Impactos distributivos del FES: sustentabilidad y progresividad
24.12.2025
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24.12.2025
Los autores de esta columna analizar los resultados de su estudio analizando el sistema de Financiamiento de Educación Superio (FES) y concluyen que «los resultados señalan que el FES constituye una alternativa financieramente viable y progresiva al actual sistema de créditos estudiantiles en Chile. Según los parámetros establecidos en el proyecto de ley, el FES alcanza altas tasas de recuperación agregada, al mismo tiempo que reduce sustancialmente las cargas de pago para los titulados de ingresos bajos y medios, las mujeres y las personas con trayectorias académicas incompletas».
Créditos imagen de portada: Pablo Ovalle / Agencia Uno
El gobierno actual ha propuesto una reforma para reemplazar el sistema de créditos estudiantiles vigente y avanzar hacia un sistema público de contribuciones contingentes al ingreso. Pese a que el Instrumento Público de Financiamiento de la Educación Superior (FES) ha ocupado un lugar central en el debate político, la discusión se ha desarrollado con escasa evidencia cuantitativa sobre sus efectos financieros y distributivos. En particular, no existe una evaluación ex ante sobre la sostenibilidad y la equidad del FES, ni sobre cómo se compararía su desempeño con el de un crédito contingente al ingreso (CCI) tradicional.
El FES funciona como un esquema de contribución contingente al ingreso: las personas beneficiarias comienzan a contribuir una vez que egresan de sus estudios y solo en la medida en que perciben ingresos laborales. Este diseño se inspira en sistemas vigentes desde hace décadas en países como Australia, el Reino Unido y Nueva Zelanda, pero introduce innovaciones relevantes para el contexto chileno. A diferencia de un crédito, no se genera una deuda individual ni un saldo que crezca con intereses. En su lugar, se establece una obligación de contribución acotada que depende del número de años durante los cuales los estudios fueron financiados por el FES y de sus ingresos. Las personas beneficiarias contribuyen durante dos años por cada semestre en que estudiaron con FES, con una cobertura equivalente a la duración formal de la carrera. Sus contribuciones varían entre 0% y 8% del ingreso después de impuestos y se extienden por un máximo de 20 años.
En el informe «Evaluating the design of income-contingent contribution schemes for financing higher education in Chile« realizamos una evaluación integral del FES, siguiendo los parámetros establecidos en el proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados en agosto de 2025. El análisis se basa en un ejercicio de microsimulación que modela el comportamiento de una cohorte futura y representativa de beneficiarias y beneficiarios del FES. Para ello, utilizamos como punto de partida a la cohorte de estudiantes que ingresó a la educación superior en 2017 y la reponderamos para reflejar la distribución observada de la matrícula por carrera e institución en 2025, así como las proyecciones de matrícula para 2027.
Los resultados señalan que el FES permite recuperar una proporción muy alta de los recursos públicos invertidos en educación superior. Las tasas agregadas de recuperación para el Estado oscilan entre un 94% bajo un escenario de crecimiento real de los salarios del 1% y un 105% bajo un escenario de crecimiento anual de 2%. Estas cifras superan ampliamente las tasas observadas en el sistema actual de créditos estudiantiles que fluctúan entre 75 y 85%.
Los resultados también muestran que el FES es progresivo y genera impactos redistributivos relevantes para la equidad del sistema. El mecanismo de contribución permite atenuar las brechas socioeconómicas y de género relacionadas con el repago y la morosidad en el CAE. En promedio, las personas que abandonan sus estudios contribuyen sustancialmente menos que el costo de sus estudios, pagando entre 0,37 veces el costo de la carrera en el caso de las mujeres provenientes de CFT y 0,69 veces en el caso de los hombres provenientes de IP. En promedio, las mujeres tituladas contribuyen CLP 10,4 millones, frente a CLP 13,3 millones en el caso de los hombres titulados. Estas diferencias se reflejan asimismo en las cargas de pago: donde las mujeres contribuyen en promedio 3,8% de su salario y los hombres 4,3%
Como parte de nuestro análisis, simulamos diseños alternativos de política que han formado parte del debate nacional. Uno de los aspectos más debatidos del proyecto es el tope máximo de contribución, actualmente fijado en 3,5 veces el costo de la carrera. Este nivel puede percibirse como elevado para egresados de ingresos altos y, por ende, podría generar desincentivos para que estudiantes provenientes de deciles altos participen del FES, lo que podría afectar la capacidad de recuperación del FES. La reducción de este tope, si bien permite atenuar el desincentivo, disminuye la recuperación agregada del sistema y afecta su sustentabilidad. Por ejemplo, si el tope máximo de contribución se reduce a dos veces el costo de la carrera (en arancel regulado), la tasa de recuperación cae al 91,2% (bajo un crecimiento real de los salarios del 2%).
Para aplicar esta reducción del tope sin afectar la recaudación, es posible realizar algunos ajustes paramétricos. Por ejemplo, extender el máximo de contribución a 25 años, aumentar el período de gracia a dos años y suspender las contribuciones mientras los beneficiarios cursan estudios de posgrado. Con estas medidas, la recuperación agregada se eleva al 101,1 %, restableciendo la sostenibilidad fiscal al tiempo que se limitan contribuciones individuales muy elevadas (en otras palabras, una tasa de interés efectiva elevada).
El informe también analiza los efectos del FES sobre los ingresos de las instituciones de educación superior. En promedio, el arancel real es un 12,8% superior al arancel regulado (considerando la diferencia de aranceles al nivel de carrera –código único– y no el número de estudiantes en ella), lo que implica una reducción de ingresos respecto del sistema actual. Para mitigar este efecto, se ha planteado introducir copagos para los deciles de ingresos más altos. Las simulaciones indican que estos copagos serían sustancialmente menores que los observados bajo el CAE y, aun así, deben evaluarse con cautela, ya que su extensión a deciles medios o bajos podría afectar negativamente el acceso y la permanencia en la educación superior.
Finalmente, comparamos el FES con un crédito contingente al ingreso (CCI) diseñado con los mismos parámetros que el FES. Aunque el CCI alcanza una tasa promedio de repago individual más alta, su recuperación agregada es significativamente menor, lo que se traduce en un mayor subsidio estatal por estudiante (bajo una tasa del 2% con un máximo periodo de pago de 20 años un crédito contingente al ingreso requería un subsidio estatal por estudiante de 1,67 millones versus bajo el FES sería 980 mil pesos si es que se limita la contribución a 2 veces el costo de la carrera). El CCI traslada una mayor carga de pago a los titulados de menores ingresos —quienes deben pagar durante más tiempo bajo un esquema de crédito—, mientras limita las contribuciones de los beneficiarios con mayores ingresos.
En contraste, el FES concentra una mayor proporción de las contribuciones totales en los titulados de mayores ingresos, quienes contribuyen durante más tiempo bajo el FES que bajo un CCI, lo que le permite alcanzar una mayor recuperación agregada al tiempo que reduce las cargas de pago para estudiantes de ingresos bajos y medios. La siguiente figura ilustra el pago promedio por estudiante según nivel y género bajo el sistema FES versus el ICC. En ella se aprecia que los primeros 11 deciles para los hombres y 13 para las mujeres pagarán más bajo el FES que bajo un ICC.

En síntesis, los resultados señalan que el FES constituye una alternativa financieramente viable y progresiva al actual sistema de créditos estudiantiles en Chile. Según los parámetros establecidos en el proyecto de ley, el FES alcanza altas tasas de recuperación agregada, al mismo tiempo que reduce sustancialmente las cargas de pago para los titulados de ingresos bajos y medios, las mujeres y las personas con trayectorias académicas incompletas. La comparación con un CCI estándar destaca que el FES combina una mayor sostenibilidad fiscal con una distribución más equitativa de las contribuciones, trasladando una mayor proporción del financiamiento a los titulados de mayores ingresos. Por estos motivos, la evidencia sugiere que el FES puede mejorar la equidad y la eficiencia, al tiempo que proporciona un esquema sólido y sostenible para el financiamiento público de la educación superior en Chile.