UNA DE LAS VÍCTIMAS FUE ATACADA CON UN PERRO AL INTERIOR DE LA UNIDAD POLICIAL
Cuatro carabineros de la 21° Comisaría de Estación Central son condenados por torturas y golpizas que ocurrieron entre 2016 y 2018
03.12.2025
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UNA DE LAS VÍCTIMAS FUE ATACADA CON UN PERRO AL INTERIOR DE LA UNIDAD POLICIAL
03.12.2025
Los funcionarios de la 21° Comisaría de Estación Central fueron condenados por torturas y apremios ilegítimos cometidos entre 2016 y 2018. Estaban al mando del mayor Francisco Arzola, apodado el “Paco nazi”, quien ya fue sentenciado en 2019 a 22 años de cárcel. Entre los carabineros está el subteniente Carlos Leal Aqueveque, quien tuvo participación en los hechos más graves castigados por la justicia: el uso de un perro para atacar a un detenido en la comisaría, la tortura con golpes de puño, azotes y escupitajos a una menor de 16 años y la golpiza a una persona reducida después de detenerla ilegalmente durante un control de identidad preventivo. El veredicto corresponde a una resolución de primera instancia, por lo que puede ser apelable en cortes superiores.
Créditos imagen de portada: Lukas Solís / Agencia Uno
El Cuarto Tribunal Oral en lo Penal de Santiago condenó hoy al subteniente Carlos Leal Aqueveque por delitos de torturas, apremios ilegítimos, detención ilegal y falsificación de instrumento público. Junto con él, otros tres funcionarios fueron condenados. Todos formaban parte de la 21° Comisaría de Estación Central, donde denuncias de torturas y apremios, ocurridas entre 2016 y 2018, fueron investigadas por el Ministerio Público. Dentro de los hechos que el tribunal de primera instancia dio por acreditados están golpizas a detenidos esposados, torturas a una menor de 16 años y utilizar perros de la institución para atacar a presos dentro de la comisaría.
En esta causa, la fiscalía acusó a los carabineros por hechos que tuvieron lugar entre el 4 de octubre de 2016 y el 5 de diciembre de 2018. Originalmente, el Ministerio Público formuló acusaciones en contra de diez funcionarios de la comisaría. Sin embargo, el tribunal solo acreditó la comisión de delitos de cuatro de ellos. Los policías condenados estaban bajo el mando del mayor Francisco Arzola, conocido como “el Paco Nazi”, quien en 2019 fue condenado a 22 años de cárcel también por diversos episodios de violencia y abusos contra detenidos.
Leal fue sindicado en su momento por La Tercera como discípulo del mayor Arzola. La fiscalía, cuya investigación estuvo dirigida por el fiscal de Alta Complejidad Centro Norte, Francisco Ledezma, solicitó una pena de 20 años para el carabinero, a quien se le imputaron tres delitos de tortura, cinco de apremios ilegítimos, una detención ilegal y una falsificación de instrumento público en concurso con obstrucción a la investigación. De estos, el tribunal terminó acogiendo dos delitos de tortura, tres de apremios ilegítimos, una detención ilegal y un cargo por falsificación de instrumento público.
CIPER consultó presencialmente en tribunales a la defensa de Leal, a cargo del abogado Pedro Orthusteguy, por sus impresiones del veredicto. Sin embargo, el abogado indicó que no tendría tiempo para referirse al tema.
Además de Carlos Leal, fueron condenados Carlos Calderón Ortega, por tres delitos de apremios ilegítimos; Carlos Soto Soto, por un crimen de torturas y otro de apremios ilegítimos; y Camilo Vásquez Masman por un delito de tortura y otro de falsificación de instrumento público. Otros seis carabineros fueron absueltos. Al cierre de este artículo, se estaban discutiendo las medidas cautelares de los cuatro condenados. La lectura de sentencia se fijó para el 17 de febrero de 2026.
CIPER accedió al auto de apertura de la causa, donde la fiscalía relata las golpizas y tormentos por los que formalizaron a Leal Aqueveque. De todos los hechos mencionados en ese documento, la justicia dio por acreditados los siguientes.
El 30 de enero de 2017, el entonces subteniente Carlos Leal Aqueveque detuvo arbitrariamente a la víctima J.A.E. Después de solicitarle su cédula y que la víctima lo entregara sin oponer resistencia –de acuerdo con cámaras de vigilancia que registraron lo ocurrido– Leal y otros funcionarios policiales le ordenaron que los acompañara hasta un vehículo policial. J.A.E. se opuso y fue reducido. El procedimiento, según se indica en el auto de apertura, fue realizado “sin que haya existido una orden judicial de detención previa en su contra, sin que este haya cometido previamente una falta, simple delito o crimen y sin que se haya configurado a su respecto algunas de las circunstancias de flagrancia”.
Leal Aqueveque, junto a otros efectivos, llevó a la víctima a un bus, donde le dio un golpe de puño en el ojo. Luego, el subteniente y otros dos carabineros golpearon a la víctima en el suelo, propinándole patadas y puñetazos. J.A.E. fue trasladado a la comisaría, donde otros funcionarios continuaron golpeándolo.
Por este hecho, Leal fue acusado de detención ilegal y apremios ilegítimos. También se le imputó falsificación de instrumento público con obstrucción a la investigación. El 4° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago estimó como probada la participación de Leal en estos tres delitos, indicando durante la audiencia que, a lo largo del proceso, el carabinero faltó a la verdad reiteradamente.
La menor de 16 años, G.C.R., se encontraba transitando por la vía pública a las 13 horas del 7 de noviembre de 2017. Había visitado varios lugares en la comuna de Estación Central en busca de trabajo, dejando su currículum junto a su amiga T.G.P. Ya se encontraba de regreso cuando se topó con una radiopatrulla. El vehículo, mientras retrocedía, la golpeó casualmente. G.C.R. insultó al conductor: “Ten más cuidado, ahueonao”. Dentro del vehículo iba el subteniente Leal, quien bajó y se dirigió a la menor. La empujó y golpeó. El suboficial sostuvo que en ese momento fue agredido por la menor, por lo que procedió a reducirla, diciéndole “a los pacos no se les pega”. Luego la golpeó con un puño en la cabeza.
La menor fue trasladada a una garita, lugar al que llegó T.G.P., quien también fue ingresada al recinto. Ahí, Leal tomó a T.G.P. del pelo y golpeó su cabeza contra la pared de concreto, para luego tomar de la misma forma a la menor G.C.R. y darle dos golpes de puño en la cara, uno en la mejilla y otro en la mandíbula. Leal también escupió a la adolescente, según se relata en el auto de apertura.
Ya en la comisaría, al enterarse que ambas mujeres estaban domiciliadas en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, Leal las habría tratado de comunistas, para luego insultar a T.G.P. por tener un hijo “antes de tiempo” y tratarlas de fracasadas cuando él, a sus 25 años, ya era “teniente e ingeniero”.
Esto último fue importante para el tribunal: las dos víctimas declararon que Leal se jactó de ser ingeniero a los 25 años, un dato que no tendrían cómo saber de no haber ocurrido los hechos tal como los relataban. Por entonces, el suboficial se encontraba a meses de ingresar a la carrera de ingeniería comercial, donde cursó un semestre, y tenía, efectivamente, 25 años. A esto se sumó que las declaraciones de G.C.R. y T.G.P. fueron consistentes y concordantes en todo momento, y que las lesiones de la menor son atribuibles a los hechos descritos por las víctimas.
El tribunal dio por acreditados los delitos de tortura en contra de G.C.R. y apremios ilegítimos en contra de T.G.P.
En diciembre de 2018, J.R.U. acudió a la 21° Comisaría para presentar una denuncia sobre un procedimiento policial irregular en el marco de un operativo por comercio ilegal. Estando ahí, el carabinero Camilo Vásquez Masman se abalanzó encima de él y lo redujo, momento en que un perro policial le mordió una nalga. En ese acto, a la víctima se le cayó el celular con el que habría grabado el procedimiento que quería denunciar. El teléfono fue tomado por un funcionario y lanzado contra una muralla, según pudo constatar el tribunal mediante registros de cámaras de seguridad en la comisaría.
Ya esposado, J.R.U fue trasladado a una oficina, a la cual ingresó Leal Aqueveque, quien le propinó golpes en distintas partes de su cuerpo de acuerdo con la información detallada en el auto de apertura. Vásquez Masman estaba afuera de esa sala, junto con el perro que había mordido previamente a la víctima. Luego de algunos minutos, Vásquez ingresó donde estaban Leal y J.R.U y el perro nuevamente lo atacó, esta vez en uno de sus tobillos.
Registros de las cámaras de la comisaría, las lesiones de la víctima y los testimonios recabados permitieron al tribunal dar por acreditado el delito de torturas cometido por Leal y Vázquez Masman.