Arancel al cobre, un nuevo desafío para Chile
14.07.2025
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14.07.2025
El autor de esta columna escrita para CIPER analiza los escenarios posibles ante el anuncio de Donald Trump de un arancel del 50% al cobre. Dice que el impacto podría no ser tan grande, pero que “el nuevo escenario podría llevar a que el corto plazo, por el alza de la incertidumbre, diversos proyectos de inversión puedan ser postergados hasta que el mercado vislumbre una mayor certidumbre respecto a las perspectivas de precio y evolución de la demanda”.
Imagen de portada: Codelco
El anuncio por parte de Estados Unidos de aplicar un arancel del 50% al cobre tomó por sorpresa al mercado, el cual reaccionó inmediatamente a la nueva información, llevando a los futuros del cobre a un alza sobre el 12% intradía entre el 7 y 8 de julio, para posteriormente mantenerse sobre los USD 5,6 la libra en la Bolsa de Metales de Londres.
Ahora quedan diversas preguntas, ¿efectivamente Estados Unidos implementará el arancel al cobre a principios de agosto tal como anuncio el presidente Trump o su porcentaje final será más acotado?, ¿el arancel se aplicará a todo tipo de cobre o será diferenciado por tipo de cobre ya sea concentrado o refinado?, ¿es posible que Chile tenga algún espacio de negociación para mitigar dicha alza y logre una tasa diferenciada respecto a otros países considerando que es el principal exportador de cobre refinado hacia Estados Unidos?, ¿el hecho de que Estados Unidos y Chile tengan un tratado de libre comercio vigente desde hace más de 20 años tendrá alguna relevancia practica para revertir en parte dicha decisión? La incertidumbre sobre el alcance del anuncio no permite dilucidar el equilibrio final.
La siguiente pregunta es el efecto de esta política comercial en la economía, tanto en el corto como en el mediano plazo. Para esto debemos reconocer varios elementos. En el corto plazo, el mercado se ha anticipado incrementando la demanda de cobre por parte de los compradores en Estados Unidos, lo cual explica el aumento del precio, por un shock transitorio de demanda, lo que lleva a que el presente impulso del precio no sea permanente. Sin embargo, esta alza del precio transitoria tendrá como consecuencia un aumento en el valor de las exportaciones de cobre tanto por mayor precio como mayor cantidad, así como mayores ingresos transitorios para el sector minero en el país, con impacto positivo, aunque acotado en las arcas fiscales, respecto al escenario previo. En los meses venideros, es esperable un ajuste a la baja de las importaciones de cobre refinado por parte de Estados Unidos, al haber incrementado su demanda en forma anticipada, previo a la entrada en vigor del arancel. Posteriormente, con un arancel vigente, el alza del costo de importación llevaría a un ajuste de la cantidad demandada, dada su elasticidad, en medio de ajuste de la oferta de cobre refinado en Estados Unidos, la cual es relativamente inelástica. En cuanto al precio en el mercado internacional, después de su alza transitoria, el precio debería volver a converger a sus niveles fundamentales.
En todo caso, son los efectos de mediano plazo los que configuran mayor complejidad. Si bien Estados Unidos depende en mayor medida de las importaciones provenientes de Chile, ya que importó desde el 2020 al 2024 un 65,5% de cobre refinado desde Chile, para este último las exportaciones de cobre refinado entre 2020 a 2024 hacia Estados Unidos representaron solo un 23% del total exportado en dicho periodo. En este contexto, ¿cómo se ajustará el mercado? La magnitud del ajuste vía cantidad dependerá de la elasticidad de la oferta exportadora de Chile y de la elasticidad de la demanda de cobre refinado en Estados Unidos al alza del costo de importación.
En todo caso, se debe considerar que el aumento de la capacidad de refinamiento de cobre en Estados Unidos que logre una significativa expansión tomará años. Este hecho conlleva a que el impacto de esta política comercial se trasladará a mayores costos de importación y encarecimiento de la cadena productiva para el cobre refinado en Estados Unidos. Es decir, se terminará pagando un precio más alto por parte del sector importador, lo cual se traducirá en mayores costos para producción de bienes industriales que utilizan el cobre como bien intermedio.
En el Informe de Política Monetaria de junio el Banco Central analizó el impacto de los aranceles implementados por parte de Estados Unidos a Chile, donde las frutas y el salmón son los principales productos sujetos al impuesto de importación y donde hasta el momento el cobre no estaba sujetos a aranceles. La conclusión es que el impacto económico negativo sería acotado sobre las exportaciones totales, llegando a ser solo de 0,1 puntos porcentuales del PIB, concentrándose el efecto en el año 2026.
¿Podría replicarse este escenario en el caso de cobre? Lo esperable en un contexto optimista es que el impacto en el neto sea negativo, pero acotado, siendo relativamente un poco mayor del estimado por el Banco Central para el resto de los bienes. Esto, debido fundamentalmente a la importancia relativa del cobre refinado exportado dentro del total, así como el mayor arancel aplicado respecto a otros bienes que ya están sujetos al del 10%. En todo caso, se puede considerar que los principales efectos se concentrarán más en el próximo año, cuando el mercado internalice el ajuste, mientras se consideren efectos indirectos del mismo, como es el efecto en el crecimiento del PIB en Estados Unidos. Esto, toda vez que este tipo de política impacta negativamente a la actividad, debido a un shock negativo de costos, junto al proceso de ajuste de la oferta local, cambios en los términos de intercambio y la profundización a partir de otras políticas comerciales de la apreciación del dólar, con incidencia negativa en la competitividad de sus exportaciones. Además, se debe considerar el canal de redireccionamiento de las exportaciones de cobre refinado producido en Chile hacia otros países, lo cual también será parte del ajuste de mercado como respuesta a esta política comercial por parte de Estados Unidos.
Asimismo, como producto de un nuevo escenario en el mercado del cobre, el efecto no solo se suscribe a las exportaciones del mineral rojo, también en las perspectivas de inversión en el sector minero, el cual dicho sea el paso, es el sector económico que lidera el impulso sectorial de la inversión en los últimos años, toda vez que la formación bruta de capital fijo se encuentra virtualmente estancada a nivel agregado. Por lo tanto, si bien las perspectivas de la Corporación de Bienes de Capital son auspiciosas en el quinquenio entre 2024 a 2028, el nuevo escenario podría llevar a que el corto plazo, por el alza de la incertidumbre, diversos proyectos de inversión puedan ser postergados hasta que el mercado vislumbre una mayor certidumbre respecto a las perspectivas de precio y evolución de la demanda.
Un elemento adicional es el momento del anuncio por parte de Estados Unidos, ya que este se da en medio del acercamiento de Chile a los BRICS (grupo de países liderado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), aunque, lo más probable es que sea solo una coincidencia en medio de diversos anuncios por parte de dicho país en materia arancelaria. No obstante, a nivel local se han gatillado suspicacias si el anuncio de arancel al cobre se dio como respuesta a dicho acercamiento. En este sentido, es poco plausible, primero porque Estados Unidos anunció un arancel adicional del 10% a aquellos países que se alineen con los BRICS, lo cual hasta ahora no ha ocurrido, mientras que el arancel al cobre es aplicado para todos los países exportadores de cobre, no a un país en particular.
Por último, este 2025 es un año con una alta incertidumbre sobre las relaciones comerciales e internacionales a nivel global, en medio de un auge de conflictos armados, pugnas geopolíticas, aceleración de cambios demográficos y tensiones migratorias, donde la principal economía del mundo busca un cambio estructural de sus relaciones comerciales con sus socios, así como incentivar un proceso relativo de reindustrialización. Este contexto es más complejo para economías pequeñas y abiertas, como es el caso de Chile. Por ende, la forma de hacer frente a estos desafíos es más integración comercial, búsqueda de nuevos socios y fortalecimiento de los equilibrios macroeconómicos fundamentales. En una economía que apuesta a la apertura comercial como parte de su estrategia de desarrollo, este tipo de shocks genera costos, pero también oportunidades para canalizar y potenciar nuevas relaciones comerciales.