Acerca de la Cripto Lavadora
17.11.2025
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17.11.2025
La Cripto Lavadora —The Coin Laundry es el nombre del proyecto en inglés— expone cómo las compañías de criptomonedas han potenciado una economía en las sombras que se beneficia generosamente del crimen.
Liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), La Cripto Lavadora es una investigación transfronteriza pionera que revela cómo muchas de estas empresas obtienen ganancias de los ingresos de estafas, robos y otros delitos, mientras que aquellos que han perdido sus ahorros o medios de vida se quedan con pocas esperanzas de justicia.
Durante 10 meses de investigación, el ICIJ y 37 medios asociados de 35 países, entre ellos CIPER y LaBot, recopilaron cientos de direcciones de billeteras de criptomonedas —similares a números de cuentas bancarias— vinculadas a actividades ilícitas conocidas. Los periodistas las obtuvieron de víctimas de estafas, registros judiciales, listas de sanciones, casos de lavado de dinero y fraude, y quejas presentadas ante el regulador financiero de Seychelles, entre otras fuentes.
Luego, los reporteros desenredaron decenas de miles de transacciones registradas en cadenas de bloques públicas —los registros digitales de intercambios de criptomonedas— para exponer los flujos financieros globales detrás de redes de lavado de dinero, fraudes multimillonarios y otras empresas criminales. Un análisis del ICIJ muestra que las autoridades de todo el mundo hasta ahora han impuesto al menos US$ 5,8 billones (miles de millones) en multas, penalidades y acuerdos contra plataformas de intercambio de criptomonedas, también conocidas como exchanges.
Los periodistas entrevistaron a docenas de víctimas de estafas en 12 países y siguieron sus transferencias de criptomonedas a algunos de los exchanges más grandes del mundo. ICIJ y sus socios trabajaron con más de dos docenas de analistas de blockchain para revisar y verificar los hallazgos.
La Cripto Lavadora encontró que lavadores de dinero para narcotraficantes, operadores de centros de estafas del sudeste asiático y hackers norcoreanos utilizaron exchanges de marcas reconocidas para mover sus fondos.
La investigación del ICIJ determinó que hasta julio de 2025, el Grupo Huione, una institución financiera camboyana señalada por las autoridades estadounidenses dos meses antes como una «preocupación principal de lavado de dinero», envió aproximadamente un millón de dólares diarios en la moneda digital Tether a cuentas en Binance, el exchange de criptomonedas más grande del mundo. En total, la revisión del ICIJ descubrió que más de US$ 408 millones fluyeron de Huione a Binance entre julio de 2024 y julio de 2025.
Cientos de millones de dólares fueron trasladados de Huione a cuentas de clientes de Binance mientras la empresa estaba bajo la supervisión de un monitor designado por el tribunal. El monitor era parte del acuerdo de culpabilidad de Binance de noviembre de 2023 por violar las leyes antilavado de dinero de EE.UU. Binance acordó pagar US$ 4.3 mil millones, una de las penalidades corporativas más grandes en la historia de EE.UU.
La investigación del ICIJ encontró que al menos US$ 226 millones de Huione también fluyeron a cuentas de clientes en OKX, otro exchange importante de criptomonedas, durante los cinco meses posteriores a que OKX se declarara culpable en EE.UU. en febrero de operar un negocio de transmisión de dinero sin licencia. OKX acordó pagar más de US$ 504 millones en penalidades. Las transferencias de Huione continuaron después de que en mayo fuera catalogada como una «preocupación principal de lavado de dinero».
La Cripto Lavadora también identificó una opaca constelación formada por las llamadas mesas de efectivo y servicios de courier que permiten a cualquier persona con una billetera de criptomonedas retirar anónimamente enormes sumas fuera de la vista de los reguladores financieros. Repartidos en Hong Kong, Toronto, Londres, Estambul y otras ciudades, estos son un punto caliente nuevo y en gran medida sin vigilancia para el lavado de dinero.
Para descubrir cómo los criminales usan las criptomonedas para potenciar sus estafas, el ICIJ y sus medios aliados analizaron un supuesto esquema piramidal y Ponzi que estafó a víctimas de todo el mundo. Su cerebro, Vladimir Okhotnikov, de 47 años, está acusado de usar una plataforma de inversión en criptomonedas manipulada para robar al menos US$ 340 millones de inversores entre 2020 y 2022.
Los fiscales estadounidenses acusaron a Okhotnikov en 2023 por la supuesta estafa, pero permanece libre en Dubai (Emiratos Árabes Unidos), donde continúa impulsando esquemas similares, promovidos con eventos llamativos llenos de celebridades, campañas en redes sociales y una película coescrita por Okhotnikov y dirigida por el ganador del Oscar Kevin Spacey, que se estrenará en diciembre.
Los defensores de las criptomonedas dicen que las monedas y tokens digitales son más fáciles de monitorear que el dinero emitido por el gobierno porque cada transacción se registra en una cadena de bloques. Pero las transacciones complejas de criptomonedas pueden ser difíciles de seguir porque muchas pasan por billeteras digitales en plataformas que no recopilan información del usuario. Herramientas como «swappers» —software que permite a los usuarios cambiar automáticamente criptomonedas sin verificaciones de identidad— también pueden aumentar la dificultad de rastreo.
Los recursos requeridos para rastrear transacciones con precisión hacen que la tarea sea difícil tanto para las plataformas de intercambio de criptomonedas como para las fuerzas del orden. Más de una docena de ex trabajadores de cumplimiento en exchanges importantes, incluyendo OKX y Binance, dijeron al ICIJ y a su medio asociado The Toronto Star que, por su astucia, apenas podían seguir el ritmo a los criminales.
En teoría, es el trabajo de los reguladores de todo el mundo asegurarse de que las empresas de criptomonedas cumplan con sus obligaciones legales para combatir el lavado de dinero. Pero en la práctica, un mosaico de leyes y esfuerzos de aplicación a menudo fragmentados significan menos supervisión gubernamental para una industria donde los actores más grandes facilitaron un volumen de comercio de decenas de trillones de dólares el año pasado.
Mientras tanto, las pérdidas relacionadas con criptomonedas para consumidores y empresas están aumentando. Solo en EE.UU., el FBI estima que los estadounidenses perdieron US$ 9.3 billones (miles de millones) en estafas de criptomonedas en 2024, un aumento del 67% desde 2023. Eso es aproximadamente la mitad de la cantidad que Bernie Madoff recopiló de inversores en su esquema Ponzi de cuatro décadas.
Muchos de los que están en la primera línea de la persecución del cibercrimen dicen que carecen de las herramientas y el entrenamiento para rastrear criptomonedas robadas. E incluso aquellos que sí las tienen, como Alona Katz, jefe de la Unidad de Moneda Virtual de la Oficina del Fiscal de Distrito de Brooklyn (Estados Unidos), rara vez pueden obtener justicia o recuperar fondos perdidos para las víctimas porque los sospechosos estafadores a menudo están en países fuera de su jurisdicción. Katz ha tenido que explicar esto a las víctimas.
«Es más devastador de lo que puedo expresar con palabras», dijo. «He hablado con personas en sus 80 años que se están preparando para declararse en bancarrota por primera vez… adultos jóvenes que pensaron que estaban ayudando a su familia y vaciaron la cuenta bancaria común de la familia (…) Cuando eres el portador de las malas noticias, de que todo por lo que han trabajado durante toda su vida se fue en un abrir y cerrar de ojos, quiero decir, no hay palabras buenas».
La inmersión realizada por La Cripto Lavadora en las formas en que los criminales explotan los mecanismos y vulnerabilidades de las finanzas descentralizadas, llega en un momento crítico en el debate global sobre cómo detener el flujo de dinero sucio usando criptomonedas. Los gobiernos de todo el mundo han luchado por adaptarse. Las reglas de protección al consumidor y transparencia entraron en vigor en Europa a finales de 2024, pero los defensores dicen que no hacen lo suficiente para proteger a los usuarios. En EE.UU., el presidente Donald Trump ha supervisado una reducción de las acciones de aplicación contra la industria de criptomonedas, incluyendo el perdón al fundador de Binance Changpeng Zhao en octubre pasado, quien cumplió tiempo en prisión federal después de que él y su empresa se declararan culpables de violar las leyes de lavado de dinero.
Director: Gerard Ryle
Managing editor: Fergus Shiel
Deputy managing editor: Annys Shin
Project coordinator: Spencer Woodman
Senior editors: Whitney Joiner, David Rowell, Dean Starkman
Editors: Joanna Robin, Tom Stites
Head of data and research: Delphine Reuter
Deputy head of data and research: Karrie Kehoe
Data and research team: Denise Ajiri, Agustin Armendariz, Jelena Cosic, Jesús Escudero, Miguel Fiandor Gutiérrez
Reporters: Scilla Alecci, Isabella Cota, Ben Dooley, Roy W. Howard Fellow Sam Ellefson, Brenda Medina, Fergus Shiel, Spencer Woodman
Associate editors and fact checkers: Kathleen Cahill, Richard H.P. Sia
Copy editor: Angie Wu
Head of digital and product: Hamish Boland-Rudder
Digital editor: Joanna Robin
Digital producer: Carmen Molina Acosta
Web developer: Antonio Cucho Gamboa
Social media producer: Daniela Vivas Labrador
Chief technology officer: Pierre Romera Zhang
Deputy chief technology officer: Caroline Desprat
Technology team: Soline Ledésert, Bruno Thomas, Maxime Vanza Lutonda, Whitney Awanayah, Javier Ladrón de Guevara, Jorge González, Carolina Verónica López Cotán, Clément Doumouro, Marie Gillier
Design and illustration: Ben King, Fredy Delgado Jr.
Training manager: Jelena Cosic
