Crisis en el mundo árabe: la hipocresía de Occidente
19.04.2011
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19.04.2011
Fue el 11 de febrero pasado, a las 21:21 hora local, cuando por medio de un comunicado televisado el vicepresidente de Egipto Omar Suleiman anunció que Hosni Mubarak renunciaba al cargo de presidente. Así lo dio a conocer entonces el diario español La Vanguardia. Egipto venía enfrentando desde fines del 2010 varias revueltas que fueron creciendo en número e intensidad en sus manifestaciones, pidiendo la renuncia de quien llevaba varias décadas en el poder. Y lo consiguieron.
La demisión del presidente Mubarak, el 11 de febrero pasado, pronto acarreó consecuencias internacionales, produciendo un efecto dominó. Varias naciones hermanas, como Yemen, Jordania, Siria, Bahréin, Irak, Libia, Irán y Marruecos, comenzaron a exigir la renuncia de sus líderes.
Todas estas protestas han generado centenas de muertes, de las cuales no están eximidos ni siquiera niños, como relata el sitio web Que.es. En Libia la revuelta desencadenó una guerra civil y algunos medios, como El País de España, denuncian que Muamar Gadafi estaría usando municiones de guerra prohibidas –como las bombas de racimo- en su lucha contra los rebeldes, provocando víctimas civiles con ellas. Lo sorprendente es que las bombas de racimo las compró Gadafi al propio gobierno español, que ahora integra la alianza que intenta derrocarlo “por razones humanitarias”, supuestamente para proteger a la misma población civil que cae bajo el fuego de armas fabricadas en España y vendidas por 3,8 millones de euros al líder libio en 2008, hace sólo tres años.
Pero al parecer lo que más está complicando a occidente en esta llamada “crisis del mundo árabe” no son solo las revueltas y las cantidades de muertos que cada día llenan páginas de los medios internacionales, sino la crisis financiera que ya se prevé y que traerá consecuencias a muchos países. Según declaraciones recogidas en El Universal de Caracas, el Banco Mundial teme que el empeoramiento de las condiciones en estos países hará descarrilar el crecimiento de la economía global.
Para el analista político español Luis Piñero, las preocupaciones humanitarias que surgen en Occidente a causa de la crisis del mundo árabe no son más que una hipocresía.