DESTACADO PERIODISTA RADIAL FALLECIÓ A LOS 86 AÑOS
Ruperto Concha: «Cuídese, hay peligro»
31.07.2025
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DESTACADO PERIODISTA RADIAL FALLECIÓ A LOS 86 AÑOS
31.07.2025
Fallecido el pasado miércoles 23 de julio, el veterano periodista realizó por más de 30 años su programa dominical de crónicas internacionales en radio Bío-Bío, donde impregnó bajo una vocación pedagógica, un análisis crítico, agudo y objetivo de los sucesos que acontecen en el mundo. En el fondo, un periodismo de investigación de excelencia que generó debates, aprendizajes y conversaciones.
Suele ser un lugar común en todos los segmentos internacionales de los noticiarios chilenos. Mostrar el último oso panda que nació en cautiverio en Japón o a un perro que en México arrastró a la orilla a otro can moribundo en una carretera para no ser atropellado por los automovilistas. Más allá de la ternura de esas imágenes, son informaciones irrelevantes, pueriles y antiperiodísticas. Un desperdicio cuando un espectador promedio busca conocer y comprender qué sucede fuera de nuestras fronteras.
Entre toda la distorsión informativa en que ha caído el periodismo en el último tiempo, la presencia semanal -todos los domingos- de Ruperto Concha en radio Bío-Bío era un verdadero oasis de conocimiento sobre geopolítica y noticias internacionales. En poco menos de media hora, sus crónicas retrataban al mejor periodismo. Había investigación, objetividad y crítica. Era un tipo de análisis que hoy parece oxidado en Chile. Esa vocación pedagógica para describir los entresijos del poder -siempre con una cuota de ironía- lograba que un auditor sintiera que algo había aprendido tras finalizar su programa.
Como las buenas cosas en la vida, llegué a su espacio por casualidad. A mediados de la primera década de este siglo, estaba escuchando la radio una noche de domingo en invierno y quedé atrapado por una historia del ejército ruso que venció a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Hay conocimientos que adquirí a través de su programa que nunca olvidé. Por ejemplo, que gracias a las presiones del movimiento sionista y con el apoyo del primer ministro Winston Churchill, en 1944 se creó en el ejército británico la agrupación de infantería de la brigada judía, que proporcionaría entrenamiento y experiencia de combate a las ya considerables fuerzas militares sionistas, ofreciéndoles una ventaja que resultaría vital en la invención de su Estado en 1948. O cuando Joe Biden anunció en 2022 que las fuerzas armadas estadounidenses comenzaban a volverse “ecológicas”. Don Ruperto rebatió de inmediato esa información diciendo que un portaaviones consume un promedio de cuatro galones de petróleo por cada dos pulgadas de desplazamiento. Por ejemplo, con cuatro galones alcanzas a navegar cinco centímetros. ¿Cuánto petróleo debe gastar para cruzar desde el Atlántico hacia el Mediterráneo esas fuerzas armadas supuestamente ecológicas?
Esos pequeños detalles eran apuntes que ayudaban a contextualizar las historias más globales. A comprender que cada situación va ligada a otra y en ese encadenamiento se generan nuevas situaciones que redundan en la vida de las personas. Ese espíritu humanista de Ruperto Concha se fraguó, primero, en la escuela de Periodismo de la Universidad de Chile y, posteriormente, en experiencias de vida. Vivió en Nueva York integrando una tribu llamada “Tercer Mundo”, en lo que fue un movimiento precursor de los okupas; asistió a cursos de periodismo radial en Alemania; trabajó para diarios como Village Voice en Estados Unidos y se encantó con el periodismo internacional tras realizar una pasantía del género en la BBC de Londres.
Ese conocimiento hizo que sus crónicas tuvieran un perfil muy determinado. Concha desestimaba las opiniones de los medios de comunicación oficialistas. Para él, China no era una dictadura con ganas de dominar el mundo. Tampoco un país que busca agredir a otros como forma de avanzar en la preponderancia mundial. También, desestimaba el supuesto peligro que genera Rusia para Europa. Recalcaba el rol de ese país para liberar al mundo de los nazis y señalaba que Ucrania está gobernado por una elite de extrema derecha al servicio de Estados Unidos.
Sus compañeros de radio Bío-Bío recordaban su pasión por el ajedrez y los libros, sus ganas de estar siempre aprendiendo y añadiendo conocimientos. Ese aliento cuestionador servía mucho para sus crónicas periodísticas. Porque entre sus seguidores, Ruperto Concha generaba conversaciones, debates, nuevas ideas. Lograba que sus auditores siempre fueran más escépticos con lo que se leía en los diarios o se escuchaba en televisión.
Desde mayo del año pasado que sus reportajes dejaron de aparecer. La sana costumbre de escucharlo se sintió en los que seguían sus crónicas. Por su edad -87 años-, cualquier auditor suponía que su salida de la radio no se debía a problemas con la emisora, sino que al deterioro de su salud. Ahora, en que los canales de televisión apenas cuentan con análisis internacional -salvo Raúl Sohr en CNN- y los diarios desglosan información intrascendente en sus páginas -por ejemplo, la limpieza étnica de Israel en Gaza apenas se consigna diariamente-, la muerte de Ruperto Concha es una pérdida profunda para el periodismo chileno. Una más, en un presente en que la profesión está cada día más devaluada, la especialización no importa y la precariedad abunda. El comentarista muerto el miércoles 23 fue precursor. Hizo un trabajo silencioso e influyente y enseñó que toda historia depende de cómo se cuente y que siempre, por álgida que sea, puede ser entretenida de transmitir. Su visión descreída de la realidad mostraba pesimismo sobre el futuro de la humanidad. Por eso, sabiamente se despedía con una frase que era su sello al final de cada programa: “Cuídese, hay peligro”.