Prioridades: el medio ambiente y los candidatos presidenciales
22.11.2025
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22.11.2025
La autora de esta columna hace un llamado a Jeannette Jara y José Antonio Kast a adquirir un compromiso real con la acción climática, al menos en los principios de no regresión, respeto de la legislación vigente y transparencia. Sostiene que «necesitamos líderes que comprendan estas materias para que puedan generar políticas públicas que comprometan medidas de mitigación (para detener o reducir los efectos de estas crisis) y adaptación (que nos protejan de sus consecuencias) climática. Es hora de entender que proteger el medio ambiente es también defender a las personas -su seguridad y calidad de vida-, y asegurar el éxito de las economías locales».
Créditos de portada: Sebastián Beltrán / Agencia Uno
En su discurso de apertura del Evento Especial de Alto Nivel sobre la Acción Climática celebrado en septiembre pasado en Nueva York, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, declaró: “La ciencia demanda acción climática, pero también lo hace la economía”.
Esta frase es elocuente respecto del momento que vivimos hoy, con el surgimiento de liderazgos que no sólo no se comprometen con medidas concretas de acción y adaptación climática, sino que además reniegan la existencia de una triple crisis planetaria y, en muchos casos, buscan boicotear los esfuerzos de los líderes mundiales y los millones de personas que sí se han comprometido con esta causa.
Hemos sido testigos en los últimos años de violentas y mortales inundaciones; de voraces incendios forestales; de sequías extremas; intensas olas de calor, y una mayor sucesión de huracanes, tifones y ciclones, entre tantos otros eventos meteorológicos extremos.
Esta serie de acontecimientos no sólo ha cobrado la vida de cientos de personas, sino que también ha cambiado dramáticamente los territorios afectados, impactando con brutalidad sus economías y la calidad de vida de sus habitantes. De hecho, según el informe Climate and Catastrophe Insight 2025, publicado por Aon plc, se estima que durante 2024 los eventos climáticos extremos causaron pérdidas económicas por US $368 mil millones en el mundo.
Pero esta no es una realidad que afecta a los rincones más alejados del mundo, sino que también lo hemos vivido de cerca en nuestro país. Cabe recordar que en septiembre de 2023, la Celulosa Arauco decidió cerrar su planta en Licantén debido a “la extrema variabilidad climática” que los ha afectado en los últimos años, haciendo referencia no sólo a las dos inundaciones que sufrió la planta en el invierno de ese año, sino que además a los cierres obligados en verano producto de las olas de calor y sequía que afectan a esta región del país.
Estos datos dan cuenta de que la acción climática está lejos de ser un discurso ingenuo o fútil, cómo se ha intentado mostrar: es una prioridad que debiera abordarse por todos los sectores de la sociedad con sentido de urgencia.
Por eso llama tanto la atención la ausencia de medidas concretas entre las dos cartas a la Presidencia, así como en la mayoría de los parlamentarios electos. Pese a declarar una y otra vez lo importante que es para ellos activar la economía del país, así como reafirmar su preocupación por la seguridad de las personas, sus programas poco o nada dicen sobre esta materia.
A esto hace alusión el documento al que suscribimos un grupo de 12 organizaciones ligadas a la protección del medio ambiente -de las que Greenpeace Chile es parte-, titulado “Un Medioambiente Mal-Tratado”, una declaración donde hacemos un llamado a las candidaturas presidenciales a comprometerse con, al menos, tres pilares básicos en sus programas: no regresión, es decir, no socavar los estándares existentes de protección ambiental; respeto a la legislación vigente, un compromiso para cumplir la Constitución, las leyes y los acuerdos internacionales ratificados por nuestro país en materia ambiental y climática, así como con los compromisos adquiridos en estos asuntos, y transparencia, lo que implica que la información detrás de decisiones estatales o privadas sobre bienes comunes sea accesible y comprensible para toda la ciudadanía.
Esperamos que ambos candidatos al balotaje puedan comprometerse con estos mínimos comunes y demuestren su entendimiento, preocupación e intención de acción respecto de la triple crisis (climática, de biodiversidad y de contaminación) que el mundo enfrenta hoy.
Necesitamos líderes que comprendan estas materias para que puedan generar políticas públicas que comprometan medidas de mitigación (para detener o reducir los efectos de estas crisis) y adaptación (que nos protejan de sus consecuencias) climática. Es hora de entender que proteger el medio ambiente es también defender a las personas -su seguridad y calidad de vida-, y asegurar el éxito de las economías locales.