Desafíos para el progresismo post-primarias: ¿cómo se abordará la crisis hídrica?
20.07.2025
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20.07.2025
La autora de esta columna analiza las propuestas de los candidatos de las primarias de la centro izquierda para enfrentar la crisis hídrica, para proyectar lo que debiera ser parte del programa de la ganadora, Jeannette Jara. Sostiene que «la elaboración de un programa común será una prueba decisiva para esta coalición, no sólo porque de ello depende en parte su credibilidad ante la ciudadanía, sino también porque definirá los márgenes dentro de los cuales podrá desplegarse una eventual acción de gobierno en temáticas tan centrales y urgentes como la gestión hídrica».
Imagen de portada: Pablo Ovalle / Agencia Uno
La reciente victoria de Jeannette Jara en las primarias presidenciales del progresismo marca el inicio de una etapa crucial para la articulación de un proyecto político común. Sin embargo, la ausencia de un programa propiamente tal durante su campaña —reemplazado por un listado de ideas programáticas—, dificulta la anticipación del contenido y alcance de las que podrían ser sus propuestas concretas. Esta indefinición resulta especialmente problemática en materia de aguas, considerando que, pese a su gravedad, la crisis hídrica ha ido quedando relegada frente a otras prioridades coyunturales como la reactivación económica o la seguridad. No obstante, se trata de un problema persistente y estructural, cuya integración al programa final de la candidata oficialista es todo un desafío, para la denominada centro-izquierda progresista, que sin dudas debe construir una agenda clara sobre la crisis hídrica.
En materia de medio ambiente y aguas, el documento presentado por Jeannette Jara durante la campaña de primarias, bajo el enunciado “Un nuevo pacto con la naturaleza”, promete una transformación ambiental profunda. No obstante, las ideas programáticas sobre agua allí planteadas —como priorizar el consumo humano o la “creación” de una nueva Ley de Glaciares—, si bien pertinentes, no tienen mucho de novedad, ya que son cuestiones que están siendo implementadas o que forman parte de la discusión pública. Por lo mismo, es importante que estos y otros puntos sean detallados con mayor precisión, y se complementen con contenido suficiente para tener certezas de que es lo que se propone.
A pesar de la falta de contenido detallado, en cuanto a medidas para hacer frente a la crisis hídrica y la prolongada sequía que afecta al país, es posible ver un espacio abierto para desarrollar propuestas futuras, que deberían conectarse con algunas ideas expuestas por la candidata en su documento, así como con las propuestas de los candidatos “vencidos” del sector. Una revisión de los programas de Tohá (PPD), Winter (FA) y Mulet (FRVS) nos arroja ciertas confluencias entre los candidatos, elementos base para nutrir un futuro programa que les represente a todos. Desde ya es importante destacar que ninguna de las propuestas de los excandidatos da señales sobre el contenido de un “nuevo pacto por la naturaleza”, lo que seguro decepcionará a algunos y alegrará a otros.
A continuación, me referiré a dos áreas que destacan como elementos comunes en las propuestas de los ex candidatos, y que resultan especialmente relevantes en materia de aguas. Se trata de aspectos que no han sido abordados por Jeannette Jara en su propuesta programática, y cuya incorporación resulta necesaria: la vinculación entre crisis hídrica y cambio climático, y la gestión del agua a nivel de cuencas.
Uno de los elementos comunes entre los programas de Tohá, Winter y Mulet es el reconocimiento del vínculo entre la crisis hídrica y el cambio climático. El programa de Tohá abordó esta vinculación en el marco de un plan de infraestructura orientado a la adaptación, destacando que el medio ambiente debe entenderse como un aliado del desarrollo. Winter, por su parte, con una propuesta mucho menos arriesgada, reubicaba la discusión bajo el concepto de sostenibilidad ambiental, con un enfoque menos centrado en la industria proponiendo enfrentar la crisis hídrica mediante la implementación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. Finalmente, Mulet adoptaba una mirada más transversal y ecosistémica, promoviendo medidas como el diseño e implementación de planes de manejo adaptativo a escala de micro-cuenca, junto con el mejorar el financiamiento para los instrumentos de gestión que ya se están trabajando a escala local, como los Planes de Estratégicos de Recursos Hídricos en Cuencas (PERHC).
Dado que el cambio climático constituye hoy un consenso técnico y político transversal, es crucial que sea incorporado por la actual candidata del oficialismo. Uno de los objetivos de las primarias es poder contar con un candidato único que represente las ideas de toda una coalición y que encuentre espacios comunes de diálogo y representación. Por esto, el nuevo programa que lidera la ex ministra del Trabajo y Previsión Social debiese contener propuestas concretas y coherentes, a lo menos, sobre la regulación vigente en materia de agua, cambio climático y medio ambiente, particularmente teniendo presente la implementación de la Ley Marco de Cambio Climático y la reforma del Código de Aguas. En ese sentido, el enfoque ecosistémico planteado por Mulet podría ofrecer una base útil para esa articulación.
Tohá, Winter y Mulet parecen estar de acuerdo en que avanzar hacia el fortalecimiento de la gestión de cuencas es un camino claro para un futuro gobierno. Tohá incluso declaró que es necesario avanzar en planes de ordenamiento territorial y fortalecer mecanismos de gobernanza para la gestión de cuencas y humedales, entre otros.
Donde podríamos encontrar algunas diferencias es en los enfoques sobre la institucionalidad, pues mientras Tohá mencionó la necesidad de identificar una clara autoridad del agua a nivel nacional de cuencas, Mulet señala derechamente que la planificación hídrica, la gestión de cuencas y la gobernanza deben estar bajo el alero del Ministerio de Medio Ambiente, lo que supone reflotar una propuesta que se contrapone al diseño institucional que estaría primando en la actual discusión parlamentaria.
De cualquier forma, el conglomerado de la centro-izquierda progresista debería incluir estas miradas en el programa a presentar las próximas semanas. Este documento debiese incorporar propuestas concretas que pueden oscilar desde medidas conservadoras, como comprometerse a seguir con la elaboración y posterior implementación de los PERHC (Planes Estratégicos de Recursos Hídricos en Cuencas), hasta medidas más progresistas, como integrar algunas de las ideas que defienden una mayor participación de diversos actores a nivel territorial en la toma de decisiones en materia de aguas o enfoques ecosistémicos.
En suma, la elaboración de un programa común será una prueba decisiva para esta coalición, no sólo porque de ello depende en parte su credibilidad ante la ciudadanía, sino también porque definirá los márgenes dentro de los cuales podrá desplegarse una eventual acción de gobierno en temáticas tan centrales y urgentes como la gestión hídrica. Por supuesto, las propuestas de los ex-candidatos no tienen por qué ser las únicas a considerar, pero sin duda son un punto de partida importante y necesario. Si se trata de enfrentar crisis relevantes en la gestión del agua y los recursos hídricos no puede quedar ausente del discurso ni de las propuestas programáticas de esta ni de ninguna otra candidatura, cuyas propuestas esperamos revisar y comparar en una próxima columna.