Municipios y Gobierno Abierto: el desafío que asumen los municipios chilenos con confianza democrática
31.07.2025
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31.07.2025
Los autores de esta columna comentan las ventajas que tendría para los municipios y gobiernos regionales sumarse a la iniciativa global Alianza para el Gobierno Abierto, que busca articular esfuerzos entre las administraciones locales, la sociedad civil y los ciudadanos. Sostienen que “el futuro del gobierno abierto en Chile pasa, necesariamente, por los municipios. Son ellos quienes pueden devolverle a la política su valor cotidiano, reconstituir la confianza en lo público y acercar la toma de decisiones a las comunidades”.
Imagen de portada: Municipalidad de San Joaquín / Red X
Estamos viviendo un contexto global marcado por la desconfianza hacia las instituciones, donde la transparencia, la participación ciudadana y la rendición de cuentas emergen como pilares esenciales para revitalizar la democracia con la ciudadanía. En este escenario, la Alianza para el Gobierno Abierto (Open Government Partnership, OGP) aparece como una iniciativa que articula esfuerzos de gobiernos, sociedad civil y ciudadanía para impulsar un modelo de gobernanza más colaborativo a nivel nacional y local. Fundada en 2011 por ocho países -entre ellos Estados Unidos, Brasil y el Reino Unido-, esta alianza multilateral ha ido ampliando su influencia en más de 70 países y cientos de gobiernos locales en todo el mundo. Chile es parte de OGP desde 2011, y en los últimos años hemos comenzado a ver cómo los municipios también se suman a este desafío global.
En nuestro país, cuatro municipios han iniciado formalmente su incorporación a la OGP Local: Peñalolén (2020), Maipú (2022), y recientemente San Joaquín, Renca y el Gobierno Regional Metropolitano en 2024. Este avance no es menor, ya que representa una transformación en la manera en que los gobiernos locales se relacionan con sus comunidades, asumiendo el compromiso concreto con el desarrollo de planes de acción participativos, medibles y sujetos a revisión. Es un cambio de paradigma que trasciende la gestión técnica para abrazar principios democráticos en la práctica cotidiana, involucrando a los distintos departamentos y equipos profesionales del municipio.
Los planes de acción de Maipú y Peñalolén ofrecen referentes concretos para los municipios que se suman a la OGP. Maipú (2023–2024) elaboró su plan con más de 2.000 vecinos, definiendo compromisos en participación territorial, infancia, seguridad barrial y transparencia mediante datos abiertos. Peñalolén (2021–2024), en tanto, destaca por institucionalizar el enfoque de Gobierno Abierto a través de un Departamento especializado que coordina acciones en transparencia, participación ciudadana, rendición de cuentas e innovación. Ambas experiencias muestran que es posible integrar el gobierno abierto a la gestión local con planificación, participación y compromiso institucional. Estos municipios no solo avanzan en compromisos formales, sino que construyen capacidades, definen responsables y establecen mecanismos de seguimiento, demostrando que es posible integrar el gobierno abierto a la gestión municipal con seriedad y profundidad.
Estas experiencias sirven como modelo para los municipios recientemente incorporados, ofreciendo aprendizajes valiosos sobre cómo traducir principios globales en acciones locales concretas y sostenibles. San Joaquín, Renca y el GORE Metropolitano ya cuentan con avances en este proceso, el que no debe ser visto como una carga burocrática, sino como una oportunidad estratégica para fortalecer el vínculo con la ciudadanía, priorizar problemáticas locales con enfoque participativo, y robustecer la institucionalidad comunal en clave de transparencia y colaboración.
El valor de que los municipios formen parte de una iniciativa internacional como OGP no radica sólo en el prestigio, sino en la posibilidad concreta de vincularse con una red global de experiencias exitosas, contar con metodologías probadas, y disponer de instancias de acompañamiento y monitoreo externo. En términos prácticos, esto puede traducirse en herramientas para diseñar plataformas de datos abiertos, implementar sistemas de integridad municipal, o promover presupuestos participativos de manera efectiva.
El gobierno local es, por definición, el nivel del Estado más cercano a la vida cotidiana de las personas. Es allí donde se siente con mayor intensidad la falta de información, la ineficiencia o la ausencia de espacios de escucha. Por eso, avanzar hacia un modelo de gobierno abierto en lo local no solo es deseable, sino urgente. Las experiencias de OGP Local en otras latitudes muestran que es posible transformar las relaciones entre vecinos y municipios cuando existen compromisos concretos, plazos claros y mecanismos de seguimiento.
El desafío ahora es doble. Por una parte, apoyar a los nuevos municipios adheridos en la construcción e implementación de sus planes de acción, fortaleciendo y articulando sus capacidades de participación ciudadana e innovación pública. Y por otra, generar condiciones para que más gobiernos locales de todo el país se sumen a la Alianza. Esto requiere voluntad política, pero también capacidades técnicas, plataformas digitales de uso público, recursos humanos preparados y un compromiso institucional de largo plazo. El futuro del gobierno abierto en Chile pasa, necesariamente, por los municipios. Son ellos quienes pueden devolverle a la política su valor cotidiano, reconstituir la confianza en lo público y acercar la toma de decisiones a las comunidades. Lo que está ocurriendo con Maipú, Peñalolén, Renca, San Joaquín y el GORE Metropolitano es un primer paso. Pero si queremos avanzar hacia un Estado más abierto, colaborativo y justo, este camino debe ampliarse, fortalecerse y sostenerse en el tiempo. La Alianza para el Gobierno Abierto es una oportunidad que los municipios chilenos no pueden dejar pasar y el Estado debe comprometerse a apoyarlos activamente, pues fortalecer el gobierno local es fortalecer la democracia en su expresión más cercana a la ciudadanía.