Hasta septiembre, la sección de Opinión de CIPER comparte una serie de columnas con recuerdos y reflexiones de testigos vivenciales del Golpe de Estado de 1973 en Chile, con lo vivido en esos días por ello/as y su círculo cercano. Son reconstrucciones personales, que privilegian la memoria íntima y la descripción de una cotidianidad alterada, por sobre el análisis político o el recuento histórico. A cincuenta años del quiebre democrático en el país, CIPER contribuye así a darles diversidad y emoción a las voces de nuestra memoria social. [#Voces1973]
En los meses previos al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 se rumoreaba en la población la posibilidad de ese Golpe de Estado. Muchos y muchas apostaban por la firmeza de la democracia chilena y por la lealtad de las Fuerzas Armadas hacia la Constitución y las leyes: «No poh, compañero: si nosotros no somos na’ países long play». Se les llamaba «países long play» a aquellos que tenían 33 revoluciones por minuto. Había otros peores, los «países single»; o sea, de 45 revoluciones por minuto. El descreimiento nuestro frente a un eventual Golpe de Estado se ilustraba con un chilenismo muy típico: «el día del pico va a haber Golpe de Estado en Chile». Desde el 11 de septiembre de 1973 podríamos decir que el pico tiene su día. Es verdad, según lo que recuerdo, que chilenos y chilenas creíamos tener —falsamente, por cierto— una suerte de democracia más sólida frente a la de países con más frecuentes interrupciones institucionales. No veíamos en forma seria lo que se nos venía encima. Frente a esto, hay un testimonio que me parece relevante citar. Es el del doctor Arturo Girón, quien aparece en el documental 11 de septiembre, 1973. El último combate de Salvador Allende, del director Patricio Henríquez. Refiriéndose a lo que ocurría durante el bombardeo a La Moneda, el doctor Girón relata:
La Paya me dijo: «Anda a buscarlo». Yo me tuve que arrastrar por el suelo, ¿no? Y entonces lo encontré a él, que estaba disparando en un balcón, tendido en el suelo. Entonces yo lo tomé de los pies, y… lo atraje hacia mí. Entonces él, sin darse vuelta, me echó un garabato tremendo, ¿no? Me dijo: «¡Déjame, conchetumadre!», ¿no? Entonces en ese momento, como yo lo seguí tirando, él se dio vuelta, y me dijo: «¡Ah! —me dijo—. Eres tú, Gironcito. ¿Viste tú que era más serio de lo que tu creías?»
¿Nos faltaba seriedad? ¿O quizás un sentido de realidad tal para vislumbrar lo que se nos venía encima? En una reciente entrevista en CNN Chile por la periodista Matilde Burgos, Eugenio Tironi dice:
Nos costó mucho aceptar lo que parecía imposible. Es una cuestión que algunos, como historiadores, han subrayado; y que a mí me hace mucho sentido. Uno, cuando viene un cataclismo de esta envergadura… uno lo niega, lo minimiza: «Es que no puede ser, esta cuestión va a pasar. Algo va a ocurrir. No puede ser; no puede ser lo que está ocurriendo».
Generaciones de chilenos durante años estuvimos soñando con que el Golpe de Estado y sus crímenes no hubiesen ocurrido. Y la poesía de alguna forma ha sido un terreno fértil para ese deseo incumplido. El año 1976 me encontraba en la ciudad de Birmingham, y una noche, en medio de la soledad y el frío invierno de los midlands, escribí este poema:
EN HORAS SUCEDIÓ TODO aquí debería ir una cita del bestiario de cortázar
A las diez de la mañana del once de septiembre del año mil novecientos setenta y tres estuve en la universidad técnica del estado en santiago de chile donde se llevó a cabo un gran acto antifascista allí habló allende hizo un buen discurso (uno de los mejores que le he oído) y víctor jara cantó y cantó canciones de guerra y paz (es decir las canciones de víctor jara) a eso de las tres de la tarde estuve en un café cercano a la estación central con dos o tres amigos conversando de esto y esto otro a las seis de la mañana del 11 de septiembre del año mil novecientos setenta y tres desperté con la garganta verde o azul y pensando que la vida la vida tal vez no nos alcanzaría nunca y en el aire olor a plumas mojadas a paso de caballería a uñas.
Mi deseo de que el 11 de septiembre de 1973 hubiese sido otro se rompe en el verso catorce. El vuelo de la fantasía de aquel acto antifascista en la Universidad Técnica del Estado no llevado a cabo producto de la traición de las Fuerzas Armadas a su deber republicano, nos deja de pronto en tierra frente a un destino abyecto. Creo que fue en el año 1982 cuando me encontré con un poema de Gonzalo Millán que me rompió el cerebro. Ese es el poema 48 del libro La ciudad, publicado en Québec en el año 1979:
El río invierte el curso de su corriente. El agua de las cascadas sube. La gente empieza a caminar retrocediendo. Los caballos caminan hacia atrás. Los militares deshacen lo desfilado. Las balas salen de las carnes. Las balas entran en los cañones. Los oficiales enfundan sus pistolas. La corriente se devuelve por los cables. La corriente penetra por los enchufes. Los torturados dejan de agitarse. Los torturados cierran sus bocas. Los campos de concentración se vacían. Aparecen los desaparecidos. Los muertos salen de sus tumbas. Los aviones vuelan hacia atrás. Los «rockets» suben hacia los aviones. Allende dispara. Las llamas se apagan. Se saca el casco. La Moneda se reconstituye íntegra. Su cráneo se recompone. Sale a un balcón. Allende retrocede hasta Tomás Moro. Los detenidos salen de espalda de los estadios. 11 de septiembre. Regresan aviones con refugiados. Chile es un país democrático. Las fuerzas armadas respetan la constitución. Los militares vuelven a sus cuarteles. Renace Neruda. Vuelve en una ambulancia a Isla Negra. Le duele la próstata. Escribe. Víctor Jara toca la guitarra. Canta. Los discursos entran en las bocas. El tirano abraza a Prat. Desaparece. Prat revive. Los cesantes son recontratados. Los obreros desfilan cantando ¡Venceremos!
El deseo de Millán que avanza como una película al revés es también el deseo de la poesía por revertir el crimen. El poema comienza con un deseo supremo y éste es que el tiempo avanza retrocediendo. Incluso la naturaleza retrocede, y los ríos invierten el curso de su corriente y el agua de las cascadas sube. Otros poetas, ante la represión desatada por la derecha utilizando el terror y el crimen, apuestan por un destino distinto en esa ruleta rusa en la cual a cualquiera le podía llegar la muerte. ¿En qué estuvo que no me llegó a mí lo que le llegó a otro? Hay un poema extraordinario de Floridor Pérez que expresa el vacío que se siente ante la muerte de un compañero que pudo haber sido nuestra propia muerte.
LA PARTIDA INCONCLUSA «Isla Quiriquina, octubre 1973». BLANCAS: Danilo González, Alcalde de Lota NEGRAS: Floridor Pérez, Profesor rural de Mortandad 1. P4R P3AD 2. P4D P4D 3. CD3A PXP 4. CXP A4A 5. C3C A3C 6. C3A C2D 7. ……… Mientras reflexionaba su séptima jugada un cabo gritó su nombre desde la guardia. —¡Voy!— dijo pasándome el pequeño ajedrez magnético. Como no regresara en un plazo prudente anoté, en broma: «Abandona». Sólo cuando el diario EL SUR la semana siguiente publicó en grandes letras la noticia de su fusilamiento en el Estadio Regional de Concepción comprendí toda la magnitud de su abandono. Se había formado en las minas del carbón, pero no fue el peón oscuro que parecía condenado a ser, y habrá muerto con señoríos de rey en su enroque. Años después le cuento a un poeta. Sólo dice: «¿Y si te hubieran tocado las blancas?»
Volviendo a la entrevista de Tironi, en una acertada elucubración del sociólogo, dice: «Él (Allende) nos dejó una… una vara altísima con su… con quedarse en La Moneda y permanecer en La Moneda. Fíjate que si Allende hubiera aceptado el avión que le ofrecían para irse a México… o sea, la historia hubiera sido diferente». Muchas veces la poesía nos ayuda a imaginar mejores destinos, como un aeropuerto que nos ofrece vuelos a tiempos distintos donde no exorcizamos la traición ni la falta de consecuencia revolucionaria, pero sí la resituamos en otros parámetros. En el año 1983 envié un poema a una revista que hacían chilenos y chilenas en Londres para el exilio local. El poema fue censurado. No se publicó, y cuando pedí la razón por la que se había excluido mi aporte literario, la señora que dirigía la revista me dijo que el poema era incomprensible. Es que la poesía para que cumpla su rol debe ser siempre incomprensible.
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Temprano el día once de Septiembre, nos despiertan, me visto lo más rápido posible y llegó a la explanada donde Bruno ( unos de los J' del Dispositivo Presidencial) y me dice " rápido debemos llegar a Tomás Moro " ( Casa Presidencial) hay noticia que hay movimientos de tropas, sin más me vuelvo a mi dormitorio y me cambio de ropa por un uniforme Verde Olivo , la otra ropa , lavada, el Lunes la dejo y tomo mi AK , y refuerzo mi módulo de proyectiles y mientras volvia a los vehículos pensaba : llegó el día, que antes de pertenecer al Dispositivo de Seguridad en Talca al inicio del Gobierno Popular y al ver la resistencia de la derecha que se empezaba a palpar y por lo tanto, está victoria del un sector de chilenos iba concluir con un golpe de estado, por lo eso me propuse prepararme para defender al gobierno y eso lo conseguí de cierta manera haciendo el Servicio Militar ya que como alumno que estaba por cursar el cuarto medio se nos ofrecía hacer el servicio militar como estudiante.
La salida de Cañaveral fue rápida la caravana estaba integrada por tres vehículos y aproximadamente éramos cerca de treinta compañeros más menos los que llegamos sin contratiempos a Tomás Moro una vez ahí nos enteramos que el Dr. ya estaba en la Moneda, de inmediato se empezó a reforzar la seguridad interna de T. M una vez hecha el anillo de seguridad, empezó la espera que fue un espacio de tiempo que me permitió pensar en mi familia, en el día que llegue a Stgo desde Talca a a finales del año setenta y dos presentarme y después de algunas preguntar de rigor subo a un Jeep que me traslada a un lugar que no sabía cómo se llamaba. En el lugar mismo me encuentro con un paisaje cordillerano me trasladan a unas cabañas que fue el lugar por quince días recibí instrucciones de defensa personal , mucho historia del Mov. Obrera chileno, mucho subir y bajar cerro, hasta el día de la evaluación , sin saber hasta ese momento que me seleccionaron para integrar el Dispositivo de Seguridad del Presidente Salvador Allende Gossens.
Pensar que llegó el día de las definiciones en lo personal, digo esto por qué se estaba en un momento que lo había pensado y que ahora once de Septiembre creo que estuve a la altura de mi compromiso lamentando no haber estado junto a mi compañero Presidente.
La resistencia en Tomás Moro estuvo a la altura , enfrentamos en desigualdad de condiciones el bombardeo, con armas de infantería que fue imposible no evitar el bombardeo, no hubo fallecidos si heridos leves por las esquirlas de los rocker.
juan carlos araneda | 23.05.2023
Qué gran poeta es redolés ;creo que es un resumen y una vista a la realidad simple del hombre sencillo que vió como pasaba de un momento feliz y esperanzador porque por fin había un presidente que los representaba y escuchaba, a otro terrible y cruel que significó el artero golpe militar con su bestial carga de muerte, terror y destrucción incluyendo borrar completamentamente cualquier expresión artística, social o cultural a través del miedo; al punto que igual como hicieron los nazis, quemar libros para evitar que el simple obrero leyera y pensara distinto a lo que la nueva élite conservadora politica y económica dictara, tal como hasta hoy
Maria Apablaza | 23.05.2023
Lo ocurrido en 1973 se ha transformado en un victimismo traumático, en una carta de presentación eterna. Ya no para dar testimonio de un hecho execrable, si no para cronificar la posición de víctimas. Quien se atreva a cuestionar estas conmemoraciones o programas será etiquetado como insensible o desalmado.
Juan Jara | 21.05.2023
Que simple resulta escribir que la historia del golpe y sus consecuencias se debe olvidar para seguir avanzando como país, si olvidamos la historia nos olvidamos de lo que somos nosotros mismos . Que el golpe sirva como experiencia para nunca más en Chile, para que nunca más.
Francisco Vásquez | 12.05.2023
Que gran poeta, Redolés! Emocionante columna. Que selección de poemas, artillería pesada al límbico. Muchas gracias!
Carolina ramirez e | 12.05.2023
Pasan los años y la izquierda sigue con su resentimiento no permite que el país avanze creo que no hay que quedarse pegado si queremos un país mejor y como es costumbre en ellos viven victimizandose
Manuel Arenas Ordenes | 11.05.2023
Leyendo este artículo, creo creo la izquierda así como no vio venir el golpe, tampoco veía el desastroso gobierno de Allende, tenía al país y la economía en ruinas, pero los izquierdistas solo lo hacen parecer un mártir, ocultando con este velo su nula capacidad de gobernar.
