Educación parvularia y el balotaje: las deudas pendientes con la primera infancia
22.11.2025
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22.11.2025
El autor de eta columna aprovecha que el 22 de noviembre es el Día de la Educación Parvularia para analizar con ojo crítico lo que los candidatos Jara y Kast dicen respecto de la educación inicial. Sostiene que «si queremos tomar en serio la expansión de la Sala Cuna y Jardín Infantil, debemos asegurarnos de que se haga bien y eso implica más que solo aumentar la matrícula. Requiere un compromiso con la calidad, la equidad y el desarrollo integral de los niños. Solo así podremos construir una base sólida para el futuro de nuestros niños y, por ende, de nuestro país. Porque, tal cual indicara la Subsecretaría de Educación Parvularia en su día, si la educación parvularia avanza, Chile avanza».
Cada 22 de noviembre se celebra en nuestro país el Día de la Educación Parvularia. A semanas de la segunda vuelta electoral, es una buena fecha para ver cuál es el estado de la educación preescolar en Chile y qué proponen los candidatos presidenciales.
José Antonio Kast y Jeannette Jara comparten el objetivo de mejorar el acceso de todos a la educación temprana. Kast propone una Sala Cuna Universal, gratuita, para niños de 0-2 años. Jara busca aumentar la inscripción de niños de 0-4 años, centrándose en la financiación equitativa, que asegura la gratuidad, y en la modernización de la educación. Ambas iniciativas priorizan la necesidad de un acceso universal para apoyar la estabilidad laboral de las familias chilenas.
Sin embargo, estos acuerdos ocultan importantes diferencias. El plan de Kast se centra en la eficiencia de la inscripción y gestión, pero no prioriza la calidad educativa. Pareciera considerar a la Educación Parvularia como un espacio primordialmente de cuidado, más que de educación. Pero si no se le otorga prioridad a la calidad, estaremos simplemente construyendo castillos de arena.
¿Qué elementos clave descuida Kast? Creo que no está pensando en lo importante de la tasa adulto-niño en Educación Parvularia, es decir, la proporción entre personal de sala y niño en cada grupo de educación parvularia. Las leyes chilenas actuales exigen una tasa adulto-niño de 1:6 para bebés, 1:16 para niños de 2 y 3 años, y 1:22 para niños de 5 y 6, lo que se espera mejorar ligeramente de aquí a 2026, por decreto. La evidencia internacional (ver aquí) muestra que las tasas más bajas fomentan mejores interacciones pedagógicas y de aprendizaje para el desarrollo. Los países líderes en este ámbito, como Alemania, mantienen una proporción de 1:4 a 1:8 para las edades de 0 a 6 años. Incluso en países escandinavos, con tasas de 1:3 a 1:6, de 0 a 6 años, se ha encontrado que tasas menores podrían ser incluso más beneficiosas (ver aquí). No logro ver cómo el proyecto de Kast puede lograr esto, o al menos mantener las tasas adulto-niño actuales, sobre todo luego de escuchar que sus economistas piensan bajar los impuestos a las empresas medianas y más grandes.
Entonces, la pregunta urgente es cómo planea Kast aumentar la matrícula sin comprometer la calidad educativa. Su candidatura no plantea aspectos relacionados con la expansión, como el proporcionar más tiempo de planificación a las educadoras y suficiente espacio físico para el bienestar de todos los involucrados y la calidad de la educación parvularia. Ciertamente añadir más presión al sistema público podría incluso empeorar las actuales condiciones de trabajo y aprendizaje, que ya son precarias. El equilibrio entre la cobertura y la calidad es fundamental.
La propuesta de Jara refleja un enfoque más complejo: actualizar el plan de estudios, fortalecer la profesión docente, brindar apoyo psicosocial, mejorar la infraestructura y priorizar la educación cívica y socioemocional. Sin embargo, también tiene deficiencias considerables. No establece objetivos cuantitativos definitivos ni plazos exigibles, un problema recurrente en Chile, en que gobiernos anteriores y actuales han dejado inconclusas las reformas de educación parvularia. Y, al igual que Kast, su sugerencia de participación de proveedores privados de educación carece de salvaguardias sólidas en relación con la supervisión, la rendición de cuentas y la aceptabilidad del lucro. Además, tal cual su opositor, tampoco describe los tipos de estándares de calidad, presupuestos de infraestructura, ni las fuentes de financiación de su oneroso proyecto.
Si queremos tomar en serio la expansión de la Sala Cuna y Jardín Infantil, debemos asegurarnos de que se haga bien y eso implica más que solo aumentar la matrícula. Requiere un compromiso con la calidad, la equidad y el desarrollo integral de los niños. Solo así podremos construir una base sólida para el futuro de nuestros niños y, por ende, de nuestro país. Porque, tal cual indicara la Subsecretaría de Educación Parvularia en su día, si la educación parvularia avanza, Chile avanza.