció en 1999 y 17 días después se casaba con su actual esposa.
Desde entonces los medios centraron su atención en la heredera del imperio mediático más grande y poderoso del mundo.
Wendi nació en China y a los 19 años llegó a Estados Unidos para estudiar Economía. Su traslado obedeció a la ayuda de un matrimonio estadounidense que le dio albergue. De acuerdo con El País de España, el problema fue que la invitada se involucró afectivamente con el dueño de casa y esa relación fue descubierta por la mujer de este.
Poco después contrajo matrimonio y, según un artículo publicado en 2000 en The Wall Street Journal, siete años antes de que Murdoch adquiriera ese periódico, el matrimonio duró “siete meses más de lo que lo que Deng (Wenge) necesitaba para obtener una green card que le permitiera vivir y trabajar en EE.UU”. Según el mismo reportaje, la ruptura se debió a que ella tenía una relación con un hombre 25 años menor que su marido.
Por cierto que estas revelaciones no le agradaron en absoluto a Rupert Murdoch, quien, en adelante, empeñó todos sus esfuerzos por ocultarlas. Al punto que, según un antiguo artículo de El País, cuando el diario Syney Morning Herald encargó un perfil de la mujer al periodista Eric Ellis, este recibió 25 mil dólares a cambio de varios meses de investigación que terminaron en nada: el artículo nunca se publicó y el Sydney Morning Herald terminó en manos de Murdoch. Sin ir más lejos, en Australia, su país de nacimiento, Murdoch es dueño del 75% de los medios.
Ahora que el magnate ha caído en desgracia, y que el video de la agresión da la vuelta al mundo, poco puede hacer para impedir que Wendi vuelva a la palestra pública. Bien lo sabe el mismo Murdoch. A fin de cuentas, la prensa no es más que un negocio.