Moverse también es aprender
16.12.2025
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16.12.2025
Señor Director:
Moverse dejó de ser un “complemento” escolar: hoy es un imperativo educativo, sanitario y civilizatorio.
La recién aprobada Ley 21.778 (Ley que Estimula la Acvividad Física y el Deporte en los Establecimientos Educacionales) corrige una omisión histórica: durante décadas la escuela chilena ha funcionado como si el aprendizaje ocurriera sentado y en silencio, ignorando que la especie humana se desarrolló moviéndose. Las neurociencias han demostrado hasta el cansancio que la actividad física mejora memoria, atención, funciones ejecutivas y bienestar. Aun así, insistimos en estructuras rígidas, largas jornadas sedentarias y recreos limitados.
Mientras tanto, la infancia enfrenta una tormenta perfecta: adicción a pantallas, aislamiento social, disminución del juego libre y aumento de enfermedades asociadas al sedentarismo.
No es un problema “de estilo de vida”: es una crisis de desarrollo que la escuela podría mitigar, pero no lo hará si continúa paralizada.
Los países líderes ya lo entendieron. Finlandia, Dinamarca, Noruega y Países Bajos han rediseñado la jornada escolar con pausas activas, recreos ampliados, clases más cortas y proyectos interdisciplinarios en movimiento. Los resultados son claros: mejor convivencia, mayor compromiso escolar y mejores aprendizajes.
Chile tiene ahora la oportunidad de seguir ese camino. La Ley 21.778 no debe reducirse a más horas de educación física, sino a una transformación profunda: escuelas activas, alegres y coherentes con lo que sabemos sobre desarrollo humano y aprendizaje.
Si la implementamos con convicción, esta puede ser la reforma más significativa de la última década.