EL ARCHIVO DE SEGURIDAD NACIONAL DIFUNDE DOCUMENTOS DESCLASIFICADOS SOBRE EL PLAN SECRETO DE LAS DICTADURAS DEL CONO SUR DESTINADO A EXTERMINAR OPOSITORES
Operación Cóndor: la red de represión transnacional 50 años después
28.11.2025
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EL ARCHIVO DE SEGURIDAD NACIONAL DIFUNDE DOCUMENTOS DESCLASIFICADOS SOBRE EL PLAN SECRETO DE LAS DICTADURAS DEL CONO SUR DESTINADO A EXTERMINAR OPOSITORES
28.11.2025
A medio siglo del nacimiento de esta red de exterminio internacional, el Archivo de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés) difunde documentos desclasificados que arrojan luz sobre uno de los capítulos represivos más infames de América Latina, orquestado inicialmente por las dictaduras de Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y desarrollado bajo la atenta vigilancia de Estados Unidos. Entre los archivos publicados por el NSA figura el único documento conocido de la DINA que alude a la reunión fundacional del plan, realizada en noviembre de 1975 en pleno centro de Santiago por los jefes de las policías secretas del Cono Sur. También destaca un cable secreto de la CIA, fechado en agosto de 1976, que identifica a Manuel “Mamo” Contreras como “el hombre que originó todo el concepto de Cóndor y ha sido el catalizador para su puesta en marcha”.
*Este artículo corresponde a una traducción del original, publicado en la página del Archivo de Seguridad Nacional. Visite ese reportaje haciendo clic aquí.
El 25 de noviembre de 1975, día en que el general Augusto Pinochet cumplía 60 años, cuatro delegaciones de jefes de las policías secretas del Cono Sur se reunieron en Santiago por invitación del servicio de inteligencia chileno, la DINA. La reunión, celebrada en el edificio de la Academia de Guerra, ubicado en la Alameda, se convocó «para establecer algo similar a la INTERPOL», según quedó registrado en una agenda confidencial de la cita, «pero dedicado a la subversión». Durante los tres días que duró la congregación, los oficiales militares de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay acordaron formar «un sistema de colaboración» para identificar, rastrear, capturar y eliminar a los opositores izquierdistas de sus regímenes. Al concluir la conferencia, el 28 de noviembre, un miembro de la delegación uruguaya se levantó para brindar por los chilenos por haber convocado la reunión y propuso bautizar a la nueva organización con el nombre del ave nacional del país anfitrión, el cóndor. Según las actas secretas de la reunión, hubo «aprobación unánime».
Los registros chilenos se refieren a este plan como «Sistema Cóndor». Y los informes de inteligencia de la CIA lo llamaban Operación Cóndor. Era, como escribe John Dinges en su exhaustiva investigación Los años del Cóndor (Debate, 2021), una agencia de «represión transfronteriza, [cuyos] equipos iban mucho más allá de las fronteras de los países miembros para llevar a cabo misiones de asesinato y otras operaciones criminales en Estados Unidos, México y Europa». Su investigación documentó 654 víctimas de secuestro, tortura y desaparición durante el período activo de la Operación Cóndor en el Cono Sur, entre 1976 y 1980. Una subdivisión de este plan, con el nombre en clave «Teseo» —en referencia al heroico rey guerrero de la mitología griega— estableció una unidad internacional de escuadrones de la muerte con sede en Buenos Aires que lanzó 21 operaciones en Europa y otros lugares contra los opositores a los regímenes militares.
En el 50 aniversario de la inauguración secreta de la Operación Cóndor, el Archivo de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés) publica una selección de documentos que registran esta oscura historia de represión transnacional. Los registros seleccionados incluyen:
Otros documentos sobre la Operación Cóndor pueden consultarse www.plancondor.org, un sitio web especialmente creado para documentar la historia de las atrocidades contra los derechos humanos que se cometieron bajo este pretexto y exigir responsabilidades a quienes las perpetraron.
DOCUMENTOS
Este resumen de la reunión inaugural de la Operación Cóndor, organizada por la DINA en Santiago, proporciona detalles sustantivos sobre la misión, la coordinación, las comunicaciones, las operaciones conjuntas y los oficiales de inteligencia latinoamericanos que participaron en la puesta en marcha de una iniciativa regional para reprimir a la izquierda en el Cono Sur. También identifica los orígenes del nombre de esta colaboración transfronteriza: el ave nacional de Chile, el cóndor. «Esta organización se llamará CONDOR, por aprobación unánime de una moción presentada por la delegación uruguaya para honrar al país anfitrión», concluye el documento. En enero de 1976, este documento fundacional fue firmado por cinco altos funcionarios de inteligencia del Cono Sur, en representación de los países originales del Cóndor: Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Perú y Ecuador se unieron al Cóndor en 1977. Brasil se convirtió en miembro oficial en 1976; Perú y Ecuador se unieron al Cóndor en 1978.
Este informe de la CIA, que resume la segunda reunión de los servicios de inteligencia del Cono Sur, celebrada en Santiago desde el 31 de mayo hasta el 2 de junio de 1976, fue el primer documento desclasificado que hizo referencia al «Cóndor». El informe afirma que «el Cóndor, nombre dado a este acuerdo de cooperación, establecerá un banco de datos informatizado básico» para centralizar los registros de inteligencia sobre las operaciones contra los enemigos de izquierda. La CIA también informa que, además del intercambio de inteligencia, Chile «acordó operar de forma encubierta» con los argentinos y uruguayos para llevar a cabo operaciones «contra la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) y otros terroristas». Esas operaciones para asesinar a objetivos en el extranjero ampliarían el alcance del Cóndor fuera del Cono Sur, llegando a Europa y otros lugares.
Este cable de la CIA describe una tercera reunión organizado bajo la Operación Cóndor, celebrada en Buenos Aires el 2 de julio de 1975, que se centró en «la puesta en marcha de operaciones en Francia». «La misión básica de los equipos enviados a operar en Francia», afirma el cable, «será liquidar a los líderes terroristas de alto nivel». La CIA también revela divisiones dentro de los países miembros de Cóndor, pero señala que «la mayor parte del esfuerzo en Francia probablemente será llevado a cabo por Argentina, Chile y Uruguay». La contribución de Brasil, sugiere el documento, «será suministrar equipos de comunicaciones para la red del Cóndor en América Latina».
Este informe de la CIA, elaborado a partir de la misma fuente que proporcionó la información para el cable del 21 de julio de 1976, es el primero en ofrecer detalles sobre los planes de Cóndor para «liquidar» objetivos en Francia. El informe ofrece el primer desglose de las «agrupaciones» burocráticas del plan, entre las que se incluyen CONDORTEL para las comunicaciones y CONDOREJE para las operaciones. Según la fuente, no solo se atacará a los izquierdistas que residen en Europa, sino que «algunos líderes de Amnistía Internacional podrían ser seleccionados para la lista de objetivos». El documento sigue estando muy censurado, ocultando una cantidad considerable de información sobre las operaciones previstas en este contexto.
En este memorándum dirigido al subdirector de Inteligencia Central, el jefe de la División de América Latina de la CIA, Raymond A. Warren, expresa su preocupación por el hecho de que los países de «Cóndor» estén organizando escuadrones de muerte con el propósito específico de «liquidar a los principales líderes terroristas latinoamericanos» fuera de la región del Cono Sur. Este programa «plantea nuevos problemas para la Agencia», advierte, y «se deben tomar todas las precauciones necesarias para garantizar que la Agencia no sea acusada injustamente de participar en este tipo de actividades». Warren pregunta a sus superiores «qué medidas podría tomar la Agencia para impedir eficazmente este tipo de actividades ilegales».
A principios de agosto de 1976, este memorándum informativo de 14 páginas dirigido a Henry Kissinger alerta sobre la existencia de la Operación Cóndor. El subsecretario de Estado para América Latina, Harry Shlaudeman, informa a Kissinger que los gobiernos del Cono Sur se consideran inmersos en una Tercera Guerra Mundial contra el terrorismo y que «han puesto en marcha la Operación Cóndor para localizar y eliminar a los terroristas… en sus propios países y en Europa». «Están uniendo fuerzas para erradicar la ‘subversión’, una palabra que cada vez más se traduce en disidencia a la izquierda y la centroizquierda». Su definición de subversión es tan amplia que incluye «casi a cualquiera que se oponga a la política del Gobierno». Shlaudeman hace eco de las preocupaciones de los funcionarios de la CIA que consideran que los escuadrones de la muerte de Cóndor tendrán graves repercusiones para Estados Unidos. «A nivel internacional, los generales latinos parecen nuestros muchachos», señala Shlaudeman. «Nos identifican especialmente con Chile. Eso no nos beneficia en absoluto».
Este cable de la CIA revela cómo los funcionarios de Cóndor en Uruguay, Chile y los demás países miembros, seleccionarán en secreto los objetivos «a liquidar» en Europa y quiénes estarán al tanto de estas misiones. La fuente de inteligencia de la CIA sugiere que «en Chile, por ejemplo, Juan Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el hombre que originó todo el concepto de Cóndor y ha sido el catalizador para su puesta en marcha, coordinará los detalles y las listas de objetivos con el presidente chileno Augusto Pinochet Ugarte». La CIA informa de que «las operaciones en Europa serán llevadas a cabo por equipos de varios países de Cóndor. Se tratará de equipos mixtos. Además, habrá una única lista de objetivos, no listas separadas por cada país».
Este memorándum relata una reunión entre funcionarios de la CIA y del Departamento de Estado de Estados Unidos. Entre ellos Hewson Ryan, subsecretario adjunto para Asuntos Interamericanos, James Gardner, jefe de la Oficina de Inteligencia e Investigación (INR) del Departamento de Estado, y el subdirector de la división de América Latina de la CIA. En ella se discute sobre un borrador de una gestión diplomática dirigida a los regímenes del Cóndor más involucrados en la planificación de asesinatos internacionales: Chile, Argentina y Uruguay. La CIA aprueba la nota diplomática.
El jefe de la División de América Latina de la CIA, Raymond A. Warren, vuelve a alarmar sobre las operaciones previstas por Cóndor en Francia. En este memorándum, informa que la CIA está tan preocupada por las «repercusiones» que dichas operaciones podrían tener en las relaciones de la propia CIA con los servicios de inteligencia de Europa Occidental, que la Agencia ha tomado medidas «para prevenir cualquier ramificación política para la Agencia» alertando a las autoridades francesas sobre las misiones de asesinato de Cóndor. Warren también informa a sus superiores de que el Departamento de Estado ha enviado una nota diplomática especial a Chile, Argentina y Uruguay para presionar a esos regímenes a fin de que reduzcan las operaciones internacionales de asesinato.
La CIA obtuvo el «texto del acuerdo de los países de Cóndor que regulaba sus operaciones contra objetivos subversivos», un documento de planificación exhaustivo sobre financiamiento, personal, logística, formación y selección de objetivos que revela detalles banales y dramáticos sobre la organización y ejecución de las operaciones del escuadrón de la muerte «Teseo». La base de operaciones de «Teseo» estaría ubicada «en Cóndor 1 (Argentina)». Se esperaba que cada país miembro donara US$10.000 para compensar los costos operativos, y se pagarían cuotas de US$200 «antes del 30 de cada mes» para los gastos de mantenimiento del centro de operaciones. Los gastos de los agentes en misiones de asesinato en el extranjero se calculaban en US$3.500 dólares por persona durante diez días, «con 1.000 dólares adicionales la primera vez para gastos de vestuario». El programa del escuadrón de la muerte de Cóndor, conocido como «Teseo», heredó su nombre del mítico rey guerrero griego que mató al Minotauro, mitad hombre, mitad toro.
El agregado legal del FBI en Buenos Aires, Robert S. Scherrer, redactó este ahora famoso cable «Chilbom» ocho días después del asesinato con un coche bomba del exembajador chileno Orlando Letelier y su colega Ronni Karpen Moffitt en Washington D. C. Las fuentes de Scherrer señalaron como responsables al general Augusto Pinochet y a la policía secreta chilena, la DINA. Este cable sugiere que el asesinato pudo haber sido una misión de la «fase tres» de la Operación Cóndor. En 2019, este cable fue desclasificado sin ninguna censura, identificando a la fuente de Scherrer como un funcionario llamado Arturo Horacio Poire del servicio de inteligencia presidencial de Argentina, la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
En su única confesión sobre el infame acto de terrorismo internacional del régimen de Pinochet, realizada antes de ser detenido por el FBI en Chile, el sicario de la DINA Michael Townley relata cómo recibió órdenes del subdirector de ese organismo, Pedro Espinoza, para asesinar en Washington D.C al principal opositor de la dictadura, Orlando Letelier. «Las órdenes explícitas eran: encontrar la casa y el lugar de trabajo de Letelier y ponerse en contacto con el grupo cubano [de exiliados violentos que trabajaban con la DINA] para eliminarlo, o utilizar gas sarín, o simular un accidente, o, en definitiva, utilizar cualquier método, pero el Gobierno de Chile quería a Letelier muerto». Townley afirma que la misión se basaría en el «Cóndor Rojo», la red de los servicios secretos policiales del Cono Sur. Su relato detalla que viajó a Paraguay para obtener pasaportes y visados falsos para entrar a Estados Unidos, que reclutó a un equipo de terroristas exiliados cubanos para que le ayudaran en la misión y que, más tarde, asesinó a Letelier y a su joven socia, Ronni Moffitt, cuando viajaban en un auto en el que detonó una bomba.
Las primeras referencias públicas sobre el conocimiento de la CIA acerca de la Operación Cóndor se proporcionaron en un informe ultrasecreto y confidencial del Senado para la Subcomisión de Relaciones Exteriores, a mediados de enero de 1979. El escándalo del servicio de inteligencia coreano, KCIA, que operaba en Washington, generó una investigación del Senado sobre otros servicios de inteligencia extranjeros que también realizaban actividades de vigilancia, cabildeo secreto, desinformación y otras operaciones en Estados Unidos. Como la policía secreta chilena ya había sido identificada como responsable del asesinato de Orlando Letelier y Ronni Moffitt, un miembro del personal del Senado llamado Michael Glennon obtuvo permiso de la Casa Blanca para acceder a informes de la CIA basados en registros secretos de inteligencia sobre las operaciones de la DINA en todo el mundo. Basándose en esos archivos, que le facilitaron en la sede de la CIA —muchos de los cuales siguen siendo clasificados hasta el día de hoy—, Glennon informó que «Chile ha sido el centro de la Operación Cóndor» y que la DINA había destinado agentes a las embajadas chilenas no solo en los demás países de Cóndor, sino también en España para operaciones en Europa occidental. Los informantes de la CIA dijeron a Glennon que Cóndor «planeaba abrir una estación en Miami». Pero, la agencia norteamericana había alertado al Departamento de Estado y expresado sus objeciones a sus enlaces de Cóndor, por lo que dicha estación «nunca se abrió».
En este inusual informe, el oficial de seguridad regional James Blystone se reúne con una fuente de inteligencia argentina del Batallón 601 mientras se desarrolla una importante operación de Cóndor en Perú –país que se unió al plan junto con Ecuador en 1978–. En junio de 1980, el gobierno militar peruano colaboró con agentes argentinos para secuestrar y extraditar a cuatro militantes montoneros que vivían exiliados en Lima. Varios de los objetivos fueron raptados a plena luz del día en un parque público, lo que generó un gran revuelo mediático. Mientras se desarrollaba la operación, la fuente de Blystone le informó que «la situación actual es que los cuatro argentinos serán retenidos en Perú y luego expulsados a Bolivia, desde donde serán expulsados a Argentina. Una vez en Argentina, serán interrogados y luego desaparecerán para siempre». Esta fue una de las últimas operaciones de Cóndor de las que se tiene constancia.