La condonación de los créditos estudiantiles sigue siendo una prioridad ciudadana
20.08.2025
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20.08.2025
Los autores de esta columna escrita para CIPER analizan los datos de la Primera Encuesta de Percepciones, Preferencias y Prácticas de Endeudamiento, comentan que “es cierto que las masivas movilizaciones estudiantiles que marcaron la agenda en la década pasada ya no tienen la misma presencia en las calles. Sin embargo, eso no significa que los temas que articularon las demandas hayan desaparecido. Hoy se expresan de otras formas, a través de la opinión pública, en las encuestas y en las conversaciones cotidianas”. Y concluyen que “la condonación de créditos estudiantiles no es un tema marginal ni una bandera exclusiva de ciertos grupos, por lo que el sistema político tiene que responder a esta demanda ciudadana”.
Créditos imagen de portada: Yvo Salinas / Agencia Uno
Tres de cada cuatro personas consideran importante la discusión de la condonación de los créditos estudiantiles, tales como el Crédito con Aval del Estado (CAE), el Fondo Solidario de Crédito Universitario (FSCU) y el crédito CORFO. Eso muestran los datos de la Primera Encuesta de Percepciones, Preferencias y Prácticas de Endeudamiento (1º EPPPE), pionera en indagar los aspectos sociales y culturales relacionados con el endeudamiento de los chilenos, financiada por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES). La encuesta se aplicó a una muestra de 1.049 adultos de un panel digital, método de recolección de información utilizado ampliamente en el debate público por universidades y consultoras. Si bien está metodología emplea una muestra no probabilística, incluye personas de distintos perfiles sociodemográficos, lo que garantiza heterogeneidad social.
Los resultados son contundentes. Un 76% de las personas encuestadas considera que la discusión sobre condonación es “muy” o “bastante” importante. Pero lo más revelador aparece cuando se les consulta por la relevancia que este debate tiene para diferentes grupos sociales. El 87% estima que es muy o bastante importante para “los chilenos”, el 85% lo afirma respecto de “el país”, y más de 7 de cada 10 diez señalan lo mismo al pensar en su familia y amistades (ver Figura 1). Esto muestra que no se trata solo de una preocupación individual, sino de un asunto percibido como transversal en la sociedad. En otras palabras, no estamos frente a la agenda de un grupo reducido de deudores, sino ante un tema con verdadera resonancia nacional.Esa percepción social probablemente tiene relación con la magnitud del fenómeno del endeudamiento estudiantil en Chile. Hoy, cerca de un millón de personas mantienen morosidad en algún tipo de crédito universitario. Según cifras oficiales, más de 662 mil están atrasadas en el pago del CAE y unas 370 mil en el FSCU. Estos números ayudan a entender por qué el tema es tan transversal. Miles de familias chilenas tienen un integrante, amigo o cercano que debió financiar su educación superior con algún tipo de deuda. Un 72% de las personas declara conocer a alguien que estudió con crédito, y de ellos, el 90% sabe en qué situación de pago se encuentra su conocido. La mayoría señala que enfrentan dificultades para cumplir con sus cuotas (ver Figura 2). Así, lejos de ser un problema abstracto o confinado a ciertos sectores, la deuda estudiantil se inserta en la vida cotidiana de muchas personas en nuestra sociedad.
Estos datos también permiten dar un paso más, al explorar una dimensión novedosa y poco estudiada, tanto en Chile como en el mundo. No se trata solo de cómo las personas experimentan sus propias deudas, sino también de cómo perciben y evalúan las de los demás. La literatura académica ha sugerido que la deuda ajena puede influir en las decisiones financieras, en las actitudes al endeudamiento y en los juicios morales, pero hasta ahora casi no existían encuestas que lo midieran de manera directa. La 1º EPPPE busca precisamente abrir ese camino.
Dado este contexto, una pregunta central es si esta experiencia social –directa o indirecta– con la deuda y morosidad se traduce en respaldo a algún tipo de condonación. Los datos parecen señalar que sí. Ante la afirmación “se deberían condonar los créditos estudiantiles según la necesidad de cada deudor”, casi un 70% manifestó algún nivel de acuerdo. Es importante destacar la sintonía entre este resultado y la propuesta oficial en discusión, que plantea un esquema mixto, donde existe, por una parte, un componente de alivio universal combinado, por otra parte, con un componente con criterios ajustados según ingresos y situación de pago de cada deudor.
Al profundizar en los apoyos, aparecen matices interesantes. Las mujeres son más proclives que los hombres a respaldar la condonación, 69% frente a 59%. En el eje etario, las diferencias son menores, con una adhesión que fluctúa entre el 59% de los más jóvenes y el 67% de los adultos y mayores, lo que confirma que se trata de un tema transversal. El factor socioeconómico, en cambio, sí marca diferencias importantes. Mientras en el segmento más acomodado (ABC1) el apoyo llega al 54%, en los estratos medios y bajos se incrementa de manera sostenida hasta alcanzar un 73% en los grupos D-E (ver Figura 3). Por lo tanto, los resultados sugieren que el respaldo más firme provendría de los sectores económicamente más desfavorecidos.
La dimensión ideológica ofrece otra sorpresa. Como es esperable, quienes se identifican con la izquierda y la centroizquierda presentan mayores niveles de apoyo, con cifras en torno al 72%. Sin embargo, el respaldo no desaparece al cruzar el eje político: en el centro llega al 63%, y en la derecha y centroderecha alcanza el 62%. Incluso entre quienes no se ubican en la escala izquierda–derecha (la mitad de la muestra), el apoyo bordea el 61%. Este patrón sugiere que la condonación, lejos de ser una causa sectaria, suscita el apoyo de personas de distintos espectros ideológicos (ver Figura 4). La clave, de nuevo, parece residir en la experiencia directa con la deuda. Entre quienes conocen a alguien que estudió con crédito, el apoyo sube al 72%, mientras que entre quienes no tienen esa referencia la apoyan en un 57%. El contacto directo con el problema refuerza la empatía y la disposición a apoyar medidas de alivio. Al mismo tiempo, el respaldo a la condonación también puede leerse como una decisión motivada por un beneficio tangible: dejar de pagar la deuda.
Estos hallazgos llegan en un momento político crucial. Durante los próximos días, la Cámara de Diputados y luego el Senado discutirán el proyecto que pone fin al CAE y crea el nuevo Financiamiento de la Educación Superior (FES). Esta iniciativa incluye un componente de reestructuración y condonación de deudas vinculadas al CAE, FSCU y CORFO. Los resultados de la 1º EPPPE sugieren que las personas encuestadas no solo están informadas de la magnitud del problema, sino que apoyan mayoritariamente una solución de condonación ajustada a la necesidad de cada deudor.
Es cierto que las masivas movilizaciones estudiantiles que marcaron la agenda en la década pasada ya no tienen la misma presencia en las calles. Sin embargo, eso no significa que los temas que articularon las demandas hayan desaparecido. Hoy se expresan de otras formas, a través de la opinión pública, en las encuestas y en las conversaciones cotidianas. La capacidad de respuesta de la política a las demandas de la ciudadanía es un rasgo central de las democracias liberales como la nuestra. Ignorar las preferencias de las mayorías no haría más que profundizar la desafección política. La condonación de créditos estudiantiles no es un tema marginal ni una bandera exclusiva de ciertos grupos, por lo que el sistema político tiene que responder a esta demanda ciudadana.