Jorge González: el podcast sobre el músico chileno vivo más grande de la historia
13.09.2025
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13.09.2025
A pocos días de liberarse una nueva entrevista televisiva a Jorge González, la autora de esta columna aprovecha para destacar el valor del músico expresado en el podcast «Necesito poder respirar». Sostiene que «eso es Jorge González, un artista que condensa y expresa relaciones recursivas que viven en la música, pero que no se agotan en ella, porque cada una de sus canciones y letras están impregnadas de un territorio incógnito que sin duda se llama Chile, pero que, al mismo tiempo, también se llama América Latina».
“Necesito poder respirar” es el nombre del podcast creado a partir de la investigación de Nicolás Alonso y Jorge Aspillaga, quienes sobre la base de diez dispositivos de audio entregados por el periodista Emiliano Aguayo con conversaciones grabadas hace 20años con el músico Jorge González, inician un trayecto que logra reconstruir el imaginario colectivo que ha rodeado a este artista durante décadas.
“Jorge González es el músico chileno vivo más grande de la historia de este país, está a la altura de Víctor Jara o Violeta Parra”. De esta manera, inicia lúcidamente el tráiler del podcast, recordando un tiempo en que los medios no relevaban la figura de González y exponiendo también la invisivilización ocasionada por la hegemonía de las comunicaciones escritas y audiovisuales de la época. Es así, como desde la producción de espacios de contra-poder, Jorge González ha cumplido un rol contestario y vanguardista con canciones y discursos que actualmente siguen vigentes, entre los más icónicos: la misoginia de las relaciones afectivas expresada en “Corazones Rojos” o la falta de educación digna y de calidad en “El baile de los que sobran”, entre muchos otros.
El podcast se compone de seis capítulos, cada uno con un nombre y una memoria clavada en la historiografía musical de la década de los 80, 90 y 2000. Se hace un recorrido por los inicios de la banda Los Prisioneros, los puntos de mayor éxito y fracasos del grupo, las relaciones amorosas que Jorge ha cultivado con los años y los lazos familiares que mantiene hasta hoy.
Una de las cosas que más impresiona del podcast es la capacidad para reflejar a través de la vida de Jorge González, la imposibilidad del pueblo chileno de respetar sostenidamente en el tiempo a sus artistas. El episodio más elocuente de aquello se expresa en el capítulo seis, titulado “Todo tiene un final”, donde se relata el último show que dio González antes de ser llevado a un hospital, lugar donde le diagnosticaron los múltiples infartos cerebrovasculares que sufría desde hace días.
Se destaca que en el show del 6 de febrero de 2014 en la ciudad de Nacimiento existía gran expectación por ver a Jorge González, tanto así que la camioneta que los llevaba al escenario no podía avanzar de tanta gente que se agolpaba alrededor. Una imagen que recuerda uno de los músicos que iba arriba del transporte, era la de un hombre con su hijo pequeño en brazos, el cual llevaba puesta una camiseta de “Los Prisioneros”, gritándoles con entusiasmo: “Jorge mira, él es tu fan”.
González termina su presentación con abucheos, debido a la escuálida performance que tuvieron. Esto, lamentablemente fue a causa de que Jorge González estaba sufriendo un derrame cerebral, no obstante, hasta ese momento nadie sabía que lo sucedido se debía a un grave evento clínico que estaba padeciendo y que no había sido detectado. De tal manera que el mismo músico que destacaba la multitud que se agrupaba sobre la camioneta que los transportaba al inicio del show, relata que a la salida ven al mismo hombre con el hijo pequeño en brazos, pero a esa hora el niño llevaba la polera dada vuelta, tapando la imagen de Los Prisioneros ¿queriendo dejar quizás un mensaje de desprecio? como diciendo: ¡ahora ya no soy tu fan!
Esa manera de valorar y despreciar con tanta inmediatez es la forma en que Chile se vincula con el mundo del arte, la cultura y la política. Se pasa del amor al odio profundo prácticamente en segundos. Así ha sido vivenciado por Jorge González durante su carrera, quien ha experimentado distintos momentos de fanatismo, aplausos y pifias.
Ahora bien, si pudiera ofrecer una reflexión crítica al podcast, sería la de cambiar el tiempo pasado “fue” con el cual se refieren a Jorge González durante el desarrollo de los capítulos. Esto, porque si bien se puede concordar en que los puntos de mayor éxito de Los Prisioneros son parte de un pretérito que no volverá, igualmente no parece justo plantear la imagen de González desde un sujeto que ya no es, porque él sigue vivo, con ganas de seguir aportando en la música, seguramente desde otro lugar, tal como lo ha hecho sorpresiva y recientemente con la liberación de sus ochos canciones en Bandcamp.
En este sentido, considero importante reivindicar las distintas etapas que vivimos los seres humanos, con la vejez a cuestas, con las dificultades en el cuerpo que ello acarrea, con la falta de éxito rotundo, con la búsqueda del silencio que muchas veces se necesita, asumiendo que sufrir un grave accidente cerebral por supuesto que te cambia la vida, sobre todo para un músico como Jorge González que se caracteriza por su expresión musical y personal. Sin embargo, la transformación abrupta, la rehabilitación corporal y fonética, la forma distinta de hablar, no lo convierten en pasado, ni menos en un sujeto que fue, sino que es una oportunidad para valorar a un Jorge González diferente que vive hoy con otras prioridades y sensibilidades, pero que sigue presente y activo a su propio ritmo.
Afortunadamente, existe una particular comprensión popular e intelectual con respecto a este músico que va más allá de las formas apreciativas comunes del pueblo chileno, reconociendo su gran valor artístico e ideológico. Los diversos libros que se han escrito en torno a la música de Los Prisioneros y especialmente enfocados en la genialidad de González, son muestra de aquello. Además de la palpable admiración que sus mismos colegas músicos reconocen en él. Asimismo, el podcast “Necesito poder respirar” se materializa como un trabajo investigativo riguroso y con un notable sentido estético, ya que escucharlo es prácticamente un ejercicio entre la imaginación personal y la memoria histórica. Porque eso es Jorge González, un artista que condensa y expresa relaciones recursivas que viven en la música, pero que no se agotan en ella, porque cada una de sus canciones y letras están impregnadas de un territorio incógnito que sin duda se llama Chile, pero que, al mismo tiempo, también se llama América Latina.
Sabemos que su voz y pensamiento están lejos de los nacionalismos, sin embargo, hay algo especial, una afectividad territorial colectiva en su composición musical, una especie de proceso emocional en permanente construcción que apela a estos lugares y estos lugares lo interpelan a él. En esos intersticios, híbridos, entremezclados, habitan todos quienes valoran la música de Los Prisioneros y quienes han tenido interés por este podcast basado en la vida de González, porque ninguno de los dos existe sin la acción de quien escucha. Aquí escuchar es la acción y es lo que hace eterno a Jorge González, porque siempre habrá alguien disponible para escucharlo.