La paradoja: las pensiones suben, pero también bajan
15.11.2025
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15.11.2025
Señor Director:
Si bien se publicita que las pensiones están aumentando, para muchos ha ocurrido exactamente lo contrario. Desde agosto, las pensiones disminuyeron para quienes se encuentran en el régimen de retiro programado. En mi caso, la pensión se redujo en un 5,7%, según consta en la Ficha de Cálculo de Anualidad entregada por la AFP.
Este ajuste anual considera diversos factores. Sin embargo, en mi situación particular se da una paradoja, el saldo en UF de mi cuenta individual aumentó un 0,5% respecto del recálculo anterior; la expectativa de vida se redujo en un año, lo que, en teoría, debería elevar la pensión; y la composición del grupo familiar no ha cambiado, seguimos siendo dos personas. Entonces, ¿qué justifica esta disminución?
En julio pasado, la Superintendencia de Pensiones redujo la Tasa de Interés Técnica para Retiro Programado (TITRP) desde 4,41% a 3,54% para el período julio-diciembre. Esta tasa, que sirve para proyectar la rentabilidad futura de los fondos, impacta directamente en el monto mensual de la pensión de quienes optan por el retiro programado durante el año siguiente al mes en que se pensionan.
No obstante, la baja superior al 20% en dicha tasa no genera efectos significativos para el sistema, ya que la normativa contempla una salvaguarda, una banda de fluctuación que limita a un 10% la variación de las pensiones trimestrales, con el propósito de “proteger a los pensionados del retiro programado de fluctuaciones significativas en sus pensiones, causadas por los cambios en las tasas de interés técnica”. Sin embargo, esto parece dejar en evidencia que la rentabilidad que generan las administradoras resulta irrelevante, si hay pérdidas o reducciones, es el pensionado quien las asume.
La disminución de la tasa transmite un mensaje claro, las expectativas de retorno futuro de los fondos previsionales no son alentadoras. Ante esto, cabe preguntarse:
Claro que, con la reforma, se promete un “beneficio por año cotizado” a partir de enero de 2026, lo que, salomónicamente, compensaría la baja de la tasa. Así, aparentemente, todos quedamos contentos.
Algunos argumentarán que este recálculo responde a modelos actuariales complejos y técnicamente validados. Pero la realidad supera cualquier fórmula, simplemente, la pensión disminuyó, sin que haya un deterioro visible en “mis fondos” ni en las condiciones personales. Lo que sí se deteriora, silenciosamente, es la calidad de vida de los pensionados, especialmente si se considera el creciente costo de la cotización de salud, que se descuenta mes a mes de la pensión.
Como corolario, el pasado 15 de agosto la prensa titulaba: “Ganancias de las AFP suben 25% en el primer semestre gracias a mayores ingresos y a rentabilidad del encaje”, situación que volvió a repetirse en septiembre. Es decir, ellos ganan, nosotros perdemos. Y eso que, supuestamente, los fondos son nuestros.