Voto obligatorio, sanciones y participación electoral
26.09.2025
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26.09.2025
El autor de esta columna analiza experiencias internacionales sobre los incentivos para que los ciudadanos participen en los procesos electorales, a propósito de la discusión del voto obligatorio y las multas para quienes no voten. Sostiene que «en resumen, asumiendo que la evidencia aquí discutida aplicase al caso chileno, podríamos estimar que establecer el voto obligatorio sin multa debiese aumentar la participación electoral podría aumentar desde un 47% en la primera vuelta presidencial de 2021 a un 54%. Si además se establece una multa creíble, la participación podría llegar al 60% de los electores».
Créditos imagen de portada: Sócrates Orellana / Agencia Uno
En los últimos días hemos sido testigos de una acalorada discusión sobre la multa asociada a no votar en las próximas elecciones. La moción original de la Diputada Joanna Pérez (Partido Demócrata) consideraba una multa que podía llegar a las 3 UTM ($200 mil aproximadamente), pero que no logró ser aprobada por falta de quorum. El proyecto quedó entonces despachado al Senado sin multa. En el Senado se logró alcanzar un acuerdo que fija una multa de entre 0,5 y 1,5 UTM ($35 a $100 mil aproximadamente), y el proyecto pasó a tercer trámite en la Cámara de Diputados, donde se discutirá la próxima semana.
Es justamente en la Cámara, donde el proyecto original había enfrentado las posturas más disímiles. Los diputados UDI Guillermo Ramírez, Jorge Alessandri y Juan Manuel Fuenzalida habían sostenido que si no se incorpora una multa, se “debilita el voto obligatorio”. Al otro lado del debate, el diputado Daniel Manouchehri del PS afirmó que “no podemos cobrarle multas tremendas a la gente y al ciudadano perseguirlo por no ir a votar”. En semanas previas, Daniella Cicardini (PS) había afirmado que “cuando tenemos una serie de situaciones escandalosas en nuestro país […] plantear multas de más de 200 mil pesos no para esos casos, sino para el pueblo que no va a votar, nos parece que es una vergüenza”. Sin embargo, la discusión ha estado ausente de evidencia que permita entender los efectos de establecer el voto obligatorio y de incluir una multa por no votar.
Partamos por lo básico. ¿Cuántos países tienen elecciones con voto obligatorio? Según datos del Instituto para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA), solo 13% de los países establecen el voto como obligatorio. Los investigadores Kostela, Singh y Blais analizan datos de participación electoral de 116 países para los años 1945-2017, distinguiendo si el voto obligatorio es sancionado legalmente o no. Sus resultados muestran que implementar el voto obligatorio sin sanciones aumenta la participación electoral en 10 puntos porcentuales, un incremento de 15% respecto al promedio de participación electoral en la muestra (67%). Esto indicaría que el solo hecho de declarar el voto como obligatorio puede producir un incremento en participación. Este efecto puede producirse porque las personas ahora estiman que la opción por defecto es votar en las elecciones, o que la norma establecida es votar.
Ahora, ¿qué pasa cuando además se incorpora una sanción por no votar? Los autores clasifican a países con sanciones bajas como Brasil, que sanciona el no-voto con 1 real (0,06% del salario promedio), así como países con sanciones altas como Luxemburgo, que puede llegar a 1.000 euros, o 18% del salario promedio. Sus resultados muestran que países que implementan el voto obligatorio con sanción aumentan la participación electoral en 19 puntos porcentuales, es decir 28% mayor que la participación promedio. Es decir, incluir sanciones incrementa la participación electoral al doble que no incluirlas.
¿Cuán importante es, entonces, el monto de la sanción? La pregunta no es fácil de responder, ya que países con multas más altas pueden ser distintos en muchas características que a su vez impacten la participación electoral. Para resolver este problema, los investigadores Gonzales, León-Ciliotta y Martínez analizaron el caso de Perú, que en 2006 redujo la multa por no votar desde un valor homogéneo a un valor que dependía del distrito en que estaba registrado el votante. La reforma definió tres tipos de distritos según su nivel de pobreza, con reducciones de la multa de 50%, 75% y 88% para cada uno. Sus resultados muestran que reducir la multa por no votar disminuyó la participación electoral: reducir la multa a la mitad disminuyó la participación electoral en 3 puntos porcentuales. Si se comparan los distritos con alta multa y los de baja multa, se observa una diferencia de 5 puntos porcentuales en participación electoral 10 años después de la reforma. Podemos concluir que la magnitud de la multa importa, pero que aún multas relativamente pequeñas pueden producir el efecto deseado de aumentar la participación.
En resumen, asumiendo que la evidencia aquí discutida aplicase al caso chileno, podríamos estimar que establecer el voto obligatorio sin multa debiese aumentar la participación electoral podría aumentar desde un 47% en la primera vuelta presidencial de 2021 a un 54%. Si además se establece una multa creíble, la participación podría llegar al 60% de los electores.
Finalmente, respecto a la preocupación de algunos legisladores por el tamaño de la multa, una alternativa interesante podría ser implementar multas contingentes al ingreso. Este tipo de multa ya se aplica en Finlandia, y la evidencia muestra que multas más altas reducen la probabilidad de reincidir, en el caso de multas por exceso de velocidad. Alternativas como esta permitirían establecer una multa por no votar, y que esta fuese “razonable” para todos.