Venezuela como epicentro de la nueva estrategia hemisférica de Trump
25.08.2025
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25.08.2025
La presión que está ejerciendo Estados Unidos sobre Nicolás Maduro es el tema de esta columna escrita para CIPER. La autora señala que «un cambio de régimen en Venezuela podría traer estabilidad y beneficios para la región. Pero no puede depender únicamente de la Casa Blanca. América Latina debe asumir un rol activo, diseñar su estrategia y evitar ser un simple patio trasero. Las decisiones de Trump podrían redefinir la soberanía, la política energética y las correlaciones de poder. La región debe actuar con fuerza, no solo observar, para proteger su autonomía, garantizar estabilidad y asegurarse de que los cambios en Venezuela no sean dictados exclusivamente desde el exterior».
Créditos imagen de portada: presidencia.gov.ve
América Latina vuelve a estar en el radar de Estados Unidos, y Venezuela es ahora el epicentro de una estrategia que combina seguridad, presión política y ambiciones energéticas. Trump no oculta su disposición a actuar con fuerza. En agosto de 2017, preguntó en la Oficina Oval por qué “no podía simplemente invadir Venezuela”. Sus asesores, entre ellos H.R. McMaster y Rex Tillerson, lo desalentaron. El riesgo diplomático era alto: aliados clave como Colombia, Brasil y México rechazaban cualquier intervención. Sin embargo, la semilla del intervencionismo estaba plantada.
Maduro se convirtió entonces en el rostro del narcotráfico y la amenaza terrorista. En marzo de 2020, el Departamento de Justicia lo acusó formalmente de narco-terrorismo, junto a sus colaboradores, por conspirar para enviar toneladas de cocaína a Estados Unidos. Se ofrecieron 15 millones de dólares por información que condujera a su captura. Washington no buscaba solo sanciones: buscaba presión máxima y legitimidad para futuras acciones. La estrategia incluía aislar a Caracas y presionar a gobiernos vecinos. La región empezaba a comprender que el problema venezolano no era solo interno; era un asunto hemisférico.
En este segundo mandato, Trump no se guarda nada. La recompensa por Maduro subió a 50 millones de dólares. Tres destructores de misiles guiados fueron enviados frente a las costas venezolanas, roles que antes correspondían solo a la Guardia Costera. El USS Jason Dunham, USS Sampson y USS Gravely no son símbolos: son advertencias. Maduro respondió denunciando un intento de cambio de régimen y movilizando 4,5 millones de milicianos. América Latina observa, pero esta vez no puede permitirse la pasividad.
La designación de los carteles venezolanos como organizaciones terroristas cambia las reglas del juego. El Cartel de los Soles se convierte en objetivo político-militar, como Noriega en Panamá en 1989. Sanciones, recompensas y operaciones militares se combinan. La persecución ya no es local: puede ser extraterritorial. Los gobiernos vecinos se ven obligados a cooperar o enfrentar consecuencias. Es un recordatorio claro: en este tablero, quien no actúa, queda arrastrado por fuerzas externas.
Trump enfrenta además frentes internacionales complejos. La guerra en Ucrania se prolonga, Gaza e Israel generan tensión constante. En este marco, un triunfo rápido en América Latina sería simbólico y tangible. Un gobierno venezolano alineado con Washington no solo abriría acceso al petróleo estratégico (Venezuela produjo 886.000 barriles diarios en el mes de diciembre del 2024, según OPEP) sino que consolidaría influencia política y económica en la región, mostrando cómo la presión internacional puede moldear la política local.
Sí, un cambio de régimen en Venezuela podría traer estabilidad y beneficios para la región. Pero no puede depender únicamente de la Casa Blanca. América Latina debe asumir un rol activo, diseñar su estrategia y evitar ser un simple patio trasero. Las decisiones de Trump podrían redefinir la soberanía, la política energética y las correlaciones de poder. La región debe actuar con fuerza, no solo observar, para proteger su autonomía, garantizar estabilidad y asegurarse de que los cambios en Venezuela no sean dictados exclusivamente desde el exterior.