Educación ciudadana y perspectiva de género en Chile: ¿qué está ocurriendo en las escuelas?
20.05.2025
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
20.05.2025
Las autoras de esta columna comparten los hallazgos de un estudio que realizaron para observar los procesos de socialización política y formación ciudadana del estudiantado en Chile, desde la perspectiva de género. Concluyen que estos “invitan a los diferentes actores del sistema, pero especialmente a líderes educativos y docentes a no solo reconocer y considerar las diferencias, sesgos y barreras de género que tienen lugar en el aprendizaje y enseñanza de la política y la ciudadanía en la escuela, sino también a transformar activamente esta realidad para poder contribuir así a una democracia más inclusiva, representativa y equitativa”.
Imagen de portada: Patricio Ovalle / Agencia Uno
Comprender el proceso de educación política durante la adolescencia es fundamental para explicar el origen de las brechas de género en la participación política y ciudadana más tarde en la adultez. En este proceso, las escuelas poseen un rol clave, no sólo a través de los contenidos que imparten, sino también por las prácticas cotidianas y las interacciones entre docentes y estudiantes que pueden reproducir sesgos y estereotipos de género. Así, las experiencias escolares -tanto explícitas como implícitas- podrían reproducir la idea de que la política es un dominio masculino, reforzando desigualdades que impactan en la vida adulta.
Un análisis que observe este fenómeno cobra relevancia especialmente en el actual contexto político en Chile, marcado por un año de elecciones presidenciales y un ambiente de mayor polarización política que el observado en el pasado. Esto, sumado al protagonismo de las mujeres en la participación política, que ha ido en aumento durante los últimos años, tanto en términos de representación política como de movilización social. En este panorama, entender el rol que cumple la escuela y particularmente el liderazgo educativo -entendido como el que ejercen las directoras y directores de establecimientos escolares- en la formación ciudadana desde una perspectiva de género se vuelve clave para fortalecer un sistema democrático que aspire a ser más inclusivo, representativo y equitativo.
Este debate cobra aún más fuerza en las últimas semanas, cuando el Ministerio de Educación ha conformado una nueva mesa técnica que propondrá estrategias para reducir las brechas de género en el sistema educativo. Sin embargo, y como ha sido la tónica de los esfuerzos recientes por avanzar hacia una educación no sexista, estas estrategias se han centrado principalmente en las áreas de matemáticas y lenguaje, dejando de lado otras áreas fundamentales como la educación para la ciudadanía.
Desde esta premisa, realizamos un estudio en escuelas para observar los procesos de socialización política y formación ciudadana del estudiantado en Chile, poniendo especial atención a la existencia de brechas y sesgos que pudieran contribuir a construir o reproducir una noción de ciudadanía generizada. Durante la ejecución del proyecto los años 2023 y 2024, desarrollamos tanto una encuesta representativa a 800 estudiantes de 3ro medio de la Región Metropolitana como estudios de caso en cuatro establecimientos públicos de educación media. En estas últimas instituciones, realizamos entrevistas en profundidad a líderes escolares y profesoras y profesores de educación ciudadana con el objetivo de conocer sus discursos sobre la enseñanza de la ciudadanía desde una perspectiva de género.
Los primeros hallazgos que se extraen de las entrevistas muestran que los docentes de educación ciudadana utilizan estrategias que visibilizan el rol de las mujeres en la historia y la política del país. A pesar de este esfuerzo, no se evidencian acciones consistentes para equilibrar los contenidos en relación con el rol de las mujeres ni para desafiar las concepciones tradicionales de política y ciudadanía. En general, conviven discursos críticos con enfoques más normativos, generando tensiones que no siempre son abordadas pedagógicamente.
Al mismo tiempo, si bien existen planes de formación ciudadana y unidades de género, estos tienden a ser poco conocidos y no poseen mayor influencia. Se elaboran más bien para cumplir con exigencias normativas que como fruto de una reflexión colectiva sobre el tipo de ciudadanía que la escuela desea promover. Las unidades de género, aunque representan un avance en la materia, se han centrado en temas de convivencia y reparación, dejando de lado enfoques preventivos o pedagógicos que apunten a una educación no sexista. Esto se refleja en los discursos del liderazgo escolar, que en general no problematiza ni el tipo de ciudadanía que se fomenta, ni las brechas o sesgos de género en los procesos educativos. Predomina una mirada que reduce los temas de género a la no discriminación y a la promoción de la diversidad sexual, sin avanzar hacia estrategias formativas integrales que incorporen prácticas pedagógicas, contenidos y materiales de trabajo con enfoque no sexista.
Por otra parte, los datos de la encuesta muestran que las diferencias de género en eficacia política -la percepción individual sobre las propias habilidades y capacidades para involucrarse en actividades sociopolíticas- son mínimas y, cuando existen, favorecen a las mujeres, quienes se sienten más capaces de liderar y promover cambios en sus establecimientos. Factores como el número de libros en el hogar y el tipo de establecimiento educativo influyen en los niveles de eficacia, destacando mejores resultados en estudiantes de escuelas públicas.
La evidencia previa generalmente y sin hacer distinción de género señala que las prácticas pedagógicas como la discusión en aula tienen un impacto positivo para el desarrollo de competencias políticas y ciudadanas. Nuestros datos, sin embargo, señalan que cuando se incorporan diferencias de género en el análisis, estas prácticas benefician más a estudiantes varones: cuando estas son frecuentes, su autoeficacia aumenta, mientras que en las mujeres el efecto es nulo o negativo. Esto sugiere que las dinámicas de discusión y participación en el aula pueden reforzar desigualdades de género preexistentes.
En síntesis, este estudio revela que, aunque las escuelas cumplen un rol clave en la formación ciudadana con perspectiva de género, sus prácticas y discursos aún presentan importantes limitaciones. Si bien las estudiantes muestran mayores niveles de eficacia política, las prácticas pedagógicas orientadas a la discusión en aula tienden a favorecer más a los estudiantes, reproduciendo desigualdades preexistentes. Esto pone en tensión la idea de que dichas dinámicas son universalmente beneficiosas y resalta la urgencia de repensar las estrategias educativas desde un enfoque inclusivo y no sexista.
Como ya se ha planteado, en un contexto marcado por un año electoral, mayor polarización y un creciente protagonismo de las mujeres en la política, estos hallazgos cobran especial relevancia. La reciente creación de una mesa técnica para abordar las brechas de género en el sistema educativo abre una oportunidad clave para integrar decididamente la educación ciudadana en este esfuerzo. El liderazgo educativo y las políticas públicas deben avanzar hacia una formación ciudadana integral que evite reproducir estereotipos o barreras para la participación femenina. Más aún, estos hallazgos invitan a los diferentes actores del sistema, pero especialmente a líderes educativos y docentes a no solo reconocer y considerar las diferencias, sesgos y barreras de género que tienen lugar en el aprendizaje y enseñanza de la política y la ciudadanía en la escuela, sino también a transformar activamente esta realidad para poder contribuir así a una democracia más inclusiva, representativa y equitativa.