Desempleo y costos laborales: más allá del simplismo
16.07.2025
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16.07.2025
El autor de esta columna escrita para CIPER sale al paso, con datos, de las voces que vinculan el aumento del desempleo con el aumento del sueldo mínimo o la ley de las 40 horas. Sostiene que “los economistas, periodistas, políticos y divulgadores deben contar con rigurosidad para evitar hacer afirmaciones públicas de manera simplista, especialmente aquellos que cuentan con habilidades técnicas para analizar encuestas de hogares y con espacios estables en medios de comunicación. Se ha intentado instaurar en la opinión pública el discurso de que el incremento de los costos salariales es perjudicial para los trabajadores, y que por su propio bien estos deben aceptar menores salarios, renunciar a derechos ganados y aceptar peores condiciones laborales”.
Imagen de portada: Manuel Lema / Agencia Uno
En las recientes semanas diversos especialistas en mercados laborales han intencionado la idea de que el alza en la tasa de desempleo experimentado en el último mes se debe a la agenda de “incremento de costos laborales”. Pero al mirar con detención las estadísticas generadas por la Encuesta Nacional de Empleo (ENE), el panorama es un tanto más complejo. Los tipos de trabajo que están explicando el debilitamiento en la creación de empleo están muy poco relacionados con el aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reportó que la tasa de desempleo del trimestre marzo-mayo de 2025 fue de 8,9% aumentando en 0,6 puntos porcentuales en un año. Esto implica que existen 72 mil personas desempleadas más que hace un año, alcanzando un total de 918 mil personas en Chile que buscaron activamente un empleo sin éxito. Dado este escenario, diversos economistas, políticos y dirigentes gremiales han planteado que este fenómeno se explica por el aumento de los costos salariales impulsado por la actual administración desde el inicio de su mandato.
Dichos análisis pasan por alto la dinámica que ha tenido la tasa de desempleo desde fines de pandemia. Se decide explícitamente omitir que la tasa disminuyó consistentemente durante todo 2024, año en que se redujo la jornada laboral en una hora y se elevó el salario mínimo en 40 mil pesos, alcanzando los $500.000. Podemos sumar además otro factor, desde la segunda mitad de 2024 ha existido una continua destrucción de empleos informales, especialmente de trabajadores por cuenta propia, por lo que la informalidad no ha generado la absorción de mano de obra que usualmente proveía. La debilidad en la creación de ocupaciones, que explica el incremento del desempleo, no proviene de parte de las empresas del sector privado, quienes, durante el último año, continúan empleando cada trimestre más de 140 mil trabajadores adicionales.
Es claro que la cantidad de nuevos empleos generados por las empresas del sector privado no ha sido suficiente para absorber a todas las personas que desean trabajar, contrarrestar la destrucción de empleos informales y reducir el desempleo. Para lograr este objetivo, sería necesario más que duplicar la creación de empleos formales del sector privado. Sin embargo, dicha cifra solo superó los 200 mil puestos durante la recuperación postpandemia, y no existen registros de una creación tan alta desde 2018. De hecho, entre 2010 y 2025, el promedio trimestral de empleos creados —formales e informales— fue de apenas 90 mil.
Según diversos expertos y líderes gremiales, la debilidad del mercado laboral se debe a la agenda que ha incrementado el salario mínimo de 380 mil a 529 mil pesos, a mayo de 2025, y ha reducido paulatinamente la jornada laboral alcanzando 44 horas como límite hasta el momento. Según dicha argumentación se esperaría que la demanda de trabajo que hacen las empresas privadas, que son las que efectivamente pagan el salario mínimo o que experimentaron la reducción de una hora de la jornada laboral entre 2023 y 2024, disminuyera. Por lo tanto, el efecto esperado del aumento en los costos laborales sería una disminución del empleo formal en el sector privado, generando un aumento de la informalidad y del desempleo.
Sin embargo, las estadísticas del INE indican un fenómeno inverso. La informalidad se ha reducido consistentemente, mientras que la creación de empleo formal por parte de empresas privadas no ha mostrado signos de debilitamiento desde 2023.
A pesar del incremento sostenido del salario mínimo en los últimos años, la tasa de desempleo ha mostrado una evolución mixta. En un primer momento, se redujo marcadamente desde inicios de 2022 hasta el tercer trimestre de ese año, alcanzando un 8,0%. Posteriormente, comenzó a aumentar de forma continua hasta finales de 2023, alcanzando un valor máximo al 9,0% en julio-septiembre. Durante 2024, la tasa de desocupación volvió a disminuir en todos los trimestres, alcanzando nuevamente el 8,0 %. Sin embargo, en 2025 estamos presenciando un nuevo repunte, con dos aumentos consecutivos en los dos últimos reportes del INE.
Al analizar las últimas cifras de creación de empleo del trimestre marzo-mayo de 2025 por tipo de empleo, se observa que el debilitamiento en la creación de empleos no proviene por parte de las empresas privadas. En la siguiente tabla se puede observar que en doce meses la cantidad de personas con un empleo en Chile creció en tan solo 15 mil personas. Pero esta cifra es el resultado de todos los empleos formales que se crearon, 219 mil en un año, menos todas las informales que se destruyeron que fueron 205 mil. La mayor parte del crecimiento del empleo formal proviene del sector privado, mientras que la disminución de la informalidad se explica principalmente por la reducción del número de trabajadores por cuenta propia.
También podemos descomponer el crecimiento del empleo por el tipo de empleo generado, donde nos es posible evidenciar que estas 15 mil ocupaciones adicionales son el resultado de fuerzas contrapuestas. Por una parte, existieron 135 mil empleos adicionales que demandaron las empresas privadas, mientras que todos los otros tipos de empleo experimentaron una reducción, especialmente los asalariados del sector público y trabajadores por cuenta propia, con 62 mil y 53 mil empleos menos que hace un año. La reducción de estos tipos de empleo poco y nada tienen que ver con el aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral.
Además, es posible observar una fuerte reducción en los trabajos por cuenta propia informales, existiendo 123 mil menos que hace un año. Desde el trimestre septiembre-noviembre de 2024 la cantidad de trabajadores por cuenta propia informales se ha reducido de forma sostenida cada mes registrando su séptima caída consecutiva. Desde dicho trimestre también se ha registrado un incremento, de menor magnitud, en los trabajadores por cuenta propia formales. Por lo cual estos ex trabajadores por cuenta propia o tienen que salir del mercado laboral, buscar otras actividades informales o buscar otro tipo de empleo, pudiendo convertirse en desempleados.
La dinámica anterior se explica por la nueva ley de cumplimiento tributario sobre transferencias bancarias, que obliga a los bancos a informar al Servicio de Impuestos Internos (SII) sobre las personas que reciban más de 50 o más transferencias de personas distintas dentro de un mismo día, semana o mes. Según datos del Banco Central, el registro de empresas de menor tamaño, con ventas anuales menores a 200 UF, se ha incrementado consistentemente, alcanzando más de 4.000 nuevas empresas registradas cada mes desde octubre de 2024, alcanzando su máximo valor a 5.325 empresas en marzo de 2025.
En relación con la creación de ocupaciones formales del sector privado, que son la demanda de trabajo de las empresas que pagan las cotizaciones de salud y AFP a sus trabajadores, podemos observar que esta ha tenido una tendencia creciente desde inicios de 2023 y no ha declinado desde entonces. Al contrario, desde 2024 la creación de ocupaciones formales del sector privado ha promediado las 140 mil ocupaciones cada trimestre. A pesar de lo anterior, dicha expansión no es lo suficientemente vigorosa para absorber la reducción de la informalidad y ha tenido distintos patrones según el tamaño de empresa. Como es de esperar, la creación de puestos de trabajos formales en las empresas más pequeñas ha sido más débil que en relación con las más grandes como se ve en el gráfico a continuación.
Gráfico 1: Creación de empleo asalariado formal del sector privado por tamaño de empresa (número de trabajadores)
Los economistas, periodistas, políticos y divulgadores deben contar con rigurosidad para evitar hacer afirmaciones públicas de manera simplista, especialmente aquellos que cuentan con habilidades técnicas para analizar encuestas de hogares y con espacios estables en medios de comunicación. Se ha intentado instaurar en la opinión pública el discurso de que el incremento de los costos salariales es perjudicial para los trabajadores, y que por su propio bien estos deben aceptar menores salarios, renunciar a derechos ganados y aceptar peores condiciones laborales.
Contar con salarios bajos y condiciones laborales precarias no garantiza mayor empleo. Es entendido que las empresas privadas contratan trabajadores para producir bienes y servicios que son vendidos en el mercado. Por ende, si las expectativas de ganancia y venta de las empresas no van en incremento o no son estables, no existirá razón económica que fundamente la contratación continua de trabajadores. Por ejemplo, un restaurante no contratará más camareros o chefs porque sean más baratos si el local está vació u operando a media capacidad constantemente.
Un reciente estudio del Banco Central demuestra que el grado de sustitución entre capital y trabajo en las empresas en Chile es relativamente bajo, por lo cual las empresas no pueden expandir su producción solamente en base a contratar trabajadores, sino que requiere la adquisición de maquinaria y equipos para producir a mayor escala, que es lo que se conoce como inversión. La inversión es fundamental para la creación de empleo, pero es necesario adoptar y debatir un concepto de estabilidad macroeconómica que vaya más allá de mantener una inflación baja y una deuda pública estable. Se debe también ingresar a la ecuación la utilización estable de los recursos de la economía, es decir, tener una evolución estable de la demanda que hacen los consumidores a las empresas y corregir la inestabilidad cambiaria que han afectado seriamente las expectativas, rentabilidad e incentivos del sector exportador e importador.
El salario mínimo actual es de 529 mil pesos y los trabajadores asalariados tienen que trabajar 44 horas a la semana. Dicho monto resulta claramente insuficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia en Chile. Las personas sacrifican mucho tiempo de su vida trabajando y como sociedad tenemos que contar con mínimos civilizatorios que fortalezcan la cohesión social y entreguen algún grado de sentido y reciprocidad por contribuir a la sociedad mediante el trabajo remunerado.
No podemos eliminar el seguro de accidentes del trabajo, las vacaciones, pagadas, el seguro de cesantía, la indemnización por año de trabajo, o el post-natal porque hipotéticamente abarataría la mano de obra y estimularía la contratación cuando los problemas macroeconómicos de Chile son amplios y afectan profundamente al mercado del trabajo. Son amplias las variaciones que sufre el mercado del trabajo sin que haya algún cambio proporcional en las “rigideces” y los costes salariales. Por ello, abordar los problemas del empleo en Chile requiere políticas integrales que vayan más allá de reducir salarios o eliminar protecciones laborales. Se necesita, por ejemplo, fortalecer tanto la capacitación como la intermediación laboral, especialmente orientada a las más de 180 mil personas que llevan más de un año buscando empleo sin éxito, así como a ex trabajadores por cuenta propia.