El lindo negocio de vender energía a las familias de Chile
22.10.2025
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22.10.2025
El autor de esta columna aprovecha la noticia del error en el cálculo de las cuentas de luz para analizar el mercado y argumentar que es un buen momento para abrir un amplio diálogo sobre las tarifas de energía «que permita recuperar la confianza en la institucionalidad, las empresas generadoras, y por sobre todo, que la ciudadanía vea que todo el sistema eléctrico, que definitivamente no funciona a su favor, pueda dar un giro, que permita un alivio en sus bolsillos».
Créditos de portada: José Campos / Agencia Uno
Nuevamente ocurrió un cortocircuito en el “mundo eléctrico”, esta vez no fue un apagón generalizado a nivel país, ni cortes de suministro eléctrico prolongados, ni las sucesivas alzas en la “cuenta de la luz”, sino que el descubrimiento un error de cálculo a la hora de calcular la tarifa eléctrica.
En resumen, producto del congelamiento de la tarifa eléctrica -a través de las leyes PEC1 (2019) y PEC2 (2022)- que nos tuvo con la “cuenta de la luz” congelada por 5 años, acumulamos una deuda de más de 6 mil millones de dólares con las generadoras, lo que fue resuelto con la ley de Estabilización Tarifaria, devolviendo el precio de la energía a lo que realmente vale, para obviamente no acumular más deuda, y generando un “cargo extra” en la tarifa eléctrica a modo de “plan de pago” de la deuda, que comenzamos a pagar en enero de este año, y que equivale aproximadamente a un 10% de la tarifa final. El problema: se calculó mal la deuda, pues al reconocer la deuda y actualizarla, el efecto inflacionario se tomó en consideración dos veces, el resultado: 117 millones de dólares de error a favor de las empresas generadoras.
El error, que afecta a todas las familias de Chile, sin duda, recae en la Comisión Nacional de Energía (CNE). Por otro lado, las empresas generadoras, que, sin cometer ninguna ilegalidad “se quedaron con el vuelto” sin decir nada, tendrán que devolver dicho dinero a través de una rebaja entre enero y junio del año 2026. Pero, sin querer quitar ni un poco gravedad al asunto, también hay que reconocer que el monto del error no alcanza a ser ni un 2% de la deuda con las generadoras, influyendo, sí, pero de manera muy marginal en las alzas en la tarifa eléctrica, que, desde julio del 2024 a la fecha, según el Instituto Nacional de Estadística, han aumentado un 73.5% en promedio (boletines octubre 2024 y julio 2025).
Es indignante todo lo ocurrido, sí. Debió tener consecuencias como las tuvo con la salida del ministro Pardow, sí. Pero intentar instalar que este problema ocasionó las alzas en la tarifa eléctrica, es un grave error. Las alzas no cayeron del cielo, se generaron por el descongelamiento implementado por la Ley de Estabilización Tarifaria.
En esta columna quiero compartir un análisis sobre cómo luego del descongelamiento de las tarifas eléctricas, mientras las familias en Chile están viendo un aumento más que considerable en su “cuenta de la luz” afectando su calidad de vida, las generadoras, por el contrario, han visto un aumento de sus ventas, justamente a la propia ciudadanía.
En Chile, existen dos tipos de “clientes eléctricos”; los libres y los regulados. Estos se diferencian por su capacidad de consumir energía. Los “clientes libres” van desde un mall a una minera, mientras que los “regulados” se componen por la ciudadanía y pequeño comercio.
Los “clientes libres” pueden negociar sus contratos directamente con las generadoras, mientras los “clientes regulados” pagamos “contratos eléctricos regulados” que son de largo plazo y nacen de licitaciones públicas.
En los “contratos eléctricos regulados” los incumbentes, o sea quienes firman los contratos, son las generadoras y las distribuidoras. La ciudadanía, que paga lo estipulado en esos contratos, no le “incumbe”, solo paga, sin derecho a patalear o pedir una revisión, nada, está condenada solo a pagar. Los “clientes libres”, al revés, pueden renegociar sus contratos, y así, siempre poder buscar las mejores alternativas.
Los “contratos eléctricos regulados” son públicos; sabemos que están en dólares, sabemos cuánto cuestan y si varían, o no, con el precio internacional de los combustibles, y también sabemos que duran entre 15 y 20 años. Por otro lado, los contratos de los “clientes libres” con las generadoras son obviamente privados, no se tiene acceso a esa información.
Pero, existe una manera de compararlos, y así tener alguna aproximación si lo que paga la ciudadanía por el precio de la energía, que es el 70% de la cuenta de la luz, al menos se parece a lo que pagan los grandes consumidores. El indicador es el “Precio Medio Mercado”, que indica el precio promedio de todos los “contratos eléctricos” en el Sistema Eléctrico Nacional. Además, diferencia el precio promedio de todos los contratos de los clientes libres y los clientes regulados.
A continuación, una tabla que muestra la variación del “Precio Medio Mercado”, precio de los “contratos eléctricos regulados”, el precio promedio de los contratos de los clientes libres y el porcentaje de energía consumida por cada cliente respecto del total de energía consumida en el Sistema Eléctrico Nacional.
Lo que nos deja esta tabla, y este indicador, es que finalmente son los grandes consumidores de energía en Chile quienes han accedido a mejores precios que la ciudadanía; entre un 23% y un 40% más caros en los últimos semestres, pero, obviamente, ningún gran consumidor consume tanto de manera individual, como lo hace la ciudadanía en su conjunto. O sea que el sistema de licitaciones públicas y contratos de largo plazo, al final de los finales nos tiene pagando de más; somos un “negocio redondo” para las generadoras.
Pero no solo somos un buen negocio para las generadoras con las que tenemos contratos eléctricos, por el elevado precio que pagamos, sino que el sistema de “contratos eléctricos regulados” en los últimos años ha hecho que las generadoras, además, nos vendan aún más. Paso a explicar.
En los “contratos eléctricos regulados” el “riesgo de demanda” lo tienen las generadoras. Este concepto es clave, pues indica que si la ciudadanía consume menos energía de la que tiene contratada, solo paga lo consumido. En fácil y a través de un ejemplo simple, si tenemos 100 GWh de energía contratada, pero se consumen 80 GWh, se pagan solo los 80 GWh consumidos, entonces, en términos gruesos, cada generadora con un “contrato eléctrico regulado” finalmente vendió y se le pagó el 80% de la energía que tenía contratada.
Esto para la ciudadanía es bueno, porque no nos obliga a pagar toda la energía contratada, pero obviamente significa un riesgo para las generadoras. Entonces, cuando hay licitaciones públicas, las generadoras, conociendo este riesgo, ofrecen sus precios incorporando este riesgo; miran el historial de consumo de la ciudadanía, y la cantidad de energía que se tiene contratada, y así estiman cuánto venderán realmente.
Pero, ¿qué pasaría si ese riesgo que tienen las generadoras y que traducen en sus precios a la larga solo las beneficiara? Bueno, ese es el caso de los últimos años.
A continuación, un gráfico que muestra la cantidad de energía consumida y la energía contratada por los “clientes regulados”, expresando el porcentaje que existe entre una y otra, que determina finalmente las ventas de las generadoras. La información de este gráfico se extrajo de los informes de “Licitación de Suministro Eléctrico” que elabora la CNE, y en particular del último publicado el 10 de octubre, que indica la proyección de consumo de energía para el año 2025 de manera más actualizada.
Fuente: CNE (Descargar informe 2025 acá)
De este gráfico se desprende que, durante los años 2021, 2022 y 2023 el porcentaje de despacho de los contratos eléctricos regulados se encontraba entre un 58,2% y un 63,8%, o sea que en términos gruesos las generadoras vendían el 60% de la energía que tenían contratada. Bueno, eso el año 2024 pasó a ser un 73,6% y este año un 92,8%.
O sea, que el año 2024, año que comenzaron las alzas, las generadoras vendieron un 15,3% más que el año 2023, y el año 2025 las generadoras venderán un 45% que el año 2023 y un 26% más que el año 2024.
En otras palabras, mientras la ciudadanía ve alzas en la tarifa eléctrica que superan el 70%, generando un tremendo dolor en sus bolsillos, las generadoras, por el contrario, ven aumentadas sus ventas se manera considerable. En resumen, mientras las familias pierden, las generadoras ganan.
Desde la Fundación Energía para Todos, durante los primeros meses del presente año realizamos una campaña a través de www.cuentadelaluz.cl para reducir la tarifa eléctrica. Reunimos más de 11 mil firmas ciudadanas, incluyendo también senadores, diputados y alcaldes, tanto del oficialismo como de la oposición, a una carta titulada “Un llamado al diálogo por las familias de Chile”, que buscaba convencer al presidente Boric de instruir a su ahora ex ministro de energía, Diego Pardow, de reunirse con las generadoras para buscar acuerdos, que sean voluntarios, no discriminatorios y de buena fe, con el objetivo de renegociar los “contratos eléctricos regulados” y de esa manera rebajar la tarifa eléctrica para las familias.
El objetivo no lo conseguimos, luego, el ex ministro públicamente relató que él nunca se reunió con las generadoras para tratar este tema (recomiendo escuchar esta entrevista). Sí indicó que envió a la CNE a conversar, y por la prensa sabemos que el esfuerzo de la CNE llegó a solo tener cuatro reuniones con cuatro empresas (una con cada una), dos el año 2023 y dos el año 2025, sin resultados. Pero, además, convengamos que dicha institución es un organismo técnico, sin capacidad política de negociar nada. Es como si el director de un hospital envíe a su mejor médico cirujano a negociar el precio de los medicamentos, cuestión para la que no tiene competencias, por tanto, obviamente no tendrá resultados.
Pero bueno, al final, nada se hizo, y hoy, con todo el revuelo del “error de cálculo”, donde ya sabemos que las generadoras “se quedaron con el vuelto” en un contexto, que como explico en esta columna, solo han ganado -vendiendo más energía a la ciudadanía a un precio caro- a diferencia de las familias que solo han perdido con el aumento en su “cuenta de la luz”, se puede generar un nuevo clima de diálogo, que permita recuperar la confianza en la institucionalidad, las empresas generadoras, y por sobre todo, que la ciudadanía vea que todo el sistema eléctrico, que definitivamente no funciona a su favor, pueda dar un giro, que permita un alivio en sus bolsillos.