El perdido lugar del mérito académico en la educación escolar
27.06.2025
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27.06.2025
En esta columna escrita para CIPER el autor analiza los datos existentes de desempeño escolar para sostener que “permitir, facilitar y promover la existencia de liceos públicos de excelencia es una tarea por hacer en Chile. El deterioro progresivo de los Liceos Emblemáticos, en ese sentido, la ha hecho aún más urgente. Hace una década, la selección académica fue vista como algo injustificado, arbitrariamente discriminatorio y dañino. Sobre ese estándar se ubicaron las reformas escolares del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet. Hoy, la percepción al respecto ha cambiado y, a partir de la evidencia, es posible volver a un sistema escolar público donde el mérito académico no sea descartado”.
Imagen de portada: Agencia Uno
En Chile se suele hablar de una crisis del sistema educativo público y particular subvencionado, especialmente del escolar. Las manifestaciones de esta crisis se dan en los aprendizajes, en la convivencia escolar, en la cobertura y vinculación educativa, en la confianza de los padres respecto de la enseñanza formal y en muchas otras dimensiones, ampliamente tratadas en la literatura y en la evidencia reciente.
No hay duda de que el sistema educativo, en especial el que provee la enseñanza a la población de menores recursos, es fundamental para lograr el desarrollo del país y de sus ciudadanos. Por un lado, permite aumentar la productividad de las personas, a través de la acumulación de capital humano y de la señalización, que permite un mejor emparejamiento en el mercado laboral. Por otro lado, ayuda a la formación del carácter y de la mente, facilitando un desarrollo individual óptimo y una mejor inserción social. Una crisis del sistema educativo es una crisis del país. Pero, ¿dónde está el problema?
La productividad laboral de Chile ha aumentado a un ritmo decreciente en la última década, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Aunque al alza, esta tendencia indica que la productividad marginal de los avances educativos o tecnológicos está decreciendo. Sabemos que Chile posee un gasto de 0,39% del PIB en Investigación y Desarrollo, principalmente sostenido por el sector privado, que permanece muy por debajo del gasto promedio de la OCDE. Por otro lado, nuestro sistema de educación superior ha crecido sostenidamente en cobertura, aseguramiento de la calidad y producción científica, gracias a ayudas estatales extendidas que mantuvieron la autonomía de las instituciones. Esto ha llevado a una mayor profesionalización de la población y un desajuste entre campos de estudio y trabajo que es inferior al promedio de la OCDE (Informe PIAAC, 2024).
Pese a lo anterior, el verdadero nudo crítico de la educación chilena no ha sido realmente abordado durante los últimos 15 años: la enseñanza escolar. Durante este período, cerca de un 37% de los estudiantes de 4° básico ha mantenido un desempeño insuficiente en matemáticas; y cerca de un 30% en comprensión lectora. En II° año de enseñanza media, estos porcentajes se elevan a 50% y a 50%, respectivamente. En otras palabras, lo que se siembra en 4° básico no se recoge en II° Medio. Los datos muestran un problema mayor de calidad, que ocurre entre los últimos años de enseñanza básica y la entrada a la secundaria. Las reformas de la última década, especialmente aquellas promulgadas en el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, no contribuyeron a solucionar este problema, y podría argumentarse que, a contrario sensu, lo empeoraron.
Una dimensión de este problema de calidad es lo que ocurre con los estudiantes de alto desempeño académico. En un reciente estudio que realizamos en Acción Educar, investigamos las trayectorias de los estudiantes que en 4° básico mostraban un alto potencial académico, definido como un puntaje superior al 95% de la población en ambas pruebas SIMCE, de matemáticas y de comprensión lectora. El año 2023, un total de 3 mil estudiantes del país caían en esta categoría: 328 en colegios fiscales (un 0,9% de la dependencia), 1.155 en colegios particulares subvencionados (1,3%) y 1.517 en colegios particulares pagados (5,4%). También se observa que, en el conjunto de estudiantes de alto desempeño, el porcentaje que representan los establecimientos públicos y particulares subvencionados ha caído sostenidamente desde 2016, de un 61,1% a un 49,4% (11,7 puntos porcentuales). En otras palabras, la capacidad de los establecimientos públicos y particulares subvencionados de producir alumnos de esta categoría parece haber disminuido.
Los datos muestran que un 75% de los estudiantes de alto desempeño no repitieron el logro de pertenecer al 5% superior en ambas pruebas SIMCE de II° Medio. Además, que el acceso de estos estudiantes a la educación superior, aunque alto, se ha mantenido estable en un 90% durante los últimos 10 años. Sólo ha aumentado, y de forma sostenida, el acceso del resto de los estudiantes. En definitiva, la probabilidad de acceder a la educación superior, para un estudiante de alto desempeño, no parece haber cambiado durante la última década.
En la práctica, la inexistencia de liceos de excelencia académica altamente selectivos (Existen 4 Liceos de Alta Exigencia Académica en todo el país, en la actualidad. Antes de 2022, existía sólo 1), debido a la Ley de Inclusión Escolar 20.845, ha imposibilitado una vía de estudios especializada para estudiantes de alto rendimiento. La existencia de una vía institucional para que las escuelas puedan adoptar un sello de excelencia académica, con la selección del 100% de sus estudiantes por criterios de rendimiento, permitiría elevar la capacidad del sistema educativo público y particular subvencionado de producir buenos resultados. La literatura avala esto: en 2024, por ejemplo, un estudio de David Card, premio Nobel de Economía, mostró que la educación especializada para niños de alto rendimiento permite elevar entre 25 y 30 puntos porcentuales su tasa de acceso a la educación superior.
Permitir, facilitar y promover la existencia de liceos públicos de excelencia es una tarea por hacer en Chile. El deterioro progresivo de los Liceos Emblemáticos, en ese sentido, la ha hecho aún más urgente. Hace una década, la selección académica fue vista como algo injustificado, arbitrariamente discriminatorio y dañino. Sobre ese estándar se ubicaron las reformas escolares del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet. Hoy, la percepción al respecto ha cambiado y, a partir de la evidencia, es posible volver a un sistema escolar público donde el mérito académico no sea descartado.