¿Qué revela el traspaso de votos entre candidatos de la primera y segunda vuelta presidencial?
23.12.2025
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23.12.2025
Esta columna forma parte del proyecto Análisis de las Elecciones 2025, desarrollado por el Núcleo Milenio para el Estudio de la Política, Opinión Pública y Medios en Chile (MEPOP), que aglutina a académicos de distintas universidades. En este texto, su autor utiliza una metodología para intentar entender hacia dónde se fueron en el balotaje los votos que no fueron ni de Kast ni de Jara en la primera vuelta. Sostiene que «la estimación de los traspasos de votos resulta especialmente relevante al momento de evaluar los recurrentes diagnósticos sobre el surgimiento de un supuesto “nuevo ciclo político”. Si bien es indiscutible que han surgido fuerzas políticas con capacidad de incidir en la competencia nacional, la evidencia sugiere que estamos frente a un fenómeno menos rupturista de lo que a menudo se afirma».
Créditos imagen de portada: Cristian Viveros / Uno Noticias
Chile celebró recientemente un proceso electoral en el que se eligieron Presidente de la República, Diputadas y Diputados, y Senadoras y Senadores, estos últimos en la mitad de las circunscripciones del país. Este análisis, sin embargo, se concentra exclusivamente en la elección presidencial y, en particular, en la dinámica que se produjo entre la primera y la segunda vuelta.
Dado que ninguna candidadura logró más del 50% de los votos en la elección realizada en noviembre, la definición del cargo se trasladó a un balotaje entre las dos primeras mayorías relativas: José Antonio Kast y Jeannette Jara, quienes obtuvieron el 23,92% y el 26,85%, respectivamente, de la votación válidamente emitida.
Una forma habitual de anticipar el resultado de una segunda vuelta consiste en sumar aritméticamente los votos de la primera vuelta, agrupando candidaturas según su proximidad ideológica. Si bien el resultado del escenario final no se aleja completamente de esa lógica, dicha operación resulta analíticamente limitada. Existen herramientas probabilísticas que permiten una estimación más precisa del comportamiento electoral, particularmente respecto de cómo se produce el traspaso de votos entre una vuelta y otra.
En este análisis se utiliza la inferencia ecológica, una metodología que busca aproximarse a inferir cómo votaron las personas a partir de datos agregados observables, comúnmente denominados datos “ecológicos”. Este término se refiere a datos agregados al nivel de comunas y regiones, en lugar de a nivel individual, algo que es inobservable directamente en una elección. Este enfoque permite estimar cómo pudieron haberse redistribuido las preferencias del electorado que participó en la primera vuelta presidencial en relación con la votación efectivamente observada en la segunda vuelta.
En términos generales, la elección de noviembre no logró configurar una opción presidencial claramente mayoritaria, cuestión que ha dado y seguirá dando lugar a múltiples interpretaciones políticas. Sin embargo, el objetivo de este análisis es más acotado: es describir empíricamente el resultado electoral y concentrarse en los patrones de transferencia de votos que permiten comprender mejor el desenlace del balotaje.

De los más de 15 millones de electores habilitados para sufragar en el territorio nacional, dos candidaturas superaron el 20 % de la votación en la primera vuelta presidencial: Jeannette Jara, con un 26,75%, y José Antonio Kast con un 23,96%. Entre ambos se definió la contienda en una segunda vuelta. El resto de las preferencias se distribuyó principalmente, entre Franco Parisi (19,80%), Johannes Kaiser (13,40%), Evelyn Matthei (12,44%) y un conjunto de candidaturas con apoyos menores.
Estas cifras corresponden a la votación válidamente emitida. No obstante, para un análisis riguroso de la transferencia de votos entre la primera y la segunda vuelta, resulta indispensable ampliar el universo de observación e incorporar también los votos nulos y blancos, así como la abstención. Esto es posible gracias a que el padrón está construido mediante inscripción automática y participación obligatoria. Este marco permite considerar, con mayor precisión, al total de electores habilitados para votar, como un universo relevante para estimar los flujos de votación, incluidos aquellos que optaron por no emitir un voto válido.
En la segunda vuelta, la votación válidamente emitida se concentró mayoritariamente en José Antonio Kast, quien obtuvo un 58,2 %, frente al 41,8 % alcanzado por Jeannette Jara. Al mismo tiempo, se observa que la votación nula y blanca prácticamente se duplicó respecto de la primera vuelta, mientras que los niveles de abstención no registraron variaciones sustantivas entre ambos comicios.
El análisis de Inferencia Ecológica de King et al (1999 y 2004) nos arroja los siguientes resultados:

En términos generales, se observa una consistencia ideológica bastante estable y consistente entre las candidaturas asociadas a los partidos políticos tradicionales. La votación obtenida por José Antonio Kast se mantiene con el candidato en la segunda vuelta; lo mismo ocurre con el electorado de Jeannette Jara. La votación de Johannes Kaiser se transfiere casi íntegramente hacia Kast, mientras que las candidaturas con los menores niveles de apoyo tienden a concentrar su traspaso hacia Jara. Bajo esta lógica, una simple suma aritmética de preferencias ideológicamente afines reproduce, hasta este punto, resultados similares a los que arroja cualquier análisis de mayor complejidad.
Sin embargo, la Inferencia Ecológica permite desagregar con mayor detalle el comportamiento del resto del electorado y ofrece una lectura más precisa de los traspasos de votación. En el caso de Franco Parisi, la mayoría de su electorado optó por Kast en la segunda vuelta, pero aproximadamente uno de cada cuatro votantes optó por Jeannette Jara, mientras que cerca de uno de cada cinco prefirió anular o votar en blanco. Para la candidatura de Evelyn Matthei, alrededor de dos tercios de su votación se transfieren a Kast, casi un quinto a Jara y aproximadamente uno de cada diez electores opta por un voto inválido en el ballotage.
Un hallazgo particularmente relevante es el cambio en el comportamiento del electorado que emitió votos nulos o blancos en la primera vuelta. A pesar de representar un porcentaje reducido del total (3,2%), más de la mitad de estos electores optaron por votar a favor de Jeannette Jara en la segunda vuelta, lo que sugiere que la votación inválida no constituye necesariamente un rechazo permanente a la competencia electoral.
Finalmente, se observa un comportamiento notablemente estable entre quienes no participaron en ninguno de los dos procesos. Este fenómeno puede responder a, al menos, dos explicaciones no excluyentes: por una parte, la existencia de un segmento del electorado que, aún bajo un régimen de voto obligatorio y eventuales sanciones, simplemente no participa; por otra, posibles desajustes administrativos en la construcción del padrón electoral, que dificultan que este represente de manera fidedigna al electorado efectivamente habilitado para votar.
Es importante subrayar que esta técnica constituye únicamente una aproximación al comportamiento electoral individual, allí donde la observación directa no es posible. Probablemente se trata de una de las mejores herramientas econométricas disponibles para este tipo de análisis; sin embargo, conviene no perder de vista que una de las virtudes fundamentales de los regímenes democráticos es precisamente la opacidad del voto individual. No sabemos cómo vota cada persona, ni tampoco conocemos los resultados de una elección antes de que esta se realice.
Los resultados aquí presentados son consistentes tanto con encuestas de opinión como con la literatura comparada reciente. La estimación de los traspasos de votos resulta especialmente relevante al momento de evaluar los recurrentes diagnósticos sobre el surgimiento de un supuesto “nuevo ciclo político”. Si bien es indiscutible que han surgido fuerzas políticas con capacidad de incidir en la competencia nacional, la evidencia sugiere que estamos frente a un fenómeno menos rupturista de lo que a menudo se afirma.
En particular, los patrones observados parecen responder más bien a un comportamiento estratégico del electorado frente a la oferta programática disponible, antes que a un reordenamiento profundo del sistema político. En este sentido, lejos de marcar una ruptura estructural, los resultados electorales refuerzan la idea de continuidad institucional, mediada por decisiones estratégicas de los electores más que por una transformación sustantiva del clivaje político vigente.
Este texto forma parte del proyecto Análisis de las Elecciones 2025, desarrollado por el Núcleo Milenio para el Estudio de la Política, Opinión Pública y Medios en Chile (MEPOP). Este centro de investigación interdisciplinar es apoyado por la Iniciativa Científica Milenio (ANID-NCS2024_007).
Puedes leerlo con sus referencias completas y otros textos en este link.