Hace unos días se dieron a conocer los principales resultados de un estudio del equipo de investigadores liderado por el profesor Dante Cáceres, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. El estudio alerta sobre el posible efecto que a futuro puede tener en la salud de los niños la exposición a altas concentraciones de metales pesados, contenidos en sedimentos y material particulado respirable producto de relaves mineros, especialmente transportados por el viento desde la playa hacia la ciudad de Chañaral.
En ese estudio se señala que “niños expuestos a material particulado fino proveniente de relaves depositados en la bahía de Chañaral muestran una capacidad vital forzada disminuida, lo que podría afectar su desarrollo pulmonar, incrementando el riesgo de enfermedades crónicas respiratorias”1.
Estas evidencias se suman a otros resultados de investigaciones previas y en curso que, por lo menos, sugieren que éste es un problema que debe ser retomado con fuerza por la comunidad científica, eventualmente con apoyo de la industria, y sobre todo por el Estado; que de ningún modo se terminó con el simbólico baño del entonces presidente Ricardo Lagos en aquella playa el año 2003.
(El problema ambiental de Chañaral) de ningún modo se terminó con el simbólico baño del entonces presidente Ricardo Lagos en aquella playa el año 2003
La bahía de Chañaral de las Ánimas recibió directamente desechos de relaves mineros por casi cuatro décadas, entre 1938 y 1975, desde las labores de Potrerillos y El Salvador, entonces de la norteamericana Andes Copper Mining Company, situación que además contribuyó a un drástico cambio en la geomorfología de su línea de costa. Las capas geológicas que evidencian esta situación fueron expuestas por los socavones que dejó el aluvión de marzo de 2015, que causó su drástica erosión, dejando al descubierto no sólo el material producto del vertido de los relaves, sino también evidencias de aluviones previos ocurridos en la zona.
Pero lo más preocupante es la inquietud e incertidumbre en que se encuentra la población en relación a este tema y que es notoria cuando se visita la zona. Estamos ante una comunidad sometida a una importante amenaza que debiera ser escuchada e integrada al proceso que promueva una solución sostenible, y no sólo que sea mirada como parte afectada del problema.
Los sistemas naturales son metaestables, es decir, se les puede considerar en un equilibrio que puesto en perspectiva es sólo transitorio, pues se encuentran en constante cambio. Y ante situaciones dramáticas, necesariamente evolucionarán a una condición distinta. Un enfoque similar se podría aplicar a los sistemas socioambientales. Desde esta perspectiva, las comunidades de Chañaral y la quebrada del río Salado se encuentran hoy en una transiente, es decir, en pleno proceso de cambio luego del dramático impacto sufrido el año pasado –que volvió a poner en evidencia problemas históricos– cuyos efectos están patentes y continúan desarrollándose.
Chañaral no puede engrosar la lista de las mal llamadas “zonas de sacrificio ambiental”, un concepto que, por lo demás, debiera abandonarse para cualquier localidad por nefasto e indigno. Nefasto, pues predispone a la sumisión, al sometimiento, a la aceptación –casi religiosa– de una realidad de deterioro socioambiental como impuesta por algo superior, como si fuera un precio –o culpa– que necesariamente tenemos que pagar si queremos dar el pretendido salto al desarrollo; indigno, pues sugiere soterradamente la posibilidad del abandono o de medidas simplemente paliativas en el corto plazo, desconociendo el profundo arraigo de las comunidades a la tierra, desechando o dilatando la posibilidad de una real recuperación.
La naturaleza se recupera y las comunidades persisten, así por lo menos lo demuestran las evidencias geológicas, arqueológicas e históricas de ese desierto indómito de Atacama, el más árido del planeta. Las ciencias sociales, naturales y la ingeniería, pueden aportar enormemente a la remediación para catalizar un proceso que conlleve a una evolución y no a una retrogradación de la calidad de vida de las personas y el medio ambiente, o a una invisibilización de los problemas que los afectan; un rol activo y articulador por parte del Estado es esencial para ello.
¿Qué debemos hacer, entonces, para recuperar Chañaral, potenciar su gente, dignificar nuestra sociedad?Escuchar, responder y trabajar junto a las personas es fundamental para recomponer las confianzas, sobretodo en zonas de –urgente– recuperación ambiental.
(1) Yohannessen, K., Alvarado, S., Mesías, S., Klarián, J., Silva, C., Vidal, D. and Cáceres, D.D. (2015) Ex- posure to Fine Particles by Mine Tailing and Lung Function Effects in a Panel of Schoolchildren, Chañaral, Chile. Journal of Environmental Protection, 6, 118-128. http://dx.doi.org/10.4236/jep.2015.62014
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Siguen pasando los años y todavía no hay ninguna autoridad que haya realizado algo por nosotros, sigue muriendo gente de cáncer y ni siquiera tenemos estaciones de monitoreo de material a partículado, Chañaral sigue olvidado empeorando las cosas con los aluviones del 2015 y 2017.
Miguel | 04.11.2021
Cual es el motivo que tienen salir todos de las playas de chañaral quien da esa orden del desalojo
sergio godoy-mena | 14.11.2016
Craso error creer aun que el Estado (los gobernantes de turno) tomen medidas para proteger al ciudadano de a pie. Las elecciones no son nada mas que una comedia horrible y tragica que les da la oportunidad de creer que tienen alguna ingerencia en lo que es Estado tomara ya en funciones.
Juan | 06.11.2016
Estudio tras estudios...anà nlisis tras análisis...pero todo termina en eso. No se pasa a la acción. 1) que el Estado reconozca que los relaves son suyos. 2) que compense y 3) que los explote pues existian empresas interesadas en ellos..pero la burocracia chilena ganó.
Mauricio Rivera B | 04.11.2016 | Socio/a 2 años y 7 meses
Es difícil poder contextualizar una debacle ambiental de tamaña envergadura, cuando sus habitantes se han acostumbrado a convivir con este "cáncer silencioso" durante toda su vida, creo igualmente complicado que gran parte de la ciudadanía pueda dimensionar siquiera los efectos de nuestra realidad, esto, porque la transformación que ha sufrido nuestro puerto no ha sido solo ambiental, debemos entender que esta también fue geográfica. Solo sé de algunas referencias a nivel mundial en el cual el mar retrocedió a causa de la mano del hombre, pero esta transformación además de geográfica y ambiental, también ha sido política, económica, social y educacional, y digo educacional, porque de esta realidad ni el país, ni la región, ni mucho menos nosotros hemos aprendido nada de aquello que se hizo y que no deberíamos de repetir, ni si quiera es materia de discusión, debate o difusión a nivel de comunidades escolares, o porque no hay tiempo, o no hay recursos, o simplemente porque no es parte de aquello que debemos entender como curriculum... entonces hemos perdido tiempo y objetividad, y eso a larga nos pasará la cuenta. Tenemos seis kilómetros de borde marino al cual no se le puede sacar ni el más mínimo provecho en términos de recursos... cuantas otras ciudades quisiera contar con esa extensión de costa que nosotros tuvimos, pero esta muerta, no tiene nada, y esa es nuestra realidad. Yo creo que la intención de un debate ciudadano está, pero falta esa estrategia, esa jugada que permita poner esta problemática como tema central y de origen de casi todos nuestros problemas como comuna. de manera de que haya conciencia en todos y cada uno de nosotros, así serán cientos los que apoyen, y no los mismos de siempre que se condenen.
Socio/a 2 años y 7 meses
