Horrores en Guantánamo
26.04.2011
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26.04.2011
Después de que se revelaran los horrores ocurridos al interior de la cárcel de Abu Ghraib, donde soldados estadounidenses torturaban a los presos iraquíes, el país responsable de aquellas prácticas pareció haber aprendido la lección. Hubo investigaciones del Ejército de Estados Unidos, del Senado y del Pentágono, y si bien sólo fueron condenados militares de baja graduación, hubo algo parecido a un mea culpa por parte George Bush Jr: “Abu Ghraib fue otra de las grandes decepciones”, dijo el Presidente al concluir su mandato.
Pues bien, a siete años de que se conocieran los tormentos en Abu Ghraib el diario El País de España desclasifica documentos de Wikileaks que dan cuenta de hechos similares ocurridos en la cárcel de Guantánamo. Según esa información, treinta detenidos en ese penal que padecían enfermedades mentales, depresiones graves y trastornos de personalidad siguieron retenidos aún a sabiendas de su estado de salud por parte de sus captores. Varios intentaron quitarse la vida y al menos tres lo lograron. El relato detallado de algunos de estos casos resulta conmovedor:
“Modulá Abdul Raziq, de 40 años, consumía sus propias heces, bebía champú y embadurnaba con excrementos su cuerpo desnudo en una celda de Guantánamo. Es uno de los presos que menos tiempo ha permanecido en el penal, ocho meses, y fue transferido a Afganistán en septiembre de 2002, antes de que comenzaran los juicios que revisan el estatuto de combatiente enemigo. El afgano logró la libertad no porque los norteamericanos reconocieran su equivocación, sino porque su lamentable estado psiquiátrico «dificulta o imposibilita obtener información durante los interrogatorios», según señala un informe secreto en el que el general de brigada Michael R. Lehnert, del cuerpo de Marines de Estados Unidos, pide su repatriación a Afganistán”.
Los cable filtrados por Wikileaks también dan cuenta del caso de un supuesto cocinero vinculado a Al Qaeda que padece alteraciones mentales y en una docena de oportunidades intentó quitarse la vida. Lo propio hizo un joven uzbeco, ex estudiante de teakwondo que viajó a Afganistán para vengar la muerte de un familiar. En el informe de su caso se consigna que si bien no participó en acciones terroristas, «su conducta agresiva y pasado familiar lo convierten en un atractivo objetivo para el futuro reclutamiento».
Los cables permiten hacerse una idea del clima de violencia y maltrato que se vive a diario en Guantánamo: varios de los 779 reclusos escupieron al rostro de sus vigilantes y arrojaron comida, zapatos, heces y orina. Como contraparte, los cables acusan extremas medidas disciplinarias impuestas por los captores, quienes sancionan hechos como poseer una excesiva cantidad de comida, ayunar, pasar comida a otro compañero, «dañar la propiedad del Gobierno» al escribir en la pared, entre otros.
La información sobre Guantánamo aparece a menos de una semana de que el retirado general Ricardo Sánchez, responsables de las tropas estadounidenses en Irak y vinculado a las torturas en Abu Ghraib, anunciara su intención de presentarse como candidato al Senado en representación del Partido Demócrata.