Abuso sexual infantil: una epidemia silenciosa
23.09.2025
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23.09.2025
Señor Director:
En 2025 la Fundación para la Confianza cumple 15 años de trabajo en Chile. Durante este tiempo hemos aprendido que abordar el tema del abuso sexual infantil es una tarea extremadamente dificil, sin embargo, el silencio puede ser devastador.
¿Por qué podemos hablar de epidemia al referirnos al abuso sexual infantil? Según investigaciones internacionales, una de cada cinco personas ha sufrido algún tipo de abuso antes de cumplir 18 años. En Chile, las cifras son igual de preocupantes: un 28% de las mujeres y un 14% de los hombres admiten haber sido víctimas de esta vulneración durante su niñez. Son miles de historias de sufrimiento, y estamos muy lejos de tener solo casos aislados. Y la epidemia sigue avanzando mientras la ignoramos.
Históricamente la sociedad ha silenciado cruelmente a las víctimas. La vergüenza, la culpa, el trauma, el miedo y la desconfianza no son solo consecuencias sino caras del abuso, que pueden encerrar a las víctimas por años en un sufrimiento solitario. Menos de la mitad de quienes han sido víctimas comparte su experiencia alguna vez, y se realiza denuncia solo entre un 5% y un 15% de los casos. Como promedio, pueden pasar entre 19 y 25 años entre el abuso y su develación. A veces a las víctimas se les exige tener un nivel de claridad que ha sido muchas veces dañado por el mismo abuso. Y mientras tanto, los abusadores siguen ocultos entre nosotros, desplegando estrategias de impunidad, silenciando a las víctimas y sus familias, desprestigiándolas, amenazándolas y destruyendo su confianza.
El daño a la víctima suele ir más allá de su persona. El daño es familiar, social, cultural e institucional. El sistema judicial actual no responde al bienestar de las víctimas, sino que se centra únicamente en la responsabilidad del posible victimario. Esto puede hacer a la víctima sentirse un simple medio de prueba y generar más sufrimiento.
En Chile, la prescripción de los delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes se eliminó apenas en 2019. Fue un avance fundamental, sin duda, pero aún hay miles de casos antiguos que no se investigan, en que las víctimas ni siquiera tienen derecho a la verdad de sus historias. No se incluyó la retroactividad, a pesar de haber sido aprobada en la cámara de Diputadas y Diputados. En otros países se ha establecido una ventana de tiempo para realizar denuncias, aunque estén prescritas, aunque no pueda castigarse al victimario. De esta manera se compatibiliza el debido proceso con el derecho a la víctima a reconstruir su historia. Su verdad también merece reconocimiento. De hecho, la gran mayoría de las víctimas lo que buscan es reconocimiento de su historia, muchas veces por sobre un castigo. El reconocimiento les permite reconstruir la confianza que el abuso dañó o destruyó. Esa es nuestra misión como Fundación para la Confianza. Trabajar contra el abuso y contra el daño que este provoca en quienes lo han sufrido. Y el silencio o la neutralidad, para nosotros, no es una opción.