CIPER accedió a informes de los departamentos de Criminalística y Asuntos Internos de Carabineros, reportes del Servicio Médico Legal y testimonios de policías que participaron o presenciaron los hechos que derivaron en la muerte de dos jóvenes en las inmediaciones del Estadio Monumental, en abril, previo al partido entre Colo Colo y Fortaleza de Brasil, por la Copa Libertadores. Los antecedentes recogidos difieren de la versión que circuló inicialmente, acerca de que el carro policial golpeó una reja que aplastó a las víctimas, y apuntan a que el vehículo J-1224 impactó directamente a cuatro personas, dos de las cuales murieron, mientras que las otras se retiraron del lugar aparentemente sin lesiones graves y siguen sin ser identificadas. Uno de los reportes policiales encontró evidencia de que la parte inferior del carro fue sometida a una “leve limpieza”.
Créditos imagen de portada: Diego Martin / Agencia Uno
La fiscalía logró reunir ya una serie de pruebas y testimonios que apoyan por diversas vías la tesis de que los jóvenes Martina Riquelme (18) y Mylán Liempi (12) fallecieron luego de ser atropellados directamente por el carro lanza gases de Carabineros matrícula J-1224, conducido por el sargento Luis Rojas Salazar. Así lo muestran informes de los departamentos de Criminalística y Asuntos Internos de Carabineros, además de reportes del Servicio Médico Legal y el testimonio de una policía que fue testigo de los hechos, a los que accedió CIPER. Todas estas piezas probatorias echan por tierra la versión que circuló inicialmente, acerca de que el vehículo golpeó una reja de contención (las denominadas “vallas papales”) y que esa estructura terminó aplastando a las dos víctimas.
La muerte de ambos ocurrió el 10 de abril pasado cuando, según las versiones de sus cercanos, circulaban por avenida Marathon intentando comprar una entrada para ver el partido entre Colo Colo y Fortaleza por Copa Libertadores de América. En esas circunstancias una turba intentó realizar una avalancha para traspasar los anillos de seguridad -delimitados por las denominadas “vallas papales”- y acceder al estadio. Pero, una rápida acción de Carabineros puso en fuga a la multitud, escape en el que corrieron Martina Riquelme y Mylán Lempi. El carro J-1224, aunque ya había logrado su cometido de evitar la avalancha y dispersar a los revoltosos, no se detuvo y continuó su embestida, alcanzando a las víctimas fatales.
Una de las pruebas clave del caso es el testimonio de la cabo Jocelyn Soto, testigo directo. “Me encontraba mirando hacia el sur, por lo que veo la retaguardia del J-1224 y me percato de aproximadamente cuatro personas saliendo por debajo del vehículo policial”, dijo esta funcionaria en una segunda declaración ante interrogadores de Asuntos Internos, la que era desconocida hasta ahora. Su testimonio aportó dos aspectos cruciales: el vehículo no golpeó una reja, sino que pasó por encima de las víctimas, y los atropellados fueron al menos cuatro personas, dos de las cuales se retiraron del lugar sin que se establecieran sus eventuales lesiones y cuyas identidades aún se desconocen.
También hay evidencias físicas de los hechos. Por ejemplo, reportes del Servicio Médico Legal y de Carabineros ratifican que ambos cuerpos fueron arrastrados sobre el pavimento. Otro informe reveló que en el buzo que vestía Mylán Liempi había trazos de petróleo coincidentes con una fuga en la parte inferior del blindado.
Asimismo, en un informe de 151 páginas, expertos de Carabineros alertaron a la fiscalía que “se detectaron en la parte inferior del chasis del vehículo peritado, señales de leve limpieza”.
Esta es la historia y sus pruebas.
TESTIMONIO CLAVE
Desde un inicio, una prueba esencial en el caso ha sido el testimonio de la cabo 1a Jocelyn Soto Romero. En su versión inicial ante Asuntos Internos, consignada en un reportaje de CIPER publicado el pasado 15 de abril (vea ese artículo) esta suboficial sostuvo que el vehículo había atropellado a dos personas. Pero, en una segunda declaración ante Asuntos Internos, la cabo Soto modificó en parte sus palabras. “Quiero precisar y detallar los hechos, específicamente la parte en que mencioné que el vehículo de mi capitán Henríquez atropelló a dos personas”, dijo ante sus interrogadores, la teniente Natalie Cornejo y los cabos Cristopher Arce y Claudio Rosales.
“Mientras los hinchas corrían por la calzada de avenida Marathon en dirección al sur, vimos que se acercaba en la misma dirección, detrás de los hinchas, el vehículo policial J-1224”, recordó. La cabo Soto agregó que el blindado estaba arrojando polvo químico y que no podría precisar a qué velocidad se trasladaba. “Pero en fracción de segundos, pasó el vehículo policial por al lado mío, siguiendo a la turba”, indicó.
“Yo en ese momento -prosiguió- me encontraba mirando hacia el sur, por lo que veo la retaguardia del J-1224 y me percato de aproximadamente cuatro personas saliendo por debajo del vehículo policial, sin embargo, no vi que los neumáticos hayan pasado por encima de las personas, ya que salieron todos rodando en posición fetal”.
“De las cuatro personas que vi pasar por debajo del vehículo policial, dos eran mujeres y dos eran hombres, de ellos, un hombre y una mujer, se pusieron de pie y se retiraron caminando del lugar en dirección a calle Benito Rebolledo, la mujer vestía polera blanca, mochila roja y pantalón de jeans color claro y el hombre era de contextura delgada y vestía ropa oscura, no recuerdo mayores características sobre ellos y desconozco el paradero. En tanto, los dos restantes quedaron tendidos sobre la calzada”, reconstruyó.
La cabo Soto señaló luego que alertó de lo sucedido al cabo Paulo Tenorio, asegurando que él inicialmente estaba mirando en otra dirección, por lo que no pudo ver los hechos. “Ambos nos trasladamos a prestarle auxilio a las víctimas, los cuales mantenían signos vitales pero muy débiles, y solo el niño mantenía un pequeño sangrado en el oído derecho”, añadió.
La suboficial además afirmó “que no había ninguna reja o valla papal en el lugar donde se llevó a cabo el accidente o sobre las víctimas, toda vez que las rejas se encontrabas a metros de distancia”.
“Quiero recalcar -concluyó- que yo no vi pasar los neumáticos del vehículo policial sobre las personas, solo las vi salir de abajo del carro policial”.

Reconstitución de escena del 27 de mayo de 2025 (Créditos: Diego Martin / Agencia Uno)
PRUEBAS TANATOLÓGICAS
El testimonio de la cabo Soto es coincidente con las distintas indagaciones encabezadas por la Fiscalía, entre ellas las tanatológicas. De hecho, y según pudo reconstruir CIPER, las primeras pericias médicas a los cuerpos fueron realizadas por el Departamento de Criminalística de Carabineros en la sala de urgencias de la clínica Bupa, de La Florida, horas después del accidente. Con esos antecedentes se elaboró un informe rotulado como “secreto”, en el que fueron incluidas decenas de fotografías de los cuerpos, además de un registro detallado de las lesiones. CIPER no publicará esos registros por la crudeza de las imágenes.
En sus conclusiones, este reporte reservado señaló que Martina Riquelme falleció debido a un “trauma torácico de alta energía” y que su cadáver “presentó escoriaciones en extremidades inferiores compatibles con dinámica de caída y mínimo arrastre”. Respecto de Mylan Liempi, indicó que el fallecimiento fue causado por un trauma de alta energía, en las regiones craneoencefálica y torácica, “compatible con compresión”.
Esta primera pericia, encabezada por el suboficial Juan Gómez Díaz, con “la asesoría del doctor José Miguel Zabala Contreras”, señala también que en ambos cuerpos no hay marcas visibles de neumáticos, pero que la causa final de muerte debe determinarla el Servicio Médico Legal (SML).
Tras practicar las autopsias, el SML precisó y amplió las conclusiones de este primer reporte del Departamento de Criminalística de Carabineros. Así, por ejemplo, respecto de Martina Isidora Riquelme, el informe de autopsia del Servicio Médico Legal confirmó que la causa de muerte fue un “traumatismo torácico, abdominal y pelviano”, acompañado por lesiones internas. Estas lesiones, dice el reporte, serían “concordantes” con un “aplastamiento de alta energía (reja metálica y vehículo policial blindado)”.
El documento, firmado por la doctora María Soledad Martínez Latrach, consta de 76 fotografías, con detalles de las heridas y el estado de sus órganos. El informe de Mylén Liempi tiene 40 fotografías y fue elaborado por el doctor Iván Pávez Viera. CIPER decidió no publicar estos documentos.
OTROS INDICIOS
Pero, los reportes tanatológicos y el testimonio de la cabo Soto no son las únicas evidencias. Un informe pericial de química forense -preparado por el Departamento de Criminalística de Carabineros- reveló que se detectó la presencia de compuestos orgánicos “derivados del petróleo” tanto en la ropa de niño Mylan Alexis Liempi, como en el “zócalo” (la parte inferior del chasis) del carro policial.
Ese mismo informe indicó que el blindado tenía rastros de pintura blanca coincidentes con los de las vallas papales del sector, lo que se determinó utilizando espectroscopía infrarroja, una técnica que identifica compuestos y determina su estructura analizando cómo absorben o transmiten este tipo de luz.
Otro indicio del presunto atropello es el hallazgo de una mancha de sangre en el sitio del suceso el mismo día de las muertes. Ese material biológico, que se debe someter a exámenes de ADN, fue encontrado por la policía en avenida Marathon, lejos de las rejas papales.
Asimismo, un informe planimétrico, elaborado también por el Departamento de Criminalística, determinó que la distancia entre el suelo y la parte inferior del carro es de 45 centímetros, espacio que permitiría arrastrar uno o más cuerpos. Sobre esto mismo, el informe pericial del sitio del suceso, elaborado también por el Departamento de Criminalística, consignó que en parte inferior del blindado J-1224 hay huellas de desprendimiento de polvo, lo que es coincidente con la tesis de un impacto. No obstante, ese mismo informe, de 151 páginas, no encontró restos de sangre en la parte baja del vehículo.
Asimismo, en sus conclusiones este documento advierte que “se detectaron en la parte inferior del chasis del vehículo peritado, señales de leve limpieza”.

Carabineros fuera del Estadio Monumental el día del partido entre Colo Colo y Fortaleza (Créditos: Diego Martin / Agencia Uno)
INFORME DE ASUNTOS INTERNOS
En abril pasado, CIPER reveló un informe caratulado como reservado que la Subdirección de Asuntos Internos de Carabineros entregó a la fiscalía con declaraciones de oficiales y suboficiales, además de civiles, con los primeros testimonios sobre las muertes de Martina Riquelme y Mylán Liempi.
Las declaraciones de los dos civiles que presenciaron los hechos y que están contenidos en aquel informe de Carabineros -un vecino del sector y el acompañante de la joven que murió- señalan que el carro avanzó contra el grupo de personas que huían de la acción policial sin detenerse ni realizar alguna maniobra para evitar el accidente.
En su carrera, las dos víctimas ya habían sobrepasado las vallas metálicas de contención, encontrándose a una distancia de entre uno y dos metros detrás de esas rejas, cuando Martina tropezó con Mylán. La joven estaba tratando de reincorporarse, apoyando las palmas de sus manos en el pavimento, cuando ambos fueron atropellados por el vehículo de Carabineros. CIPER tuvo a la vista el detalle de esta declaración, pero, por la crudeza del relato, no lo reproducirá (vea el reportaje de CIPER: “Informe reservado de Carabineros: testigos presenciales indican que hinchas de Colo-Colo fueron atropellados directamente por carro policial”).
DESCARGOS DE LOS INVESTIGADOS
Uno de los testimonios recogidos por la fiscalía fue el del sargento Luis Rojas, conductor del blindado J-1224, quien inicialmente se había acogido a su derecho a guardar silencio. “Ese día -recordó el suboficial- me correspondió tripular y conducir el vehículo policial J-1224, el que estaba a cargo de mi capitán William Henríquez Troncoso y junto con el Cabo 2° Andrés Muñoz Fuentes. El carro en cuestión corresponde a un vehículo blindado lanza gases, tipo jeep, modelo Sandcat TPV, comúnmente conocido como “Zorrillo”, con un peso aproximado de ocho toneladas”.
Rojas, sin embargo, señaló que jamás se percató de que hubiera pasado el vehículo sobre una persona. “A su pregunta de si me di cuenta de haber colisionado a una reja o atropellado a una persona respondo que no. También ante su pregunta señalo que no escuche ninguna advertencia desde afuera del carro ni por radio. Respecto de la velocidad a que me desplazaba esta no supero los 25 km/PH”, dijo.
Una declaración casi idéntica dio el cabo Andrés Muñoz. “Mi posición era en la parte posterior izquierda del carro y mi labor era el lanzamiento de gases disuasivos, los que no fueron ocupados ese día en ningún momento. Si bien tengo una ventana por el costado izquierdo no vi nada relevante respecto de los hechos investigado. Respecto de la velocidad del carro señalo que era lenta, pero ignoro a cuanto íbamos. Nunca sentí un golpe a una barrera ni menos un atropello”, dijo.
Finalmente, declaró el capitán Williams Henríquez, oficial a cargo de aquel equipo. El capitán reveló que no tenía turno ese día, pero que él mismo se ofreció para participar en las labores policiales en torno al estadio Monumental.
También dijo no haber visto ni sentido nada. “Ante su pregunta señalo no haberme percatado de pasar por sobre ninguna reja, ni menos haber atropellado a una persona”, afirmó.