CARTAS: Maltrato animal en refugios
11.03.2024
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
11.03.2024
Señor director: El 22 de febrero nos enteramos con mucha tristeza e indignación del estado deplorable en que se encontraban unos 150 perros en el refugio de la Fundación Almas del Camino, en Curicó. Había perros desnutridos, pelados y con parásitos, un perrito muerto y restos de una fogata con huesos en su interior. La señora Susana Padilla, dueña del refugio, fue detenida, pero liberada al pagar una fianza de $300.000.
Luis Galgo y la Fundación Ayuda Callejeros trasladaron a Santiago aproximadamente cien perros. Tres de ellos fallecieron, a pesar de los cuidados y atenciones veterinarias que se les otorgaron, lo cual da cuenta del estado de los animales rescatados. El resto quedó en el mismo recinto a cargo de personas y de la Municipalidad de Curicó.
Según la Ley 21.020, el Ministerio del Interior y Seguridad Nacional, a través de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, mantendrá un Registro Nacional de Centros de Mantención Temporal de Mascotas o Animales de Compañía, entre los cuales se encuentran los refugios. Al ingresar a la Subdere-Tenencia Responsable se observa un ícono que dice “Registro Nacional de Centros de Mantención Temporal de Mascotas o Animales de Compañía”. Al clickear, se lee que la solicitud de registro se realizará de forma presencial en la municipalidad correspondiente al domicilio del centro de mantención temporal. No es posible acceder al registro mismo.
Por otro lado, las fundaciones están inscritas en el registro civil, y es posible obtener su información y documentación formal de constitución y vigencia.
Una se pregunta, ¿cómo llegamos a permitir este maltrato en un refugio, donde supuestamente debería haber acogida, amparo, protección, cobijo, asilo, abrigo, socorro, ayuda?
Esperamos que las instituciones correspondientes realicen las fiscalizaciones necesarias para asegurar el bienestar animal en los refugios, y también velen porque los recursos estatales y privados que se entregan a las fundaciones realmente sean utilizados para los fines que ellas dicen perseguir.