Sobre una ley que garantice la reproducción asistida

Señor Director:

Somos familias que, para construir nuestro hogar, necesitamos de la ayuda de técnicas de reproducción médicamente asistida. El camino es desafiante en lo económico, emocional y jurídico, pero es el único medio que nos permite convertirnos en progenitores.

En las últimas semanas, la discusión pública ha coincidido en que el Estado debe apoyar a quienes sueñan con tener hijos con ayuda de la ciencia. Distintos sectores han reconocido la urgencia de una regulación moderna que permita el acceso a tratamientos de infertilidad a miles de familias que desean procrear y no pueden sin apoyo médico.

Este consenso nos da esperanza, pero el tiempo se agota. Aún no existe una ley que reconozca plenamente el derecho de todas las personas a formar familia, sin distinción de identidad de género ni estructura familiar, y que otorgue seguridad jurídica a nuestros hijos, especialmente a aquellos nacidos de parejas del mismo sexo y madres singulares.

El Gobierno comprometió el envío de un proyecto integral, pero aún no lo presenta. Chile no puede seguir postergando esta ley, más aún cuando, según Cadem 2025, el 71 % de las personas cree que todas las familias deben tener los mismos derechos, sin importar su origen y estructura.

Necesitamos que el Gobierno haga un esfuerzo especial y se identifique con los compromisos adquiridos al inicio de su mandato. En estos cuatro años, la fecundidad ha caído a niveles alarmantes y no ha habido ninguna política pública progestacional. Todavía queda tiempo para enfrentar esta contradicción.

No pedimos privilegios. Solo pedimos formar familia y que nuestras hijas e hijos crezcan con la misma certeza jurídica y dignidad que cualquier niño en este país.