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Comentarios (3)

antonia | 03.06.2008
Muy bueno el artículo. Le encuentro toda la razón a don Sergio Ramirez. Ojalá hubiera muchos escritores y periodistas con la claridad de el. Periodistas que muestren toda la verdad en forma objetiva y clara y sin sesgos políticos, escrita con un lenguaje crítico, pero futurista y sin "virulencia retórica", como bien lo expresa el, sino con un lenguaje pulcro y altura de mirada. Que bueno saber que el presidente Lula entienda bien que lo mejor es la alternancia en el gobierno, por ahi es que empieza la verdadera democrácia. Que bueno tambien que al señor chavez el plebiscito le fue adverso y ojalá resulte lo mismo si se le ocurre hacer otro plebiscito. Que bueno que don Sergio Ramirez desmitifique a la izquierda y su verborrea virulenta, con apariencia de defensora de los pobres, pues en realidad lo que mas tiene es tanto o mas ansias de poder que los poderosos. Que los izquierdistas dejen de creerse los buenos del cuento, pues no lo son. Este artículo es una verdadera radiografía a la realidad política de latinoamérica. Felicitaciones don Sergio Ramirez, ojalá haya muchos como usted.
Rafael Cárdenas | 01.06.2008
S.O.S. Ciudadano Al margen de que aún no hayamos alcanzado una democracia en serio, en que se dé el gobierno de la mayoría y no el cogobierno de aquélla con una minoría sobre representada -merced a una institucionalidad ad hoc legada por la Dictadura y cuya llave maestra es el antidemocrático sistema binominal-, hay que recordarle a nuestra autocomplaciente y extraviada clase política que tampoco resultará posible una situación de Estado de Derecho y democracia plena mientras no exista un verdadero pluralismo en un escenario de la más amplia libertad de prensa, lo que estamos muy lejos de cumplir. Como bien destaca el investigador norteamericano Ken Dermota en su trabajo traducido al castellano como “Chile Inédito” (Ediciones B Chile S.A., 2002), mientras en Estados Unidos (así como en las principales democracias occidentales) la libertad de prensa y el pluralismo constituyen basamentos fundamentales e imprescindibles de la democracia y el Rule of Law, en nuestro país, en cambio, se los considera como “la guinda de la torta”, i.e., como un plus deseable, pero que no representa un pre requisito o conditio sine qua non de la democracia. Quisiera destacar aquí lo que a mí me significa la pobreza extrema de nuestra prensa duopólica de derecha, a la que he motejado en varias ocasiones como la más pobre del Continente Americano, con la sola excepción de Cuba, como una forma de ejemplificar desde un punto de vista muy personal, conocido por experiencia propia, el grave problema de falta de pluralismo y libertad de prensa que sufrimos en esta democracia de mentira o Transición eterna en que vivimos prisioneros desde 1990. Puedo testimoniar que sufro de dicha situación de pobreza en forma muy directa a través del rechazo permanente para mis envíos de comentarios a los diversos medios nacionales. Efectivamente, no obstante haber dirigido siempre simultáneamente dichos comentarios a todos los diarios impresos de Santiago (salvo La Cuarta), junto a otras publicaciones periódicas y a El Sur de Concepción, es éste el único diario que, de vez en cuando, publicaba mis cartas (cosa que ya no ocurre), aunque casi siempre reducidas a no más de un tercio de su extensión original. También han acogido mis envíos las publicaciones periódicas El Periodista, Punto Final y The Clinic, lo que agradezco. En El Mercurio de Santiago, hace ya siete años que no se me publica nada, no obstante haber reclamado en forma explícita por ello en varias ocasiones, sin siquiera recibir un acuse de recibo al respecto. Como buena prueba de la grosera censura que sufro en dicho medio, puedo agregar que el desaparecido Diario Siete, durante su corta existencia de poco más de un año, me publicó más de 50 cartas, todas las cuales, fueron simultáneamente enviadas a El Mercurio (de hecho, varías de ellas daban respuesta o se referían a cartas o artículos publicados por dicho diario), así como al resto de los medios mencionados, sin que el decano publicara ninguna. Lo más exasperante de esta situación, es que no tengo explicación alguna de esta actitud discriminatoria hacia mí de parte de “la Tribu”, y sólo puedo especular acerca de un capricho de nuestro Rupert Murdoch criollo, lo que dista de ser un consuelo. Lo que sí hay que reconocer es que en El Mercurio se da una singular esquizofrenia editorial entre su versión impresa y el blog, donde se brinda amplia acogida a las más variadas opiniones. Ello, en tanto no critiquen a la primera o al blindado Hermógenes Pérez de Arce, cuyas panfletarias monsergas pinochetista de los días miércoles, en las que semanalmente insulta a medio mundo, hace años que sólo trasuntan senilidad y decadencia. En el caso del diario La Nación, éste tampoco me publica nada desde hace años, pese ha haber reclamado el año 2006 directamente ante Jorge Olave por recomendación de Felipe Portales, sin resultado alguno. Lo último que recuerdo publicado, eran cartas que decían relación con el caso Spiniak y sus protagonistas, tales como Longueira y el abogado Espejo (el mismo que pretendió ser nombrado Fiscal Nacional). Ello coincide con el término de la dirección de Alberto Luengo en La Nación, quien entiendo fue despedido por presión de la UDI, en uno más de los tantos actos de amedrentamiento que abundaron durante dicho período. La Tercera no recuerdo que me haya publicado nunca una carta, con excepción de una de ya muy antigua data, en que sugería, entre otros aportes a nuestra Transición, negociar con el Gobierno de Su Majestad británica el destierro de Pinochet en Santa Elena, para beneficio y satisfacción de todas las partes involucradas, incluido el ex dictador. Las Últimas Noticias, en tanto, me ha publicado muy esporádicamente una que otra carta. Como le ha de constar a cualquiera que haya leído páginas web como (hace tiempo desaparecida), , , elmostrador.cl> o (también desaparecido como blog), la ausencia de mis cartas en la prensa nacional, no tiene su explicación en que yo no las escriba. Finalmente, pregunto: ¿es que no hay nadie entre nuestros representantes que pueda influir en alguna forma para poner fin a esta situación de censura de que doy cuenta, si no en el duopolio El Mercurio-Copesa, al menos en el diario La Nación?; ante tal situación de miseria periodística, ¿cómo puede nuestro actual Gobierno, a través de su Ministro de Economía, tener el desparpajo para afirmar que se dispone a pedir la nulidad del fallo de CIADI -cuyo cumplimiento conllevaría la anunciada aparición de un nuevo medio que nos signifique un mínimo de pluralismo- "por una cuestión de principios"? Rafael Enrique Cárdenas Ortega.
Rafael Cárdenas | 01.06.2008
Un toque de Clarín Cuando finalmente y después de 10 años de litigio se ha dictado el fallo del tribunal de CIADI que reconoce el reclamo de Victor Pey contra el Estado de Chile por la requisición del diario El Clarín tras el golpe de 11 de septiembre de1973, se les ha acabado el tiempo a nuestros actores políticos para hacerse los lesos. Durante todo el tiempo intermedio, este ha sido uno de tantos temas silenciados por nuestra prensa duopólica, así como por la clase política, con especial desvergúenza en el caso concertacionista. Tan silenciado como los millones de dólares con que se benefició a El Mercurio y COPESA -ambos quebrados y endeudados en cifras astronómicas al término del Gobierno Militar- por la complacencia de la Administración Aylwin y con Alvaro Bardón en la presidencia sucesiva del Banco Central y el Banco del Estado, acreedor de ambos grupos (cf. Dermota, Ken, “Chile Inédito”, Ediciones B Chile S.A., 2002). La misma complacencia, hay que agregar, que mostró dicho gobierno concertacionista con el desaparecimiento de los medios independientes que habían logrado surgir en plena dictadura, como las revistas Análisis, Apsi, Cauce, Hoy, el Fortín Mapocho y el diario La Epoca. El sábado 10 de este mes, El Mercurio editorializaba afirmando que con el fallo de CIADI se estaría exigiendo el pago de una doble indemnización, en virtud de la indemnización -extrajudicial e inconsulta- que otorgó el Estado bajo el Gobierno de Lagos a los descendientes de Dario Saint Marie y otros personajes, mientras se desconocían los derechos de Victor Pey al respecto. Todos sabemos que, "el que paga mal, paga dos veces". Ya veremos si se puede hacer algo respecto de aquello mal pagado, pero ese es otro asunto, que no empece en nada los derechos reconocidos al actor de esta demanda. Ahora, si el tribunal, sus miembros o su actuar, suscita suspicacias al editorialista mercurial, como muestra su texto, entonces, explicítelas y argumente al respecto. Debemos ser claros y responsabilizarnos de nuestros dichos. Si no, es mejor callar. Pero, sin duda, lo más escandaloso y vergonzante ha sido el actuar de la propia Concertación, de ausencia y complicidad, durante todo el desarrollo de este caso, que representa una batalla en pos de un mínimo grado de pluralismo en nuestros medios. No me cabe duda que este año marcará el punto de quiebre para poner fin a la transición y alcanzar por fin la dermocracia -lo que pasa por poner fin a la institucionalidad legada por la dictadura y por la aprobación de una nueva Constitución, que modifique el régimen político, como lo aprobó unánimemente el último Congreso Ideológico de la DC-, pero ello requiere de la libertad de prensa y el pluralismo del que carecemos. Lo más desilucionante de toda nuestra historia reciente post dictadura, ha sido la actitud de nuestros políticos en relación al logro de los valores democráticos. La verdad es que todos los avances en tal sentido nos han llegado de afuera (Comisión Church, detención de Pinochet en Londres, las cuentas en el Banco Riggs, fallos de la Corte Inteamericana de Derechos Humanos, etc.), con nuestros representantes sorprendidos y llegando siempre atrasados a poner caras circunspectas. Somos un país de tranco lento, como nos comentaba Agustín Squella hace algunas semanas en su columna en El Mercurio, pero lo triste de mi generación es que, tras la derrota cívica de la dictadura hace veinte años, en el plebiscito de 1988, aún no alcanzamos el nivel de democracia que teniamos antes de nuestro 11 de septiembre, la que percibimos y recordamos, pero no tuvimos edad para ser sus actores. La verdad es que los demócratas estamos hastiados y venimos aguardando desde hace tiempo este toque de clarín, porque sabemos que quien ganará con ello será la prensa nacional, la ciudadanía en general y, en definitiva, nuestra impostada, falsa y desprestigiada democracia. Es cosa de rememorar cómo cambió, para bien, El Mercurio, hace ya más de 20 años, en visperas de la aparición del diario La Época, recién autorizado, en plena dictadura, por la Corte Suprema: aumentó notablemente el espacio para cartas, se dio cabida a opiniones divergentes, mejoró sustancialmente el nivel de la crónica, nacional e internacional, multiplicándose varias veces el tamaño de esta última, etc., etc.. Finalmente, el surgimiento de El Clarín nos liberará del desagrado semanal de los miércoles de tener que desayunar con las chapucerías pinochetistas de Pérez de Arce. Ya lo leeremos más tarde. Rafael Enrique Cárdenas Ortega.
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