Carta abierta en respuesta al informe “Impacto de la Reforma Educacional del 2015” escrito por el Dr. en Economía Miguel Lorca Espinoza del OCEC UDP
21.07.2025
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21.07.2025
Estimado Miguel:
Le escribo esta carta abierta a propósito de su informe “Impacto de la Reforma Educacional del 2015”, que resume su investigación sobre los efectos de la reforma educacional 2015-2016.
Después de leerlo muy interesada, me siento obligada a señalar ciertas omisiones que comprometen gravemente las conclusiones de su análisis sobre los efectos de la reforma al atribuir la caída de los resultados SIMCE únicamente a la misma, omitiendo otros factores contextuales y metodológicos, a mi juicio, decisivos.
Expongo algunos:
La pandemia 2020-2023 generó una crisis educativa a nivel mundial. Estudios de la UNESCO confirman que Chile tuvo pérdidas equivalentes a 1.3 años de aprendizajes en matemáticas. No se puede atribuir la baja post 2020 sólo a la reforma, cuando todos los sistemas educativos retrocedieron.
El estudio tampoco considera la inclusión de estudiantes psicodivergentes tras la Ley 21545, que incorporó en la educación pública y subvencionada a estudiantes con necesidades educativas especiales sin adaptar las pruebas estandarizadas.
Otra omisión es el hecho de que durante la pandemia se redujo la cobertura curricular de contenidos a sólo aquellos que MINEDUC consideró esenciales.
Tampoco considera el sesgo de género ampliamente documentado. Sabemos que los docentes suelen subestimar las capacidades matemáticas de las niñas, afectando promedios nacionales.
Por otro lado, me parece que su Informe cae en la trampa del post hoc propter hoc. En él se afirma que eliminar la selección académica «destruyó» los liceos emblemáticos, pasando por alto que esos establecimientos antes de la reforma 2015, – la de Bachelet, como dice EMOL – seleccionaban artificialmente al 5% de estudiantes con mejor rendimiento mediante pruebas excluyentes que negaban acceso al 95% restante, algo que, al menos en el servicio público, no debiera promoverse.
Comparar los resultados SIMCE atribuyendo una falsa causalidad es metodológicamente insostenible.
Me parece que la llamada «caída» podría estar reflejando principalmente la incorporación de alumnos diversos, no un deterioro de la enseñanza.
Leo en sus conclusiones,además, la idealización de un sistema educativo desigual. El informe lamenta la pérdida de «excelencia gratuita» en los colegios emblemáticos, omitiendo que menos del 3% de sus estudiantes eran de estrato vulnerable antes de la reforma.
Lo que más parecía privilegio para minorías que promoción de la movilidad social.
Otro error es que en el estudio se usa como referencia a colegios privados pagados, inalcanzables para el 90% de la población, contradiciendo la crítica a la privatización.
El estudio tampoco considera el reduccionismo inherente al SIMCE. Una evaluación de calidad debiera considerar no sólo rendimientos sino, insisto, inclusión. El informe ignora los avances en equidad de la reforma. El Sistema de Admisión Escolar terminó con prácticas discriminatorias como entrevistas a familias o cobros encubiertos. Hoy, un estudiante de una comuna vulnerable tiene más oportunidades de acceder a establecimientos diversos que en 2015. Este es un logro concreto que no se refleja en pruebas SIMCE.
Por último, es fácil darse cuenta de que las omisiones y errores antes señalados del estudio se sustentan en graves problemas metodológicos: No hay comparación con tendencias de países similares, por ejemplo, Uruguay o México según la OCDE, para aislar el impacto de la pandemia. Tampoco se desagregan datos por nivel socioeconómico, como señalé antes, considerando que los liceos emblemáticos hoy atienden a más estudiantes vulnerables que antes.
Otro error, es que se usan promedios brutos sin medir el progreso real de los estudiantes durante su trayectoria escolar.
Por último, pienso que sería interesante volver a realizar un estudio análogo considerando períodos comparables con datos contextualizados, como, por ejemplo, 2018-2019 con 2024-2025, y usando metodologías cuasi experimentales.
Muchos estamos de acuerdo con que la reforma 2015 requiere ajustes, qué duda cabe, pero no es legítimo responsabilizarla de todos los problemas del sistema educacional. Eso es reduccionista y polarizante. Nuestro país requiere fortalecer la educación pública con más formación y apoyo pedagógico. De nada sirve restaurar mecanismos que segregaban a los más vulnerables.